Es como el efecto del pepino frío, pero un millón de veces mejor. El hielo tiene todo lo que nuestra piel necesita. Los beneficios de utilizar hielo en la rutina de belleza, además de realizar un masaje tonificante, son incontables: desde reducir la hinchazón y las rojeces, hasta promover un efecto de glow en el rostro. Pero también, disminuir la apariencia del tamaño de los poros, aumentar el flujo sanguíneo y hacer que la piel absorba mejor el producto que vamos a aplicar después. Hoy te contamos por qué deberías empezar a incluir el hielo en tu rutina de belleza.
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El hielo como tratamiento de belleza
Las mujeres coreanas emplean el hielo en la cara todos los días por las mañanas como un ritual de belleza para reafirmar y rejuvenecer sus rostros, ¡nosotras también queremos!
El hielo sobre el rostro es una técnica fácil y rápida, además de una técnica popular de antaño, que puede ayudarte a obtener resultados rápidos para tratar el envejecimiento, las ojeras y el acné. Gracias a sus efectos sobre la piel, el frío ayuda a hidratar, revitalizar y tonificar tu piel. Además, hace que la sangre suba a la superficie, lo que reafirma y alivia la piel.
La aplicación de hielo en la cara debe hacerse realizando masajes circulares con el fin de hidratar, revitalizar y tonificar la piel. ¿Por qué el hielo retrasa el envejecimiento? Las temperaturas bajas pueden mantener la piel más firme y tersa debido a sus efectos antiinflamatorios.
Beneficios
- Activar la circulación sanguínea: deshincha la piel, muchas veces causada por retención de líquidos o por no haber dormido bien.
- Reducir las ojeras: tu mejor aliado para disminuir la hinchazón facial y debajo de los ojos.
- Cerrar los poros: le dará ese brillo especial al cutis y le brindará un aspecto suave al tacto.
- Atenuar signos del envejecimiento: la temperatura baja tiene un efecto tensor que combate la flacidez y las líneas de expresión.
- Combatir el acné: te ayudará a combatir el exceso de cebo.
- Aliviar la piel irritada
¿Cómo?
Todos tenemos hielos en casa. Lo primero es tener el rostro completamente limpio y desmaquillado. Este paso iría antes del tónico facial. Envolvemos el hielo con un pañuelo o tela fina para evitar la irritación al aplicarlo directamente.
El siguiente paso es masajear con movimientos circulares el cutis, incidiendo especialmente en la mandíbula, las mejillas, la frente, la nariz, la barbilla, los párpados y debajo de los ojos. Lo suyo es hacer en el sentido de los músculos para que penetre mejor el frío. Al terminar, notarás como tu rostro se siente aliviado y refrescante. Si no te apañas con los hielos, puedes optar por un roller de hielo, como este de Sephora.
