La baldosa hidráulica es tendencia. De hecho hay quienes recurren a los paneles 3D que la emulan para remodelar cocinas y baños. El suelo hidráulico y el azulejo hidráulico que «escondimos» años atrás encuentra de nuevo en la actualidad su momento de máximo esplendor. También las molduras y los dinteles, el ladrillo visto y las paredes desgastadas. Por todas estas razones, el trabajo realizado por el equipo de Ágora Arquitectura en la remodelación de un céntrico edificio barcelonés se ha convertido en nuestra fuente de inspiración.
José Luis Cisneros Bardolet y Joan Casals Pañella han hecho una labor de auténtica arqueología al destapar las maravillas ocultas de un espacio construido en 1872 en la calle Montcada de la ciudad condal. Ellos son las cabezas visibles del estudio, que se llama Ágora en referencia a ese espacio de la Antigua Grecia que se reservaba a la conversación. Las suyas han debido de ser especialmente fructíferas pues han logrado restaurar un total de ocho pisos de 150 metros cuadrados.
Los arquitectos han despojado el espacio de todos los postizos añadidos para descubrir elementos que aún gozan del privilegio de perdurar en el tiempo. Una vez desnudado el espacio, aparecen grandiosos dinteles de piedra ocultos bajo incongruentes revestimientos de fachada, 14 esplendidos mosaicos de Nolla y 27 piezas hidráulicas de gran riqueza cromática sepultados bajo desconsiderados pavimentos. También elocuentes artesonados en los techos avivando la atmósfera de un pasado al parecer magnífico.
Justo en este momento, cuando la grandeza del espacio ha sido puesta de nuevo en acción, se decide posar cuidadosamente una suerte de artefactos. En cierto equilibrio, introducen un programa de viviendas acorde a un nuevo instante de tiempo que ciertamente convive con alguno de los fantasmas de su pasado.
La baldosa hidráulica, el ladrillo visto y todos y cada uno de los elementos del remodelado espacio guardan una armonía de color que los hace conjugar. Las paredes blancas confieren al espacio una luminosidad sin igual.
Al margen de la baldosa hidráulica, cabe hacer mención a los rosetones de los que, una vez amueblado el espacio, podrían caer modernas lámparas. De esta manera tradición y vanguardia se fundirían en un horno único que tendría por resultado envidiables estancias.
Llama asimismo la atención que las molduras estén trabajadas en madera y acabadas en color dorado. De esta forma comprobamos que no solo de blanco vive el Renacentismo reinventado.
El de Ágora Arquitectura es un proyecto espectacular que no podemos dejar de contemplar.