Cuando se habla de la historia del bonsái, existe mucha confusión respecto a su origen, ya que es de todo menos simple. Aunque nos recuerden a Japón, proceden de China, tampoco es un tipo de árbol… ¿Te pica la curiosidad? Hoy te contamos todo sobre este místico árbol milenario.
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Un ‘árbol’ milenario y sagrado
El arte del bonsái nace en China, hace aproximadamente 2.000 años y ha sido, y sigue siendo, objeto de culto para los monjes taoístas. Simboliza la eternidad y representa un puente entre lo divino y lo humano, entre el cielo y la tierra.
El bonsái, o 盆栽, es un arte y una tradición que ha perdurado durante más de dos mil años y se ha expandido por el mundo. Bonsái es una palabra japonesa que significa ‘árbol en maceta’. Sin embargo, el término proviene originalmente de la palabra china ‘pun-sai’ o ‘penjing’. En chino, ‘pen’ significa maceta y ‘jing’ significa paisaje.
En la antigua China, los primeros exploradores fueron probablemente quienes descubrieron los árboles en miniatura que crecían en lo alto de las montañas. Este clima creaba condiciones duras donde era difícil que crecieran plantas y árboles, por lo que los pequeños árboles que prosperaban ahí tenían una apariencia algo retorcida.
En un intento por recrear los árboles naturales que encontraron en las montañas, los chinos desarrollaron técnicas de poda que daban a las plantas formas retorcidas y una apariencia envejecida. Algunos historiadores creen que los taoístas moldearon las ramas y los troncos de los árboles en miniatura para que se parecieran a los animales del folclore chino. Otros creen que las deformaciones de las plantas se asemejan a las posiciones de yoga. Estos fueron denominados ‘sagrados’, ya que dichos árboles no podían utilizarse para fines prácticos u ordinarios.
Los bonsáis no son una especie ni un tipo de árbol sino que pueden ser creados a partir de cualquier especie de los mismos. Los bonsáis proceden de un antiguo arte que busca crear el árbol perfecto, pero en miniatura. Probablemente, si hubiesen dejado crecer a alguno de estos, su tamaño sería inmenso.
Es sorprendente pensar que se puede cambiar el tamaño de un árbol sin modificación genética. Antiguamente se desconocían técnicas ni tampoco se disponía de información genética, pero sí se conocían ciertos cuidados. El cultivo se lleva a cabo en pequeños contenedores para poder limitar la absorción de nutrientes y por lo tanto el crecimiento de sus raíces.
La posesión y cuidado de los bonsáis ha estado ligada desde siempre, pero sobre todo antiguamente, a la alta sociedad. En aquel entonces, y puede que ahora, existía la creencia de que aquel que pudiese conservar su bonsái sin que muriera antes de tiempo, tenía la eternidad asegurada.
Sin embargo, no fueron creados con este objetivo, ni para producir alimentos, ni medicinas… Fueron diseñados para acompañar al agricultor en sus tareas y para su contemplación.
Estos árboles son frágiles criaturas y necesitan una vida de cuidados, atención continua y protección. Tan riguroso debe ser su cuidado, que podemos encontrar hasta doctores de bonsaís, a los que se puede preguntar y llevar nuestros árboles directamente si necesitan un tratamiento concreto.