Bajo la batuta del director alemán Christian Thielemann, la Orquesta Filarmónica de Viena brilla en el concierto de Año Nuevo de 2024. La majestuosidad y la elegancia tradicional de esta cita musical abraza, como cada año desde 1939, los valses de Strauss. Un concierto que marca el inicio del nuevo año en la Sala Dorada del Wiener Musikverein y que es retransmitido en directo a más de 90 países del mundo. Sin duda, uno de los momentos más esperados del concierto son los bises pues es cuando la orquesta felicita el Año Nuevo e interpreta el vals de ‘El Danubio Azul’ y la ‘Marcha Radetzkey’ con todos los asistentes siguiendo el ritmo con las palmas. Ahora bien, ¿merece la pena pagar hasta 1.200 € por asistir?
Es uno de los conciertos más esperados del año, tal es así que solo los bolsillos privilegiados pueden disfrutarlo. Los asistentes pueden llegar a pagar más de 1.200 €.
Debido a la gran demanda de entradas para este concierto se realiza un sorteo a principios de año, a través de su página web. Así pues, desde el próximo 1 hasta el 28 febrero se comenzarán a aceptar los registros en la web para participar en el sorteo de entradas de 2025. Otra opción es acudir a determinadas agencias de viajes, que tienen entradas garantizadas. De tal modo que al contratar el viaje podrás acceder al concierto.
Christian Thielemann repite en la Filarmónica de Viena
No es la primera vez que Christian Thielemann dirige la Orquesta Filarmónica de Viena. En 2019 fue su primera vez y ha colaborado a lo largo de toda su carrera de manera estrecha con la Filarmónica. Es reconocido, sobre todo, por su maestría en la interpretación de la música de Richard Wagner. Tal es así que ha dirigido producciones operísticas ‘wagnerianas’ en festivales de renombre como el Festival de Bayreuth.
Aunque Thielemann es conocido por su enfoque en la música alemana del Romanticismo y la época clásica, también ha dirigido obras de compositores de otras épocas y estilos.
Una tradición que se remonta al siglo pasado
El primer concierto de Año Nuevo en Viena se celebró en 1939 como un evento destinado a animar el espíritu durante tiempos difíciles, aunque también se dice que fue para recaudar fondos para el bando de Hitler… Desde entonces, se ha convertido en una tradición anual.
Una tradición habitual es que, al final del concierto, los músicos de la Filarmónica de Viena llevan flores de edelweiss al director y a los solistas. Esta y otras curiosidades añaden encanto al concierto. El concierto se lleva a cabo en la Sala Dorada (Goldenen Saal) del Musikverein, un lugar histórico y conocido por su acústica excepcional y arquitectura impresionante.
Musikverein
El Musikverein fue inaugurado en 1870 y ha sido un centro importante para la música clásica desde entonces. Diseñado por Theophil Hansen, un destacado arquitecto neoclásico, la Sala Dorada es la sala principal y es famosa por su forma rectangular y su techo abovedado.
La Sala Dorada cuenta con un órgano impresionante, conocido como el «Brucknerorgan», en honor al compositor Anton Bruckner. Este órgano, inaugurado en 2011, es uno de los más grandes de Europa y complementa la belleza musical de la sala.