El Arte Renacentista se caracterizó por el razonamiento, el conocimiento y la individualidad, recuperando la tradición artística de la antigua Grecia y Roma. Fue el renacer de los valores de la Antigüedad clásica y tuvo origen en el s. XVI en la región de Italia, desde donde se extendió al resto de Europa. En España, la influencia de Leonardo Da Vinci, Rafael y Miguel Ángel vino de Nápoles. Este capítulo artístico y desconocido del Renacimiento europeo es el que nos muestra, hasta el 29 de enero, el Museo del Prado en su exposición ‘Otro Renacimiento. Artistas españoles en Nápoles a comienzos del Cinquecento’.
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‘Otro Renacimiento. Artistas españoles en Nápoles a comienzos del Cinquecento’, se compone de 75 obras (44 pinturas, 25 esculturas, cinco libros y un retablo). Algunas de ellas, como el ‘Brevario-Misal de Fernado el Católico’ (1506-07), que procede de la Biblioteca Apostólica Vaticana, se exhibe al público por primera vez.
Uno de los comisarios de la exposición explica que la muestra enseña, por un lado, la consolidación de España como potencia hegemónica en Europa y, por otro, el poder de Nápoles como potencia cultural. Al estrechar lazos ambos países, España se desliga del estilo gótico que tenía tan arraigado y se abre hacia el renacimiento.
Artistas españoles en Nápoles
Maestro del Retablo de Bolea, Pedro Fernández, Bartolomé Ordóñez, Diego de Siloé, Pedro Machuca y Alonso Berruguete, entre otros, viajaron a Nápoles para descubrir los mecanismos y el lenguaje cultural en el Cinquecento.
Tras su estancia en Nápoles, estos artistas regresaron a España, convirtiéndose en embajadores del Renacimiento en nuestro país.
Un episodio de la historia poco estudiado
Con motivo de la exposición, el Museo ha publicado un libro homónimo donde se explica que la muestra «aborda de manera novedosa este particular momento que no ha ocupado un lugar preeminente en los estudios sobre el renacimiento europeo y la ‘españolización’ de Italia».
El director del Museo Nacional del Prado, Miguel Falomir asegura que «sin esta experiencia napolitana, el Renacimiento español sería muy distinto».