En España, una de cada tres personas muere por una enfermedad cardiovascular, y es que las enfermedades del corazón son la segunda causa de muerte en España. Entre los factores de riesgo se incluyen el consumo de bebidas alcohólicas y tabaco, la obesidad y niveles altos de estrés. A raíz del fallecimiento a causa de un infarto de miocardio de la hija mayor de Carlos Goyanes y Cari Lapique, Caritina Goyanes, con tan sólo 46 años, las búsquedas en Internet acerca de la enfermedad cardiovascular se han disparado. Es por ello que en COOLthelifestyle nos hemos reunido con uno de los mejores cardiólogos de España, el Dr. José Luis Zamorano, catedrático de Medicina, autor de casi un millar de artículos científicos, jefe de cardiología del Hospital Ramón y Cajal y vicepresidente de la Sociedad Europea de Cardiología.
DALE AL PLAY para saber todo lo que el Dr. José Luis Zamorano nos contó acerca del infarto de miocardio.
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Pregunta: ¿Podría contarnos brevemente su trayectoría en el campo de la cardiología?
Respuesta: «Desde siempre quise ser médico, desde pequeño siempre he tenido vocación. En mi familia no había médicos, pero me llamó la atención la Medicina, así que estudié en el colegio de los jesuitas en Madrid. Luego entré en Medicina y estuve en la Universidad Complutense y ya, durante la carrera, en los veranos, me iba a hacer estancias en hospitales alemanes. Allí me empezó a gustar la cardiología, desde mi época de estudiante. Me vino bien haber estado en Alemania porque cuando hice el MIR, la residencia en Cardiología en Madrid, en el Hospital Clínico de San Carlos, que creo que es un hospital que sacó muy buena escuela, me favoreció mi conocimiento con hospitales en Alemania.
Al final, me ofrecieron el mismo puesto de trabajo en Madrid y en Alemania, pero decidí quedarme en Madrid con mi mujer e hijos, aunque es verdad que luego seguí trabajando con diferentes centros fuera de España. Siempre me gustó el diagnóstico, pero el diagnóstico no invasivo me obsesionó: cómo podemos llegar a entender mejor el corazón, a diagnosticarlo, incluso antes de que aparezca la enfermedad y poder poner los medios para curar a los enfermos. Es un gran privilegio porque no olvidemos que el 30% de la población española fallece de enfermedad cardiovascular. Bueno, estuve en el Hospital Clínico de San Carlos muchos años trabajando allí y, posteriormente, me vine al Hospital Ramón y Cajal, donde soy el Jefe desde hace 12 años y donde también tengo mi labor docente como catedrático de Cardiología».
P: ¿A qué llamamos infarto de miocardio?
R: «Un infarto es la necrosis, o sea, la muerte de una parte de unas células de una parte del corazón. El corazón es una máquina realmente apasionante, late aproximadamente 100.000 veces al día, pero necesita oxígeno y comida para poder hacer su función. El corazón por fuera tiene como tres cañerías principales, pequeñitas, de unos milímetros, que le llevan la comida y el oxígeno al propio corazón. Cuando una de estas arterias se tapa, que es la causa más frecuente, la arteriosclerosis, no le llega suficiente oxígeno a una parte del corazón. Lo que tengo que hacer, entonces, es abrir la arteria cuanto más rápido. Y, sobre todo, lo que tengo que hacer es intentar que no se cierre. Yo creo que la prevención es fundamental».
P: ¿Existe alguna franja de edad, tanto en mujeres como en hombres, más propensa para padecer problemas de corazón?
R: «Claro que existe. Es más prevalente en el hombre que la mujer a edad más temprana. La mujer sufre infarto y es de peor pronóstico en el varón. El infarto no es una cosa de hombres, es de hombres y de mujeres. Es cierto que en la mujer aparece un poco más tarde, mientras está protegida por las hormonas femeninas, pero una vez que llega la menopausia, ahí se pierde esa protección y por eso el infarto ocurre y de peor pronóstico. Pero también es verdad que he leído una estadística muy reciente Europea, en la cual los infartos en las mujeres están apareciendo más temprano y eso nos tiene que hacer preocupar, poner las medidas de prevención y diagnosticar antes«.
P: ¿A qué edad se debe empezar a prestar especial atención a las enfermedades cardiovasculares?
R: «Esta pregunta tiene dos vertientes porque si me preguntas desde qué edad yo te diría desde el colegio, porque es verdad que en la época juvenil, colegio, universidad, pues no hay infartos, pero ojo que si hacemos medidas preventivas ahí eso va a tener una repercusión bárbara. Si enseñamos en el colegio a comer bien, lo que es la vida saludable, realmente va a tener mucha repercusión en la vida de esos estudiantes cuando se hagan mayores.
Pero, como tú eres joven, quizás te preguntes: ¿Me tendré que preocupar ya? La respuesta es no. De lo que tienes que preocuparte es de vivir de forma saludable porque cuando es más frecuente el infarto es entre los 45 y los 60 años, ahí es cuando hay más incidencia. ¿Qué ocurre? El infarto también puede y suele en el paciente que ha tenido un infarto tener otros eventos después. Por lo tanto, hay que olvidarse de que como ya se ha tenido un infarto y no se ha muerto no se volverá a dar un evento cardiovascular. Esto es una enfermedad crónica y eso quiere decir que tenemos que cuidarnos de por vida».
P: ¿Un infarto en una persona joven es distinto a un infarto en una persona mayor?
R: «Realmente en ambos lo que hay es necrosis, muerte celular. Pero, ¿por qué muchas veces decimos que una persona joven ha tenido un infarto y se ha muerto súbitamente? Es cierto que el cuerpo se va en cierta forma adaptando. Es decir, si un paciente empieza a tener angina de pecho o isquemia porque no le llega suficiente oxígeno al corazón en determinadas situaciones, es verdad que este acondicionamiento del corazón de la isquemia hace que el propio corazón pueda desarrollar lo que llamamos circulación colateral. Esto quiere decir que yo tengo mis tres arterias que me llevan sangre. Si una está obstruida, no ocluida, empiezo a hacer canalículos para llevar unos nuevos vasos o intento llevar la sangre por otros sitios. El corazón, el cuerpo humano no sólo es tremendamente perfecto, sino que se adapta muy bien. Entonces estos tienen mejor pronóstico que si yo súbitamente en un chico joven de 40 años, cojo y cierro la arteria súbitamente. Ese infarto suele ser más extenso y puede tener peor pronóstico».
P: El estrés, por sí solo, ¿puede originar un infarto de miocardio?
R: «Hay factores de riesgo que sabemos claramente de sufrir arteriosclerosis y tener propensión a un infarto de miocardio. El estrés es uno de ellos y por eso yo quiero diferenciar lo que son los factores modificables, que tenemos que hacer un esfuerzo para modificarlos y cuidarnos. Además, de no fumar tenemos que saber qué colesterol tenemos. El colesterol LDL, lo que se llama vulgarmente el colesterol malo LDL, tenemos que saber qué cifras tenemos, porque igual que la presión arterial, es necesario saber si soy hipertenso, así como si se es diabético. Hay que no tener sobrepeso, comer sano, tratar de comer poco procesado y variado.
Además, tenemos factores de riesgo que vamos a llamarles no modificables. Factores por los que no se puede hacer nada con ellos. ¿Cuáles son? Mi padre se murió de un infarto joven, mi madre tuvo un ictus, mi abuelo tuvo un infarto, los tíos por parte de padre han tenido varios estent o les han puesto bypass. Es decir, sí hay una predisposición genética. En este caso, todavía, hasta fecha de hoy, no podemos hacer nada».
P: ¿Qué señales o signos de advertencia nos puede dar el cuerpo que nos ayuden a prevenir un infarto de miocardio?
R: «El corazón nos habla, sin ninguna duda. Lo que pasa es que hay que saber escucharle. Muchas veces los pacientes que vienen con un infarto dicen: «Esto yo ya lo había notado antes, pero más suave». ¿Y qué es lo que han notado? Lo típico es tener una sensación de opresión, como un peso. Muchos pacientes dicen que dolor no han tenido, pero sí peso. Puede ser en el lado izquierdo o en el derecho, aunque más frecuente en el izquierdo. Hay pacientes que me dicen: «Como me dolía el derecho estaba tranquilo». Pues no, puede ser en el lado derecho e irradiarse al brazo izquierdo o a los dos. Puede irse a la mandíbula o puede irse también a la espalda.
Y, también, hay un subgrupo de pacientes, lo que llamamos como un infarto de la cara inferior del corazón que lo que pueden incluso llegar a decir es: «me dolía la boca del estómago o el estómago». Claro, estos síntomas no hace falta que duren días u horas para decir que un paciente tiene isquemia. En la angina de pecho los síntomas son reversibles y todavía no hay muerte de células del corazón. Sin embargo, en el infarto sí hay muerte, sí hay células, parte del corazón, que tiene necrosis. Por eso es muy importante, si se tienen síntomas, acudir al médico de inmediato si se tiene un infarto, para abrir esa arteria y que muera la parte más pequeña posible del corazón. Minuto es vida«.
P: ¿Qué relación hay entre una mala alimentación y el consumo de alcohol con los problemas cardiovasculares?
R: «Existe mucha relación. Hoy en día además tenemos medios para poder adelantarnos al infarto, y de forma no invasiva. Es decir, este paciente tiene arteriosclerosis, tiene las arterias dañadas, tiene más riesgo de tener un infarto en el futuro… O sea, hoy en día podemos saber el diagnóstico incluso antes de tener síntomas. Pero, si yo como mal con alimentos procesados, con alimentos que no son sanos, pues esto tiene más riesgo de tener arteriosclerosis.
El consumo de alcohol se ha demostrado fehacientemente que el consumo importante de alcohol puede producir miocardiopatía. El corazón se dilata y funciona peor. La miocardiopatía alcohólica es una entidad que conocemos desde hace años».
P: ¿Hay personas asintomáticas?
R: «Claro que hay personas asintomáticas, todos. La enfermedad existe durante mucho tiempo sin que el paciente evidencie síntomas. Cuando el paciente tiene un infarto es cuando ya la arteria se ha tapado. Pero, eso suele ser una oclusión de un trombo o un espasmo, y eso son menos de la proporción de pacientes que lo que tienen es una arteriosclerosis. Es decir, que el paciente tiene una placa, fundamentalmente, de colesterol malo LDL que va aumentando de volumen y va cerrando cada vez más la arteria. Yo puedo tener placas de ateroma y no tener todavía ningún síntoma. Por eso yo podría identificar estos pacientes de muy alto riesgo e incluso ver la placa de ateroma de forma no invasiva e ir ajustando el tratamiento para que este paciente nunca tenga un infarto».
P: ¿Qué importancia tienen las revisiones y cuál es la frecuencia idónea?
R: «Tendríamos que tener un decálogo de la prevención cardiovascular. Realmente no es que tiene que haber una agenda de tengo que ir al cardiólogo porque cada uno es diferente, pero hay cosas que tengo que saber. Tengo que hacer ejercicio todos los días. Tengo que pesarme todas las semanas para saber si he ido cogiendo peso. Tengo que tomarme la tensión y saber si soy hipertenso o no, porque puedo ser hipertenso y no tener ningún síntoma, pero ya empieza a dañar mis arterias. Tengo que saber cuál es mi nivel de colesterol. Tengo que saber que también puedo cursar muchos años asintomático si soy diabético o no soy diabético. Tengo que ir al médico si tengo síntomas que pueden sugerir que tengo cardiopatía isquémica. Yo creo que al final uno tiene que cuidar su corazón, que es una grandísima inversión«.
P: ¿En qué momento nos encontramos en la actualidad en cuanto a ataques al corazón?
R: «Hemos mejorado un poco. Hasta hace pocos meses la enfermedad cardiovascular era la primera causa de muerte en España. A mí me molestaba mucho porque todos los años, durante décadas, ha sido así. Este año hemos mejorado por muy poquito; por eso no debemos descuidarnos. Hemos pasado a ser la segunda causa de muerte en España. Y yo creo que cualquier campaña que nos haga entender la enfermedad y saber que podemos atajarla, que podemos adelantarnos a tener un infarto, que tenemos medios de sobra, que tenemos unos tratamientos formidables, pues esto nos va a hacer mejorar».