Alfonso XIII, tras una gira por Europa, vio magníficos hoteles en ciudades como Londres y el hotel Savoy, el Ritz de París… Y se dio cuenta de que en Madrid faltaba un alojamiento a la altura. Y no sólo eso, el Monarca iba a contraer matrimonio con Victoria Eugenia de Battenberg y necesitaba un hotel para albergar a tanta gente. Así nace el Hotel Ritz -ahora Mandarin Oriental Ritz-, inaugurado en 1910 por el propio rey. ¿Tiene sentido casarse en un hotel que nació para una boda? Es cerrar el círculo. Ubicado enfrente del Museo del Prado, con la belleza de un edificio histórico, y a dos pasos de la icónica Iglesia de Los Jerónimos, el Mandarin Oriental Ritz es uno de los alojamientos en los que celebrar tu boda.
Feria de bodas
Por esa razón, el hotel ha celebrado su tercera edición de la Wedding Fair, la mejor manera de conocer cómo es casarse en el Ritz. «Mandarin Oriental Ritz cuenta con un equipo experto de wedding planner que, bajo los principios de personalización y flexibilidad, acompañan a la pareja en cada paso», explican desde el alojamiento. Casarse en un hotel es buena opción, y más en uno de los hoteles más emblemáticos del centro de Madrid.
Así se transforma el hotel
Las suites del hotel se convierten en el rincón perfecto para prepararse para el gran día, entre ellas, la Suite Torrent, una de las más bonitas. El lugar ideal para que la novia se prepare ese día… Para descansar y sacar lo mejor de las novias antes, Paz Torralba, de The Beauty Concept -quien está detrás del spa del hotel- hace hincapié en lo importante que son los tratamientos previos a ese día. Hacerse un tratamiento el día de antes te permite brillar como nunca.
Los salones disponibles para celebrar una boda son dos: el Real y el Felipe IV. «Ambos tienen luz natural y son únicos, además de exclusivos, y son ideales para recrear una atmósfera de cuento«, nos explican. Para llegar a ellos, el camino también deja sin habla: se pasa por el majestuoso lobby y su preciosa cúpula de cristal. Y todo se decora con flores de Brumalis.
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Los salones, la cubertería…
El Salón Real es el más grande, en el que caben 200 personas, y es ideal para esas bodas con un toque principesco, para las más clásicas. «Destaca por sus amplios y altos ventanales, un techo profusamente decorado y vistas al Museo del Prado» y destacan, además, su suelo de parquet. Las mesas se realizan en colaboración con Cashmere, que tiene un sinfín de mantelerías, cuberterías y vajillas, para que cada pareja de novios elija la mesa de sus sueños.
¿Y algo que no podemos encontrar en una finca fuera de Madrid…? Salir a la magnífica terraza del hotel, con unas preciosas vistas al Paseo del Prado. Uno de esos rincones en los que, si es de día, el sol madrileño permite un aperitivo al aire libre o disfrutar de un vino primaveral. O hacer algunas de las fotos más bellas de la boda.
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La gastronomía de la boda
Y algo importante, los grandes hoteles tienen grandes cocineros detrás… Lo que da seguridad en el menú de una boda. En este caso es Quique Dacosta «que expresa una creatividad culinaria a través de una amplia gama de propuestas gastronómicas», explican desde el Ritz. ¿Y algo que no hemos pensado y que también es importante cuando te casas en un hotel? «El hotel es un punto de partida perfecto para la luna de miel. Despertar con vistas al Triángulo del Arte de Madrid hará sentir a cualquier pareja la protagonista de una boda de cuento».