En busca del paraíso perfecto, Isabel Preysler y su hija Tamara Falcó han elegido uno de los destinos más exclusivos del mundo para disfrutar de unos días de desconexión total: el Four Seasons Resort Maldives. Este resort de lujo, situado en el atolón de Kuda Huraa, es un santuario tropical donde el tiempo parece detenerse y cada detalle está diseñado para ofrecer una experiencia inigualable. Rodeado de aguas cristalinas, playas de arena blanca y un arrecife de coral espectacular, el Four Seasons Maldives combina el encanto natural de las islas con un nivel de servicio cinco estrellas que ha conquistado a celebridades y viajeros de todo el mundo.
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Isabel Preysler y Tamara Falcó en Four Seasons Resort Maldives
El resort cuenta con diferentes tipos de alojamiento, desde villas en la playa hasta bungalows sobre el agua, todos decorados con un estilo elegante y moderno, respetando la arquitectura tradicional maldiva. Las villas ofrecen piscinas privadas, acceso directo al mar, terrazas amplias, duchas al aire libre y, por supuesto, unas vistas al océano que quitan el aliento. El entorno invita al descanso absoluto, acompañado por el sonido del mar y la brisa tropical.
La mejor habitación: el lujo en su máxima expresión
Entre las opciones más exclusivas se encuentra la Sunrise Three-Bedroom Water Suite o su versión al atardecer, la Sunset Water Suite. Esta es la joya del resort: una villa de más de 240 metros cuadrados sobre el agua, con tres dormitorios, piscina infinita privada, terraza con hamacas suspendidas sobre el mar, y un diseño que garantiza privacidad total. Esta suite representa el epítome del lujo maldivo.
¿Y cuánto cuesta pasar una noche allí? El precio ronda los 15.700 euros por noche, dependiendo de la temporada y la disponibilidad. Una cifra sólo apta para unos pocos privilegiados, pero que garantiza una experiencia única, con todos los servicios incluidos y el trato personalizado que caracteriza a la cadena Four Seasons.

Una experiencia completa de lujo
Más allá del alojamiento, el resort ofrece una amplia gama de actividades y experiencias: tratamientos en un spa ubicado en su propia isla privada, clases de cocina local, snorkel, buceo con tortugas, surf, cruceros al atardecer o cenas privadas bajo las estrellas. La oferta gastronómica es otro de sus puntos fuertes, con restaurantes como Baraabaru, Reef Club y Café Huraa, donde se sirven platos internacionales y especialidades asiáticas preparadas por chefs de renombre.
Una de las joyas del resort es su spa. En Kuda Huraa, el spa se encuentra en una isla privada a la que sólo se accede en dhoni (barco tradicional). Los tratamientos combinan terapias tradicionales asiáticas con productos naturales. Puedes disfrutar de un ritual de sanación ayurvédica, masajes con vista al mar, tratamientos faciales rejuvenecedores y sesiones de bienestar personalizadas.

Además, puedes alquilar un yate de lujo (tal y como han hecho madre e hija) para hacer un crucero al atardecer y navegar entre islas desiertas. Para los más atrevidos, cabe mencionar que también ofrecen excursiones privadas para ver delfines, tortugas o simplemente disfrutar del océano con todo el confort a bordo.