En la vida de Alba Abiega, donde antes reinaba la efervescencia del mundo directivo de la automoción, hoy manda la paciencia y la constancia entre viñedos de la Ribera del Duero. La vida la llevó de una de las mayores disruptivas y transformadoras del mercado a nivel mundial, Tesla, a un pequeño pueblo de 179 habitantes, en la provincia de Burgos, Olmedillo de Roa. Donde encontramos el nacimiento de una nueva bodega en la Denominación de Origen castellano leonesa: Alba en Ribera. Una historia tan distópica como apasionada que hemos descubierto de la mano de su fundadora.
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¿Cómo puede alguien cambiar Tesla por Ribera del Duero? Seguramente una de las primeras preguntas que sobrevuelan la cabeza de todo quien escucha hablar de Alba Abiega por primera ves. Hablamos de Alba tras la historia de la mujer que dejó Tesla para fundar una bodega. Pero detrás de esta decisión se encuentra una historia de familia, respeto por el cultivo Ribera del Duero y legado.
Quizá juegue un factor importante, como señala, que naciese un 28 de septiembre «en plena vendimia». Pero hay otro factor también importante, la figura de su padre Enrique Abiega. Un pionero en la cosecha de viñedos cuya historia en Ribera emerge en el contexto del crecimiento de las Denominaciones de Origen.

Nos remontamos entonces a los años 90, cuando se crean las denominaciones de origen, «muchas familias de La Rioja buscaban crecer hacia otros territorios y otras denominaciones. Entonces mi padre exploró el territorio de Ribera del Duero y fue ahí cuándo se enamoró de la tierra y decidió, a nivel personal, invertir en un terreno y hacerse viticultor». Preservando, por una parte, el trabajo en las bodegas de Rioja y, por otra parte, «la más personal», su pasión como viticultor y agricultor en Ribera del Duero.
«Tenemos que seguir trabajando en esa imagen de marca para que el vino nacional continúe creciendo más y más»
Sus viñedos han sido proveedores de algunas de las bodegas más prestigiosas de la Ribera del Duero vendiendo sus uvas durante más de 24 años. Pero hoy son la base de la bodega Alba en Ribera en Olmedillo de Roa. «Es una finca que hemos estado cuidando durante los últimos 30 años, donde mi padre lo que hizo fue traer los métodos de cultivo más profundos de Rioja a Ribera».

Así que si a Alba le preguntamos sobre por qué eligió Ribera, su respuesta es clara: «Porque fue ahí donde mi padre Enrique Abiega tuvo la visión en los 90 que era donde le gustaba más el fruto y porque creemos que está produciendo unos vinos que se acerca a lo que la gente demanda. Vinos más ligeros, más afrutados y con menos crianza.» Ahora el protagonista no es su fruto, sino su producto.
Lanzó su primera añada a principios de septiembre, apenas dos meses atrás, con una salida al mercado de 40.000 botellas bajo la etiqueta Desde Zero. La primera de las tres referencias que esperan ver en el mercado en los próximos años, «la siguiente, un crianza en 2026″.
Ahora bien, será la evolución en barrica de esta primera añada la que determine cuándo veremos los frutos de la tercera. «Ahí es donde necesitas la paciencia, la serenidad y la confianza» que Alba ha aprendido observando a su padre en la industria del vino. «En inversión hay un decalaje desde el primer momento muy importante desde el momento en el que inviertes en la finca, pero es una apuesta donde tiene que haber cabeza y corazón.»

Desde luego no es una historia cualquiera y es que, detrás de alguien a quien hoy encasillamos bajo el oficio de bodeguero, hubo una directiva. Pero para comprender cómo Alba Abiega pasó de ocupar un puesto en Tesla a fundar una bodega en Ribera de Duero habría que incidir sobre sus antecedentes en la industria del vino. Sobre cómo, siendo la única riojana de la familia, con padre alavés y madre asturiana y tras pasar más de 20 años en los despachos, decidió ceder a su pasión por sus raíces y el proyecto familiar para abrir su primera bodega.
«Mi paso por Tesla me dio una visión estratégica e importante, una gran capacidad de gestión que hoy aplicamos a la bodega»
Pregunta: ¿Cómo llegas a una empresa como Tesla?
Respuesta: Yo después de haber estado ocho años en una multinacional americana me llaman de otra empresa por un proyecto que me interesa, que me motiva mucho y acabo moviéndome de publicidad a automoción. Luego, después de pasar ocho años en el sector de automoción en esta multinacional inglesa me llaman a desarrollar el mercado de vehículos eléctricos. Es ahí donde Tesla se fija en mi perfil y acaba contratándome.
P: ¿Cómo ha influido esa experiencia en tu expertise para la bodega?
R: Al final Tesla, como cualquier otra multinacional, era un trabajo en el que tenías siempre un componente de rapidez, de inmediatez, de alta adrenalina importante. Realmente definiendo e implementando estrategias para salir al mercado. Yo creo que todo eso me ha dado una visión estratégica e importante, una gran capacidad de gestión que hoy aplicamos a la bodega. Al fin y al cabo, montar una bodega no deja de ser abrir las puertas de un negocio en el que necesitas proveedores, procesos, un equipo y una parte comercial que he hecho en mi vida.

«Antes vendíamos uva a algunas de las bodegas más prestigiosas de Ribera del Duero. Hoy tenemos nuestra propia etiqueta»
P: ¿Dirías que hay algo en común entre tu trabajo en Tesla y dirigir una bodega?
R: Dentro de lo que es pura gestión, entendiendo la bodega como tal, hay cosas que son muy parecidas. Lo que es muy diferente es, obviamente el producto final, y la pasión y la motivación que despierta en mí despierta. No sólo el tener ahora un negocio propio que lleva mi nombre y que hace que mi compromiso sea absoluto, también el hecho de tener un producto que enamora. Todo esto te da satisfacciones que para mi son más profundas, ya que te acercas al campo y tienes que tomarte las cosas con más paciencia.
P: Ahora vas a pasar a ser empresaria, habiendo tenido como referencia en tu anterior cargo a una figura como Elon Musk, ¿qué destacarías de él como empresario qué te gustaría aplicar en esta nueva etapa?
R: De Tesla aprendí que hay que atreverse a probar y si sale mal, cambiar la fórmula para tener éxito. Esa mentalidad de aprender y desafiar al error es algo que me ha cambiado y que valoro.

«En la inversión vinícola hay que tener cabeza y corazón. La paciencia es la clave»
P: Habiendo pasado tanto tiempo en el extranjero pero siempre con ese ojo puesto en la industria del vino, ¿Qué lectura harías de la posición del vino nacional en el extranjero?
R: Yo creo que hay otros países u otras denominaciones que parece que se han instalado en una percepción de marca muy premium. Véase Francia, Italia… Yo creo que nosotros teniendo vinos, no solamente iguales sino posiblemente mejores, tenemos que seguir trabajando en esa imagen de marca para que el vino nacional continúe creciendo más y más.
P: ¿Cómo llevarías a cabo esa evolución desde tu visión empresarial?
R: Yo creo que tenemos que seguir haciendo lo que hace la Denominación de situar a España en su lugar en convenciones y ferias internacionales. Y nosotros, las bodegas, tenemos que seguir defendiendo y contando nuestra historia. A quien tenemos que llegar es al consumidor final y conseguir que entiendan de dónde venimos y por qué lo que hacemos es tan especial.

P: Entremos entonces en vuestra botella. Primera vez haciendo vino.
R: Así es, nosotros antes dejábamos el cien por cien de nuestra producción a la venta de uva a algunas de las bodegas más prestigiosas de Ribera del Duero. Hemos hecho vino por primera vez el año pasado cuando dijimos «oye, con la experiencia y la ilusión que tenemos, ¿por qué no lo intentamos?». Así surgió Alba en Ribera y nuestro primer vino, que salió a la venta el 1 de septiembre: Desde Zero.
P: ¿Quiénes os han acompañado en este proceso?
R: La bodega es de índole familiar. Detrás de la bodega realmente estoy yo y mi padre en el rol de consejero. Nosotros cuando montamos Alba en Ribera supimos que necesitábamos un gran equipo y entonces tenemos una enóloga maravillosa, Silvia García, que hace magia con los vinos; el personal de comunicación y prensa que nos ayuda a crear marca.
Y nuestra apuesta es por invertir en seguir creciendo en hectáreas, en seguir cultivando viñedo propio, así que de momento estamos instalados en la bodega de unos amigos. Sí que el día de mañana queremos tener una bodega propia, pero con la restricción de Ribera del Duero del año que viene de aumentar las plantaciones tenemos otras prioridades.
«Es un vino muy afrutado, con una acidez equilibrada y un paso en boca redondo. Un Ribera del Duero diferente»
P: Entramos en Desde Zero, ¿Qué nos vamos a encontrar cuando la descorchemos?
R: Nosotros entendemos que el vino empieza en el momento en el que te fijas en la botella y en que el vino tiene que vestir una mesa. Le hemos dado mucha importancia a la etiqueta para que sea una invitación a disfrutar. En la etiqueta lo que vemos es un rosetón del siglo XIX con el que queremos meter cierta clase y seriedad a la etiqueta. Y luego, para darle la alegría y la energía tenemos esas hojas de vid en color naranja que hacen contraste con el rosetón.
En cuanto lo descorchas lo primero llama la atención es la intensidad de su color. Tiene una nariz muy afrutada, es un vino que sabe mucho a fruta por esta parte. Además de una acidez muy equilibrada. Luego, en boca es un vino muy redondo y fácil de disfrutar, en el sentido en que no tiene ni exceso ni defecto. Simplemente está en muy buen equilibrio donde se ve la redondez de la barrica de roble francés. Yo creo que con este vino van a descubrir un Ribera del Duero algo diferente.
