Al indagar en los problemas a nivel belleza que más nos preocupan es sencillo darse cuenta que los poros abiertos es uno de ellos. Lo cierto es que hay cierta obsesión por su tamaño y por intentar cerrarlos. Pero, es importante aclarar que los poros nunca se podrán cerrar. Pero empecemos por el principio: qué son y para qué sirven. Son orificios naturales del rostro que funcionan como salida del folículo pilosebáceo. De ellos derivan los puntos negros y, a pesar de que no se pueden cerrar, la mejor forma de combatirlos es con una buena limpieza e hidratación de la piel. Aunque realmente no sea posible cerrar el poro o disminuir visiblemente su tamaño, es posible tener una piel bonita con poros aparentemente menos visibles.
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El tamaño del poro es diferente en cada tipo de piel y en cada persona. La edad es uno de los factores que más influye en su tamaño, pues con la edad la piel pierde elasticidad y la capacidad de mantener el tamaño de esos orificios.
Los hombres también tienen más tendencia a tener el poro más grande, debido a que su capacidad hormonal provoca una producción de grasa extra. Por ello, el poro se notará más cuanta más secreción sebácea acumulemos dentro.
Existen muchos productos cosméticos y tratamientos de belleza que aseguran ‘cerrar o disminuir’ el tamaño del poro, pero esto es muy complicado.
Existen varias alternativas para que los poros visualmente parezcan más pequeños: limpiar, exfoliar y apostar por los retinoides. En definitiva, un poro limpio parecerá ópticamente más pequeño.
Consejos para mantener los poros a raya
La limpieza y la exfoliación son siempre pasos importantes en cualquier rutina de belleza facial. Si usas productos que contengan vitamina C, con más razón. Aunque la vitamina C no mancha la piel, sí puede ensuciar el poro, sobre todo si no la aplicas correctamente.
Muchas veces, si optas por un sérum con esa vitamina, cometerás el error de aplicarlo sobre la cuenca de la mano, y de ahí directamente al rostro. De esta manera, todo el producto se concentrará en la ‘zona T’ (frente, nariz y barbilla). Todo esto hace que la vitamina C penetre en el poro y se oxide al entrar en contacto con el oxígeno. ¿El resultado? Puntos negros.
Una de las soluciones es emplear una loción exfoliante con ácido salicílico. Este tipo de fórmulas son las más recomendadas ya que no irritan ni enrojecen tanto la piel como los clásicos exfoliantes.
Además, este tipo de limpieza favorece la renovación cutánea y hace que se vea una tez más luminosa y limpia.
En ese sentido, existen ciertas cremas que ayudan a reducir la actividad de la glándula sebácea para hacer el poro menos visible. Se recomienda usar cremas con ácido retinoico o derivados.
En la misma línea, las cremas con ácido glicólico y ácido salicílico regulan la producción de queratina a nivel del poro. Tener esa proteína en el rostro, te asegurará que tus capas más externas de la piel se vean más luminosas y limpias.
Por último, el daño solar hace que con el tiempo el poro sea más palpable ya que perdemos las fibras de colágeno y elastina y, así, la piel se vuelve menos tersa y elástica.
De esta forma, los puntos negros aparecen de manera reiterada. Por todo ello, se recomienda usar un buen fotoprotector y tener una alimentación saludable.