Una vez es casualidad, dos, coincidencia y más de siete, una tendencia clara. Esa es una regla no escrita que se puede aplicar en cualquier tipo de arte. Es decir, si existen varios edificios con características arquitectónicas similares, podemos pensar que todos ellos forman parte de un mismo estilo. Pero, si nos tropezamos más de una vez con esta tipología de edificios, ¿acaso alguien duda de que estamos ante una tendencia consagrada? Hoy en COOL queremos profundizar y darle el sitio que se merece a la arquitectura brutalista.
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En este sentido, este estilo arquitectónico surge a mediados del siglo pasado y se caracteriza por mostrar los materiales de los edificios en ‘bruto’. De esta manera, todas las edificaciones tienen una sensación colosal y bestial. El hormigón es uno de los materiales que, sin duda, acaparan la mayoría de construcciones brutalistas. Se podría afirmar que esa materia prima es la protagonista de este estilo arquitectónico. Además, masa y materialidad son dos señas más de identidad de este tipo de edificios brutalistas.
Llegados a este punto, COOL se ha hecho eco del nuevo libro del fotógrafo español Carlos Traspaderne. En ‘Brutalismus’ se muestra, a través de varias fotografías, todo un recorrido por la arquitectura brutalista mundial. Traspaderne retrata una gran cantidad de edificios brutalistas y modernistas en España, Francia, Reino Unido, Italia, República Checa, Eslovaquia, Croacia, Austria y Luxemburgo.
El propio fotógrafo explica que «para plasmar estas construcciones en imágenes, he decidido volver, al menos técnicamente, a aquellos años pasados entre los 50 y los 70 cuando se crearon, utilizando una Hasselblad 500 C / M de 1973. Esta cámara es una cámara analógica de formato medio, con todas sus limitaciones. Su precisión óptica y su exigente manejo obligan a reconsiderar las imágenes como monumentos en sí mismas, convirtiéndose en lo que retratan, que es una estilización del propio edificio».
Su interés por el brutalismo comenzó por la fijación hacia el edificio Torres Blancas construido por el arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza. Fue la primera edificación que fotografió y grabó en su retina. De ella Carlos Traspaderne afirma que «lo maravilloso de este edificio es que cada vez que vas te ofrece una cara nueva, es infinito. Después de revisar muchas publicaciones sobre arquitectura brutalista se llega a la conclusión de que es completamente único».
En las 308 páginas de ‘Brutalismus’ podemos encontrar auténticos tesoros de la arquitectura mundial. El autor destaca que «entre los más impresionantes, por escala, ambición, o simplemente porque no me los esperaba así, tengo debilidad por la pirámide invertida de la Slovenský Rozhlas, la radio eslovaca de Bratislava, que parece proyectarse sobre el viandante con la osadía de lo incomprensible. También en la misma ciudad, los Archivos Nacionales, obra de Vladimir Dedeček, apilados sobre una colina, con la forma de los archivadores que custodia».
Además, Carlos Traspaderne destaca que «como entorno urbano brutalista, el complejo del Barbican en Londres es incomparable, con el contraste del hormigón rugoso de las altas torres con el agua de los estanques y las pasarelas que interconectan todo, toda una experiencia para el buen brutalista».
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Lo realmente original de este libro es la nueva e insólita mirada que nos proporciona el fotógrafo español. Desde una cámara manual analógica nos muestra todo el recorrido sobre la fascinante arquitectura brutalista mundial.