La ciudad de Bath es un lugar con historia. Es un sitio especial por todo lo que ha sucedido en sus calles, porque ya en la época romana Aqua Sulis era un lugar conocido gracias a sus aguas termales. Precisamente estas aguas han convertido la ciudad en uno de los lugares más elegantes de la zona. Todo gracias a Ana Estuardo, que pasó grandes temporadas en la ciudad antes de convertirse en reina. Tras subir al trono y seguir acudiendo a Bath, se convirtió en el place to be del país en el siglo XVIII.
Con más de 5.000 edificios protegidos, Bath es una joya arquitectónica repleta de elegancia. Todo gracias al arquitecto John Wood y a Beau Nush que ayudaron a la transformación de la ciudad como un centro turístico de lujo. Nobles y turistas ricos empezaron a comprar segundas residencias y a pasar grandes temporadas en este rincón del condado de Somerset. Es en este momento, a partir de 1702, cuando surgen lugares como la magnífica plaza The Circus, Royal Crescent con unas epatantes vistas al Victoria Park… Todos ellos con elegantes apartamentos que siguen siendo, a día de hoy, sofisticados. Todos ellos de estilo neoclásico, inspirándose en las termas romanas que han hecho de Bath icónica.
También surgieron las Grand Pump Rooms y las Assembly Rooms, que ayudaron a que creciera la vida social en la ciudad. Junto a todos los avances arquitectónicos de la ciudad, Nash se hizo un hueco en la sociedad inglesa organizando las mejores fiestas de la zona. Traía a los grupos de moda de Londres para que tocaran en los bailes, proponía llenar las calles de flores, ayudaba a que se tejieran nuevas relaciones sociales entre aquellos que venían a disfrutar de Bath… Las tertulias con escritores y periodistas estaban a la orden del día, incluso imperaba un código de buena conducta entre aquellos que iban a las termas, por lo que la buena educación estaba presente en el día a día de la ciudad. Todos estos detalles han hecho de Bath una ciudad elegante en todos los sentidos.
Por todas estas razones la flor y la nata de la sociedad inglesa, la alta burguesía georgiana, siempre estaba en Bath. Paseando entre sus calles, por el puente Pulteney, uno de los más bellos de todo Reino Unido. Prior Park también es uno de los enclaves más bonitos de la ciudad, con uno de los pocos puentes palatinos que existen. También está construido por John Wood, el gran arquitecto de Bath, y pertenecía al empresario y filántropo Ralph Allen.
Mires donde mires en Bath se respira elegancia. En cada uno de sus rincones encontramos una tienda coqueta, un restaurante bonito, un elegante apartamento. Desde que en el siglo XVIII Bath se convirtiera en el lugar de moda, no ha perdido su esencia. Por eso es la ciudad más elegante de Inglaterra. Por eso es Patrimonio de la Humanidad.