El Nueva York más lujoso: hoteles, restaurantes y planes no aptos para todos
Nuestro plan de vida siempre incluye viajes y experiencias que nos gustaría vivir. Series, películas o las imágenes idílicas que vemos en Internet nos generan una necesidad de romantizar nuestra vida y acumular esa vivencia que nos enriquece como personas. Cientos son los destinos que nos generan ese recuerdo al que nos agarramos cuando nos ponemos nostálgicos y que nos muestra que nada es imposible. Si preguntas cuál es la aventura deseada de mucha gente, la mayoría coinciden en la respuesta. La ciudad tiene varias caras, pero sobre estas líneas la vamos a mostrar de una forma diferente. Sigue leyendo y descubre, de la mano de COOL, cómo es vivir 72 horas de lujo en Nueva York.
Todavía recuerdo la primera vez que pisé la ciudad, esa en la que Alicia Keys denomina en su canción Empire State of Mind como la jungla en la que los sueños se hacen realidad y en la que Melanie Griffith tomó el mando en Armas de Mujer. Miraba a lo alto, estupefacto, admirando la imponencia de sus edificios y el fulgor que se vive en sus calles. Con el avance de los años, la ciudad se ha convertido en lujo, asfalto, musicales y una muestra de la gastronomía más exquisita.
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La experiencia comprende muchos momentos, pero vamos a hablar del viaje, alojamientos, planes, gastronomía y la mejor forma de hacer shopping, de la mano de Turismo de Nueva York.
El viaje es lo más importante y tienes que asegurarte que esas seis o siete horas de vuelo van a ser cómodas, además de contar con todas las amenidades que puedas encontrar en el aire. Dentro del amplio abanico de las aerolíneas, Level es la escogida esta vez y su clase prémium, o popularmente llamada first class, es la forma más cómoda de volar y descansar antes de llegar a la gran manzana. La primera vista que tienes de la ciudad es idílica y es desde el aire. Entre las nubes que vislumbraba a través de la ventana, Nueva York se abría paso y noté cómo las luces de Manhattan me iluminaban la mirada. Si unimos eso al exquisito servicio del selecto asiento 1A, aterrizábamos en su asfalto en clave de lujo.
Los planes en la ciudad son muchos, pero el descanso es primordial y el espacio tiene que ser experiencial. La vivencia no es completa si no estás en el epicentro de esta jungla de asfalto y hay dos sitios que son el corazón de la ciudad: la quinta avenida y Times Square.
Alojamientos
The Langham, 5th Avenue, Nueva York
Ubicado en la reconocida quinta avenida, es una muestra de cómo el clasicismo del lujo se ha modernizado, pero no ha perdido ni un ápice de esencia. Cuando cruzas sus puertas, observas un concepto vestido por una multimillonaria colección de obras de arte del artista Alex Katz. Un espacio en el que el lujo actual y más actualizado cobra sentido. Abrir la puerta de la suite 807 me desveló un lugar clásico, amplio y vestido de madera.
Pasando una gran hilera de armarios, este espacio de 78 metros cuadrados comienza con un amplio baño, productos de Diptyque, ducha y una gran bañera, además de un curioso espejo con televisión. La zona de descanso te recibe con un escritorio y, detrás de él, una cama king size, que la rodean tres grandes ventanales. ¿Las vistas? Dos de ellas desvelan el ajetreo de la quinta avenida y la tercera te recibe con el imponente Empire State de noche. Cabe destacar el desayuno en su club privado, al cual sólo acceden aquellos huéspedes que estén alojados en estas exclusivas habitaciones. El precio de esta ronda los 1.800 euros por noche.
Hotel Knickerbocker
Es uno de los pilares del lujo de Nueva York y el motivo es simple. Fue uno de los primeros hoteles que comenzaron a formar el mundo elitista en la ciudad, y, desde su fundación en 1906, sus paredes han vivido la evolución de la isla. Aquí es donde residieron el tenor italiano Enrico Caruso y el dramaturgo estadounidense George M. Cohan, y el lugar en el que Rockefeller y Fitzgerald se reunían, martinis de por medio, en lo que una vez fue el 42nd Street Country Club. La estancia te hace vivir la vibración de Times Square y es que, a escasos pasos de su lobby, encontramos las grandes pantallas que son aclamadas en todo el mundo.
El piso 14 me recibió con una amplia suite, cuyo recorrido comenzaba con un extenso baño de mármol con ducha y productos de la casa francesa Diptyque, para luego encontrar una cómoda cama king size y un sofá donde sentarse mientras observas los cientos de luces que bañan la plaza más famosa del mundo, con un precio de 1.200 euros la noche.
La gastronomía es uno de los pilares de la ciudad y está claro que hay varias formas de vivirla en Nueva York. Si la quieres disfrutar en clave de lujo, no puedes dejar de visitar los siguientes:
Restaurantes
Clement
Sumergido en el lujo más clásico del reconocido hotel Península de Nueva York, este restaurante te ofrece una gastronomía de altura, además de un espacio privado donde se reúnen de forma cauta las grandes fortunas de la ciudad. Mientras debatíamos sobre la carta en un comedor reservado, nos sirvieron un champagne francés que se etiqueta sólo para ellos.
Para abrir boca, la mejor recomendación es empezar con el caviar de osetra, acompañado de blinis, huevo picado, cebollino, chalota y crema agria, además del tataki de atún que destaca por su sabor, complementado con aguacate, chile, mango, cilantro y pimiento amarillo. Los raviolis de langosta con coñac son el perfecto plato principal, puesto que la amalgama de sabores que se crea es un auténtico festival para las papilas. Todo ello resulta, más o menos, 400 euros el cubierto.
Charlie Palmer
En el cuarto piso del hotel Knickerbocker, a Charlie Palmer se entra por su aclamado bar, el cual tiene un aire a club clandestino y fue el lugar donde se inventó el Dry Martini hace más de 100 años. Un reservado discreto que comenzó con una selección de vinos de D.O Rioja y un menú que prometía, además de una experiencia gastronómica inmersiva en su historia.
Si eres amante de las carnes, este es tu lugar. Es complicado decidir entre los diferentes cortes que presentan, pero te recomiendo el ojo de bife de Black Angus que, bien hecho, es todo un manjar y la suavidad de la carne se une a su característico sabor. Como postre, nos sirvieron algo muy curioso, y es que consiguieron plasmar el Dry Martini en un helado con un suave toque de vainilla y degustarlo en su rooftop, mientras las luces de Nueva York te iluminan. Es una experiencia de lujo que tiene un precio de unos 300 euros por persona. Cabe mencionar que su azotea es de las más populares en año nuevo, puesto que se encuentra delante de la bola de Nochevieja y hay huéspedes que pueden llegar a pagar unos 3.000 euros por vivir la experiencia.
Planes
Los planes de ocio son bastante importantes a la hora de pisar la ciudad, a la vez que tener el City Pass y, para vivir esta experiencia de 72 horas de lujo en Nueva York, las recomendaciones son claras.
Rockefeller Center
Es uno de los lugares de visita obligada y si quieres hacerlo con guía, tienen un paquete exclusivo de 1.000 euros por persona. Pocos saben de su existencia, pero el tour comenzó con un video en una sala VIP, la cual tiene un acceso privado. Los edificios que componen el Rockefeller Center son conocidos, pero su historia real es poco sabida.
Se construyó en el momento de la gran depresión, año 1920, y fue el mayor proyecto de construcción privada realizado en los tiempos modernos. El desarrollo de los 14 edificios de estilo art déco comenzó el 17 de mayo de 1930 y fue completado en 1939. El constructor fue John R. Todd, y el arquitecto principal fue Raymond Hood, quien dirigió tres firmas de arquitectura, con un equipo que incluyó a Wallace Harrison, que posteriormente se convirtió en el arquitecto principal para la familia y en consejero de Nelson Rockefeller.
Muchos tienen su mirador en segundo lugar, dando más protagonismo al del Empire State, pero se equivocan. Además, cuenta con una nueva atracción y COOL fue uno de los primeros medios de comunicación en probarla. Bajo el nombre de Skylift, una plataforma giratoria te alza al cielo de Nueva York y te muestra la ciudad en 360 grados. ¿El secreto? Hazlo de noche y vive un momento mágico.
‘Harry Potter y el Legado Maldito’
Es verdad que Broadway es la meca de los musicales y si quieres disfrutar de un gran espectáculo, Wicked o MJ (Michael Jackson) son la mejor elección. Para los amantes de la magia, la historia creada por J.K. Rowling sigue con la siguiente generación en la que su hijo es el protagonista. Es en formato obra de teatro y los efectos especiales que tienen son increíbles. Los mortífagos volaban, los personajes desaparecían por la rendija de una cabina de teléfono y el fuego salía desde sus varitas. Una obra visual y entretenida con 6 premios Tony bastante merecidos y con un corte de 250 euros en platea.
Ballet en el Lincoln Center
Si eres amante de la danza o de la ópera, no puedes irte de la ciudad sin visitar alguna de las representaciones del Lincoln Center. Este icónico lugar se inauguró en 1962 y, desde entonces, el paso del tiempo ha ido adaptando una decoración interior que respira ciertos puntos de historia, combinados con detalles de luz en el techo que nos trasladan a la actualidad. Se acerca la época navideña y es el momento ideal para ver El Cascanueces, una de las obras que representa de forma idílica esta celebración que tan presente va a estar en las calles de Nueva York. En platea, el precio supera los 300 euros por entrada.
Jazz en el hotel Aman Nueva York
Actualmente es el hotel más lujoso y caro de la ciudad de Nueva York. Antes de entrar a un clandestino club de jazz, pudimos visitar el interior y es notable que la discreción es uno de sus mandamientos inquebrantables. Tan es así que puedes pasear por el hotel y no ver a otros huéspedes y los precios de sus suites más exclusivas se mantienen en secreto.
En una calle colindante a la quinta avenida, la entrada al club se hace a través de una sala con tuberías presentadas en clave de arte, para abrir dos tupidas cortinas rojas y ver donde se reúnen las grandes fortunas de Nueva York por la noche. El show es único, dinámico y lleno de ritmos que te hacen moverte en la silla.
Si prefieres otra opción, desde las alturas, su rooftop es perfecto. Discreto y lujoso, regala unas vistas incomparables. Mientras tomas tu cóctel con la mejor compañía, las luces del edificio de la joyería Tiffany & Co. iluminan cada espacio, acompañado del de Louis Vuitton, customizado como una maleta monólogo gigante de la marca francesa. Para los amantes de un Nueva York de lujo, este es el lugar indicado.
‘SUMMIT One Vanderbilt’
Es uno de los miradores más nuevos de la ciudad. El edificio fue construido, en 2020, por New Yorkers para New Yorkers. Del piso 90 al 93, la vista regala una perspectiva única de la arquitectura de la ciudad y se observa una imagen general de norte a sur y de este a oeste. No podría apartar la mirada, y mientras admiraba la ciudad, notaba el paseo de la arquitectura que evolucionaba del clásico ladrillo de la postguerra, pasando por el art déco, hasta llegar a los grandes rascacielos de cristal.
El piso 90 te da la bienvenida con amplias cristaleras y una vista de la ciudad que es complicada de comparar. En el 91 está Air Infinnity, una pequeña habitación inundada por la luz de la gran manzana y cubierta por orbes gigantes de plata, los cuales te hacen vivir un momento futurista mientras te bañas en la luz de Nueva York. En el 92 encontramos una experiencia inmersiva personal donde tú eres el protagonista, y todo culmina en la planta 93, que es tomar un refresco mientras sales a la terraza más alta de la isla. La experiencia completa supera los 100 dólares por persona.
‘Shopping’
París, Milán y Nueva York son las tres capitales protagonistas de la moda… Aunque esta última tiene la mayor meca del lujo del mundo: la quinta avenida. Grandes marcas internacionales se juntan en esta calle que tiene 10 km de largo y es el olimpo de los nombres referentes de la industria.
Saks Fifth Avenue, Nueva York
Uno de los departamentales más clásicos de esta jungla de asfalto, en la que se dan concierto las mejores marcas del mundo. Es la empresa sucesora fundada por Andrew Saks en 1867 y se incorporó en Nueva York en 1902 como Saks & Company. Su expansión se fue dando por todo el territorio estadounidense y se ha convertido en un símbolo de la cultura, teniendo sus cameos en películas como Clueless o la mítica serie Sexo en Nueva York. Armani, Gucci o Hermès comparten espacio con algunas nicho como AMI París, Marchesa o Pal Zileri.
Los servicios que ofrece son bastante exclusivos y si no te apetece recorrer sus plantas, tienes a tu disposición un personal shopper que te muestra las nuevas tendencias mientras te tomas una copa de champagne en una sala privada. Además, tienen un servicio de costurera in house, para que las prendas queden a tu medida y sólo tengas que preocuparte por recibirlas en el hotel.
Tiffany & Co.
Es una de las protagonistas de Desayuno con Diamantes y es el lugar perfecto para hacerte con una joya que te recuerde a la ciudad y vivir una experiencia de auténtico lujo. Desde que fue adquirida por el grupo LVMH, la tienda principal que colinda con Central Park y Louis Vuitton, ha sido reformada y cruzar sus puertas ya es un deleite para la mirada.
La mejor manera de asistir es bajo una cita, en la cual te harán una selección personalizada y podrás ver algunas de las últimas piezas de alta joyería que conforman sus colecciones. Desde sus relojes con diamantes de 128 quilates, pasando por su nueva colaboración con Jean Schlumberger o cualquier accesorio que termine en la icónica caja azul de la casa.
Neiman Marcus
Su origen se remonta a Dallas en 1907 y es uno de los almacenes referentes de Nueva York. Puede que no sea tan grande como Saks o Bloomingdales, pero la selección de diseñadores es bastante reducida y su espacio respira puro lujo. Ir de compras es toda una experiencia y su servicio de personal shopper te provee de un profesional que leerá tus gustos y te hará las recomendaciones más acertadas. Además, si decides volver, esa es la persona que siempre te atenderá, por lo que te permite crear una relación más cercana.
Es de los pocos departamentales donde se pueden adquirir piezas de Louis Vuitton o Chanel y el espacio se complementa con otras marcas de lujo como Saint Laurent, Manolo Blahnik, Óscar de la Renta e incluso Versace.
No os voy a mentir, Nueva York es la ciudad que me enamoró. Desde que la pisé por primera vez en 2010, siendo un joven con 19 años que viajaba sólo a estudiar, la gran manzana me enseñó que los límites somos nosotros, que todo es posible si lo persigues, si lo peleas. 14 años después, he conocido una cara de la ciudad que sabía de su existencia, pero es para pocos. En este viaje, he descubierto un Nueva York camaleónico que sigue conservando la magia que desprende su nombre.