Suena sencillo, pero lo primero y más fundamental es encontrar la base de maquillaje adecuada para tu piel. Que sean productos que equilibran la piel, con una textura ultra fina y protección SPF, ayudarán a dejar la piel con una cobertura muy natural y acabado mate al mismo tiempo que la ayuda a controlar la grasa y los brillos en las zonas con mayor tendencia grasa.
Segundo. Empieza con un rostro impecable
Tu base de maquillaje sólo se verá como la piel, si mantienes una piel bonita. Para ello es clave una correcta rutina de belleza que comience limpiando la piel para ayudar a prevenir los poros obstruidos y eliminar cualquier suciedad que pueda estar dificultando tu resplandor natural.
Tercero. Tómate tu tiempo
Es cierto que la preparación puede añadir un paso adicional a tu rutina de maquillaje, pero te asegurarás una base impecable. Si tienes problemas de piel como enrojecimiento, brillos o pigmentación desigual, aplicar una preparación para corregir imperfecciones y ayudar a igualar su tono, hará que tu piel parezca mucho más real.
Cuarto. Poco a poco
Comienza siempre aplicando una pequeña cantidad de base de maquillaje y luego ve añadiendo más hasta que tengas la cobertura correcta. El objetivo es aplicar base de maquillaje sólo donde lo necesites, para que tu piel se vea natural.
Quinto. Trabaja desde el centro
Concentra la base de maquillaje en el centro de tu rostro, donde el enrojecimiento y las manchas tienden a ser más problemáticas y visibles. Para ello aplica una pincelada en cada lado de la nariz, en el centro de la frente y de la barbilla, para luego difuminar y extender la base cubriendo hacia afuera.
Sexto. Presiona ligeramente, no frotes
Ya sea que estés utilizando una brocha para la base de maquillaje o las yemas de los dedos, aplica la base de maquillaje en un movimiento punteado con leves toquecitos.
Séptimo. No olvides tus orejas
A menudo se nos pasan por alto las orejas que también son una parte del rostro. Si eres propensa a tenerlas rojas, pasa suavemente la brocha de la base de maquillaje sobre ellas para que se mezclen con el colorido del rostro.
Octavo. No olvides los polvos
Aplicar unos polvos fijadores con efecto sedoso te asegurará que el maquillaje no se moverá. Además suavizarás su acabado. Aplícatelos principalmente en las zonas donde sueles tener más brillos, como la zona T.