Asturias es un paraíso natural, y por eso siempre es un plan apetecible. Sus prados verdes, su naturaleza, sus fantásticas playas, sus pueblos de cuento… Y por supuesto, sus grandes ciudades: Oviedo, Avilés -con su ya icónico Centro Niemeyer- y Gijón. Asturias es un buen momento para ir algún puente o escaparnos cualquier fin de semana. ¿Y dónde dormir? Muy fácil, en este hotel coqueto, y con historia, en San Esteban de Pravia: el Gran Hotel Brillante.
San Esteban de Pravia, pedanía de Muros de Nalón, fue uno de los puertos industriales más importantes de nuestro país. De hecho, su puerto industrial es histórico. Es un coqueto pueblo a orillas del río Nalón, vecino de San Juan de la Arena. Un pueblecito donde disfrutar de un fin de semana sin hacer nada y dormir en el hotel más bonito de la zona, el Gran Hotel Brillante.
Nació como la Pensión Brillante en 1905 y ha abierto en junio de este año como el Gran Hotel Brillante. En sus paredes han dormido personajes ilustres que le dan aun más valor a sus habitaciones: Mariano Fortuny, Joaquín Sorolla, Rubén Darío… «El celebre poeta, representante máximo del modernismo literario en lengua española, se alojó durante una etapa muy importante personal y profesional de su vida, en una habitación con espectaculares cristaleras de la entonces mítica Pensión Brillante. Hoy en día tenemos nuestra joya Gran Suite Rubén Darío, en su honor», nos explican desde el hotel. Y es que esa zona era conocida como la Suiza Española, y por eso a este pequeño pueblo asturiano viajaban muchas personas.
De aquella época podemos encontrar algunos detalles: la barra de la cafetería, el actual restaurante, con ese toque art decó. El suelo, en blanco y negro, por el que han pisado tantos huéspedes, sus molduras de escayola… También se ha heredado esa sensación de «hogar» que se percibe nada más pasar por la puerta. No es un hotel que acaba de nacer, es un hotel con esa sensación que solo tienen alojamientos con mucha historia.
Y para dormir encontramos habitaciones sofisticadas repletas de detalles: toallas bordadas, grifería dorada, cojines y tapicerías escogidas con mucho cariño, elegantes lámparas -con la firma de Otherlamps-, accesorios que te hacen sentir en casa… Tanto en sus habitaciones como en sus residencias, que tiene nombres de playas de la zona, vas a dormir -pigazu incluido- en la gloria. Y es que ese trato boutique de los hoteles pequeños también se nota. En el desayuno, donde recuerdan lo que tomaste el día anterior, o en las recomendaciones de la zona, que te dan como si fueras familia. ¿Hay mayor lujo que sentirse en casa fuera de ella?