Cada 21 de junio se celebra el Día Internacional del Yoga, una disciplina milenaria que hoy cobra más sentido que nunca. En una sociedad marcada por el estrés crónico, el yoga no sólo ofrece un momento de pausa mental, sino también una ayuda para nuestro bienestar físico. En concreto, para una de las batallas más comunes: la grasa abdominal. Rosa María Tavira, experta en yoga de Viva Gym, nos desvela qué posturas ayudan a reducir el cortisol y la grasa abdominal.
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Rosa María Tavir nos explioca que «el cortisol, la llamada hormona del estrés, es fundamental para funciones como la regulación de la presión arterial o el control de la glucosa, pero cuando se mantiene elevado de forma crónica, empieza a pasarnos factura».
¿La más visible? La acumulación de grasa visceral en el abdomen, acompañada de un aumento del apetito por alimentos azucarados y una ralentización del metabolismo. «Nuestro cuerpo entra en modo alerta y el cerebro interpreta que estamos en peligro, por lo que tiende a almacenar grasa como mecanismo de defensa», explica la experta en yoga de los centros Viva Gym. Este desequilibrio impacta también en la digestión, el sueño y, en general, en la capacidad del cuerpo para regenerarse.

«Estudios demuestran que meditar reduce el exceso de estrés y, por tanto, los niveles de cortisol»
Pero hay buenas noticias: «Numerosos estudios demuestran que meditar o realizar movimientos fluidos con atención plena y respiración consciente reduce el exceso de estrés y, por tanto, los niveles de cortisol», señala. Y ahí entra el yoga, una práctica que combina todos esos elementos. «El yoga activa el sistema nervioso parasimpático, mejora la calidad del sueño, reduce la inflamación, y ayuda a controlar el apetito, todo mientras fortalece el cuerpo y centra la mente», apunta.

Las posturas de yoga que ayudan a reducir el estrés
Según Tavira, existen asanas (posturas) especialmente útiles para reducir el estrés y trabajar el abdomen:
- Balasana (postura del niño): «Calma el sistema nervioso y libera tensión abdominal, favoreciendo la digestión».
- Adho Mukha Svanasana (perro boca abajo): «Mejora la circulación y activa el abdomen al sostener la postura».
- Bhujangasana (cobra): «Fortalece la zona lumbar y estira la musculatura abdominal».
- Navasana (barco): «Fortalece intensamente el core y mejora el equilibrio y la concentración».
- Setu Bandhasana (puente): «Trabaja abdomen y glúteos mientras abre el pecho y estimula la tiroides».
- Apanasana (liberación del viento): «Alivia la hinchazón, estimula el tránsito intestinal y reduce la presión abdominal».

«La grasa abdominal puede comenzar a reducirse entre las seis y doce semanas de la práctica de yoga»
¿Y cuánto practicar para notar resultados? Rosa María lo resume así: «Lo ideal sería introducir sesiones de 15 a 20 minutos, al menos tres veces por semana». En cuanto a los resultados, los emocionales llegan rápido: «En una semana puede reducirse el estrés y la ansiedad; para mejorar el sueño, bastan dos semanas; la grasa abdominal puede comenzar a reducirse entre las seis y doce semanas; y la flexibilidad y postura mejoran en tres a seis semanas”.
La clave está en la constancia y en entrenar al cerebro para dejar de percibir el peligro constante. «El yoga cambia ese foco. Nos saca del bucle del estrés y permite que el cuerpo vuelva a funcionar como debe», concluye.