¿Imaginas alojarte en un avión convertido en una villa de lujo? Así lo hace realidad el hotel Private Jet Villa, un Boeing 737 abandonado en un acantilado en Bali y transformado en una villa de lujo con vistas a la playa de Nyang-Nyang en Bali, Indonesia. La Private Jet Villa by Hanging Gardens, se inauguró oficialmente en marzo de 2023, pero ha comenzado a recibir reservas este mes de julio con una tarifa aproximada de 7.000 euros la noche. Es una creación del empresario Felix Denim, el artífice de este sueño y propietario de la exclusiva cadena hotelera Bubble Hotel Bali, un alojamiento de lujo único por todo el mundo que permite a los huéspedes dormir bajo las estrellas con todas las comodidades posibles.
Comprarlo no fue fácil: justamente cuando él presentó su oferta, un empresario chino la superó, quedándose este con el transporte aereo. Su idea era volver a montarlo en su país de origen, para entrenar a pilotos. Sin embargo, Demin logró convencerlo de que lo mejor que podía hacer era vendérselo, y, finalmente, se quedó con el codiciado avión.
Una de las fases más alucinantes de este proyecto tuvo lugar a la hora de transportar el Boeing de Bali, donde estaba ubicado en un principio, a Pecatu, a unas tres horas por carretera.
Cinco días, las 24 horas de cada uno, hicieron falta para llevar a cabo la tarea que se zanjó con cables de la luz cortados por los tráileres, árboles podados sobre la marcha e inesperados percances.
El resultado es un hotel-villa de súper lujo, con un interior que respeta sus materiales originales y que ha apostado por colores claros y neutros a los que se han agregado elementos de mármol travertino, metal y latón para realzar la sensación de lujo que se respira en todo el complejo, pero sin perder su toque minimal.
Cuenta con dos dormitorios con camas de tamaño extra grande, vestidores y dos baños en suite, uno de los cuales ocupa la antigua cabina del piloto y tiene un jacuzzi de piedra con vistas al océano Índico. La antigua cabina de clase ejecutiva ahora la ocupa una sala de estar con sofá cama, un comedor y una pequeña cocina bien equipada.
Y como no mencionar que en un lateral del avión se abre y se puede acceder a una sofisticada terraza instalada en una de las alas, en un espacio recubierto de mamparas de vidrio para evitar que algún distraído caiga al precipicio.
A un lado de esa ala se encuentra la piscina infinita, con tumbonas y sombrillas para darle un toque chic. Por otro lado, la otra ala protege a un espacio chillout, con sofás y una pequeña hoguera -que sólo tendría utilidad por la noche, dado el húmedo y caluroso clima de Bali-.