Algo tiene el mar Caribe que nos atrapa una y otra vez. Sus famosas aguas cálidas y cristalinas de color turquesa, sus arrecifes de coral y su arena blanca hacen que sea uno de los lugares más deseados del mundo. Y hay una isla, que no es secreta, pero sí privada, que se ha convertido en el paraíso de los que buscan exclusividad y privacidad. Hablamos de Necker Island, una isla de 300.000 metros cuadrados en las Islas Vírgenes Británicas, propiedad de Sir Richard Branson, dueño también de la marca Virgin. Después de más de dos años de remodelación, tras el huracán Irma, la isla abre sus puertas más hermosa que nunca. ¿Es posible que Necker Island te sorprenda? Seguramente, porque aquí todo es excepcional.
- Surcamos el mar Caribe en el ‘Wonder of the Seas’
- Las islas más exclusivas del Caribe para unas vacaciones
- Secret Bay, exclusivas casas en el árbol en pleno Caribe
Un paraíso dentro de un paraíso
Sobre la isla se levanta un refinado complejo cuyo diseño y dimensiones están en armonía con el entorno.
Respetando la naturaleza del lugar, cuenta con una capacidad para 48 adultos y seis niños en casas de estilo balinés. Dispone de cinco piscinas infinitas, dos canchas de tenis y todas las comodidades que hacen de la estancia un paraíso.
Los huéspedes disponen de un equipo de 60 empleados que abarcan todas las necesidades, tanto de servicio, gastronomía como de entretenimiento. En esta isla hay un sinfín de rincones que visitar y actividades que realizar.
Absoluta privacidad
Todas las casas poseen increíbles vistas panorámicas al mar y «aunque no hay dos iguales, todas ofrecen total privacidad«, aseguran responsables de la isla. Además, disponen de una amplia terraza y algunas incluso tienen su propia piscina.
Se puede reservar de forma exclusiva, aunque en ciertas ocasiones del año, es posible alquilar habitaciones individuales.
Una noche en Necker Island sale por 128.000 euros e incluye alojamiento, pensión completa, traslado de ida y vuelta en barco desde los aeropuertos de Virgin en Isla Gorda o Beef Island, equipo de deportes acuáticos (kitesurf, vela, snorkel, buceo…) y traslado en barco entre Necker e isla Moskito, entre otros.
Como hemos dicho, a este lugar acuden los que buscan privacidad absoluta, pues si de algo presumen es de exclusividad. Aquí es donde años atrás, la princesa de Diana de Gales veraneó con sus hijos, al igual que Kate Winslet.
Santuario de bienestar
Su compromiso con el medio ambiente es una constante pues su objetivo es conservar las maravillas del entorno de manera natural. Utilizan energía renovable, políticas estrictas de abastecimiento de alimentos y protegen animales en peligro de extinción.
La isla privada cuenta con salas de tratamiento Samudra Spa, que combinan tratamientos relajantes y terapéuticos con un espacio tranquilo junto a la playa. No es la única isla privada en el mundo, pero sí una de las más exquisitas hasta el momento y con todo tipo de servicios que harán que no quieras salir de allí jamás.