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Lily Sciorra: «El cáncer me sacó del mundo vertiginoso y me devolvió a mi esencia donde aprendí a ‘hackear’ mis células»

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Ana Márquez
  • Ana Márquez
  • Mi sueño era convertir mi pasión en profesión, y lo conseguí. En cuanto terminé la carrera de periodismo entré en el mundo editorial y no he parado de escribir sobre moda, belleza, cine y estilo de vida para importantes cabeceras como COOLthelifestyle. Me encanta aprender y enseñar, tanto que soy docente de Periodismo Digital y Redes Sociales en Condé Nast College. Y como curiosidad, añadir que soy imagen de una crema facial de una conocida marca y es posible que me encuentres en algún 'beauty stand'.
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En el mundo de las socialités internacionales, Lily Sciorra destacaba por su energía magnética, su agenda cosmopolita y su estilo de vida rodeado de glamour, viajes y compromisos por Europa, Estados Unidos y América Latina. Pero un diagnóstico demoledor lo cambió todo: cáncer de mama con metástasis y una sentencia de tres meses de vida. Contra todo pronóstico, no sólo sobrevivió, sino que transformó su vida. Hoy es empresaria, conferencista y autora de Una ventana a la vida. Una historia de resiliencia y superación, un libro que recoge las herramientas que usó para sanar su cuerpo… y recuperar su alma.

«En el libro cuento mi historia, cómo funciona nuestro laboratorio interior, cómo se enferma y se sana una célula, qué alimentos y herramientas nos ayudan»

«Venía de una vida de mucho glamour, muchas fiestas, muchos viajes. Pero cuando uno se sale de su centro, de su esencia, el cuerpo lo avisa», confiesa Lily. Aquel tic-tac que sentía no era imaginario. Tras el diagnóstico, le ofrecieron un tratamiento tradicional con un 3% de posibilidad de vida. «Yo me reía. Dije: No voy a ir por ahí, voy a buscar otra forma. No sé cómo, pero voy a revertir esto. Y me prometí: en ocho años escribiré un libro contando cómo me curé».

Lily Sciorra
(Foto: Lily Sciorra)

Así nació Una ventana a la vida. Pero el libro no es sólo un testimonio, es una guía integral que aborda la mente, el cuerpo y el espíritu como pilares inseparables de la salud. «Cuento un breve resumen de mi historia, pero sobre todo incluí lo que aprendí: cómo funciona nuestro laboratorio interior, cómo se enferma y se sana una célula, qué alimentos y herramientas nos ayudan. Porque el alimento no es sólo físico: también alimentamos la mente y el espíritu».

«No acepté el 3% de probabilidades de sanarme: me prometí que revertiría el diagnóstico y lo logré»

Cuando Lily necesitó fuerza, la buscó en su versión más esencial: la que vivió ocho años en la Patagonia, rodeada de naturaleza. «Comíamos de los árboles, respirábamos aire puro. Nunca nos enfermábamos. Ahí me conecté con la Lily de antes. Paré todo. Volver a mi centro fue la verdadera cura».

La mente fue su primer objetivo. Lo que hoy la ciencia llama epigenética, ella lo intuyó: «Programé mis células con pensamientos positivos y lo acompañé con una transformación espiritual. Eso se volvió mi misión: compartir cómo hackeé mis células para sanarme».

Libro Una venta a la vida,
Libro Una venta a la vida, de Lily Sciorra. (Foto: COOLthelifestyle)

«Regresé a mi Patagonia natal, dónde comía de los árboles y respiraba aire puro»

En su búsqueda de un plan que convenciera incluso a su familia de no optar por la quimioterapia, encontró al doctor catalán Martí Bosch y su propuesta de dieta alcalina. «Las células cancerígenas se alimentan de la acidificación de la sangre. Cuando alcalinizas tu organismo, esas células mueren por inanición. La clorofila, por ejemplo, oxigena la sangre, por eso son tan poderosos los zumos verdes. Pero ojo: no vale cualquier mezcla. La espinaca con manzana verde, por ejemplo, no sirve porque los taninos se anulan entre sí y no absorbes nada».También descubrió el poder del ayuno como herramienta de autosanación. «No lo conocía cuando me curé, pero ahora lo practico y lo recomiendo. Es impresionante lo que hace en el cuerpo». La suplementación, otra pieza clave, exige conocimiento y precisión: «Las cápsulas plásticas, los productos rebajados… Hay que saber elegir y buscar siempre lo más natural, en frascos de vidrio, sin químicos».

«El sol es el primer alimento de la microbiota. Nos dicen que hay que evitarlo, pero es vital para la vitamina D, que es una hormona esencial para el sistema inmune»

YAunque parezca simple, Lily encontró en el sol una de las medicinas más potentes: «El sol es el primer alimento de la microbiota. Nos dicen que hay que evitarlo, pero es vital para la vitamina D, que es una hormona esencial para el sistema inmune. Yo me tomo dos veranos al año: uno en Europa, otro en Sudamérica. Me expongo gradualmente y mi cuerpo genera su propia protección solar».

Lily Sciorra
(Foto: Lily Sciorra)

Pese a su enfoque alternativo, Lily accedió a una cirugía mínima para tranquilidad de su familia. «Tenía un tumor en el seno izquierdo y metástasis en los ganglios y en el ovario. Pedí que sólo me sacaran el tumor visible, nada más. Firmé un documento y respetaron mis deseos». Tras la operación, se sometió a estudios en Houston, incluido el Oncotype, y recibió una noticia milagrosa: «Estaba completamente libre de enfermedad. Me dijeron que en 100 años no volvería a tener cáncer».

«Me dije: si la enfermedad llega cuando el sistema inmune está bajo, lo voy a fortalecer con todo»

Desde entonces, no sólo no ha recaído, sino que no ha vuelto a enfermarse ni una sola vez. «Ni un resfriado. Yo dije: si la enfermedad llega cuando el sistema inmune está bajo, lo voy a fortalecer con todo. En aquel entonces nadie hablaba del sistema inmune. Pensaban que había enloquecido. Pero lo probé en mi cuerpo».

Lily Sciorra
(Foto: Lily Sciorra)

Su transformación física y espiritual también implicó frenar su frenético ritmo social. «Antes no tenía tiempo ni para leer un libro. Estaba completamente volcada al afuera, muy lejos de mí misma. Las fiestas son divertidas, pero no puedes vivir de eso. Ahora elijo, priorizo, y sigo siendo muy social, pero en otro eje».

Asegura que ha recuperado la energía de su adolescencia. «Mis hijos dicen que tengo TDAH sin diagnosticar (ríe), porque no paro. Estoy todo el día haciendo cosas. Pero me siento viva, con propósito, con fuerza».

Hoy, Lily comparte su experiencia en conferencias por todo el mundo y sigue ampliando su conocimiento. Una ventana a la vida es el resultado de su viaje interior, pero también un manual para otros. «No quería parecer soberbia, como si hubiera hecho algo extraordinario. Pero entendí que tenía que compartirlo humildemente. Si mi historia ayuda a una sola persona, ya valió la pena».