¿Sabías el riesgo que suponen las agujetas? Te contamos las consecuencias
En múltiples ocasiones hemos hablado de cómo mantener el vientre plano, diferentes formas de tonificar el abdomen, hombros y piernas, e incluso la posibilidad de hacerlo en pareja. Hemos contado con diferentes expertos que nos han explicado la forma de hacer las rutinas perfectas y hemos conseguido cambios en nuestro cuerpo, pero ¿existen efectos secundarios? La respuesta es sí. Hablamos de las famosas agujetas, una molestia en los músculos, después de hacer ejercicio, que siempre pasamos por alto y que no deberíamos. Sobre estas líneas, hablamos de por qué pueden llegar a ser peligrosas.
Se trata de una dolencia que sentimos después de hacer ejercicio, aproximadamente a las 24 horas. Surgen a partir de ejercicios que se han hecho por encima de nuestra capacidad muscular y los realizamos para dar mayor flexibilidad, aguante y volumen a los músculos. Es curioso, puesto que si haces el ejercicio de forma correcta, no tienes por qué tener agujetas, así que si son severas es porque, seguramente, algo hemos hecho mal.
Existen efectos secundarios y, sobre algunos, hay que tener especial cuidado.
Rabdomiolisis
Es un trastorno producido por una alta desintegración de las fibras musculares, es decir, las agujetas más graves que puedes sufrir. Las células musculares dañadas durante el ejercicio físico pasan al torrente sanguíneo, causando serios problemas renales debido a algunas de las proteínas liberadas en sangre, tales como la mioglobina. Estas agujetas graves pueden causar dolor, vómitos y confusión. Depende del grado de daño muscular y de si se desarrolla o no una insuficiencia renal.
Rigidez
Debemos conocer nuestros límites y saber hasta dónde llegan nuestros músculos. A veces forzamos un poco más para poder aumentar nuestra capacidad física, pero no lo estamos haciendo de la forma correcta. Este aumento de intensidad puede exceder la sensación normal de las agujetas e incluso puede llegar a limitar mucho nuestra actividad física diaria. Muchos expertos dicen que hay que seguir ejercitando para que el músculo siga la actividad, pero lo que realmente se recomienda es reposo para que vuelva a su estado normal.
Fiebre
Las agujetas, realmente, son pequeñas roturas que se generan en el músculo y nuestro cuerpo debe repararlas. ¿Nunca os ha pasado que habéis hecho una rutina de ejercicio y al día siguiente tener fiebre? A mí sí, y evidentemente, como muchos expertos dicen, es porque no hice algo bien. Muchas ocasiones es porque se hacen ejercicios por encima de nuestras posibilidades o se sube el peso de forma excesiva.
Acumulación de lactato
Fue una de las primeras teorías en aparecer y defendía que el dolor se producía por la acumulación de cristales de ácido láctico en el músculo. Actualmente, se está desechando porque, aunque se produce un aumento de ácido láctico tras el ejercicio, este producto es reutilizado rápidamente por el sistema nervioso y por el mismo músculo y no llega a acumularse.
Espasmos musculares
Las contracciones intensas del músculo pueden provocar una falta de circulación de la sangre, al igual que una falta de oxígeno en la zona. Esto provoca un espasmo muscular continuo que impide la relajación tras el ejercicio, puesto que está recuperando su actividad normal.