¿Alguna vez habrías imaginado que el café podría no ser lo que tu cuerpo necesita por las mañanas? Siempre se ha dicho que el desayuno es la comida más importante del día y que nada como un café para empezar la mañana con actividad. Hasta ahí todo perfecto pero, si entramos a valorar los detalles nutricionales, nos encontramos con que el café en ayunas no es tan beneficioso como teníamos entendido. De hecho, es un hábito sobre el que hemos hablado con la nutricionista Laura Jorge, fundadora y directora del centro de nutrición, psicología y salud Laura Jorge, para ver el efecto real de esta rutina sobre nuestro organismo.
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Hay varias razones por las que tomar café en ayunas puede no ser buena idea. Una de las que nos señala Laura Jorge es que, al despertarnos, «producimos de forma natural un pico de cortisol (hormona del estrés) en nuestro cuerpo». Esto nos ayuda a activarnos y es un proceso fisiológico normal, pero cuando tomamos café en ayunas, este pico de cortisol aumenta con la cafeína «lo cual puede favorecer un estado de nerviosismo o estrés», apunta Laura Jorge.
No por ello quiere decir que deba eliminarse el café de las mañanas. Recordamos que el café no es algo perjudicial para el cuerpo. De hecho, el café puede tener efectos positivos debido a sus antioxidantes (siempre que sea café natural de calidad, no torrefacto), los cuales ayudan a reducir la inflamación en nuestro cuerpo. De igual manera, Laura Jorge señala que también puede ayudar a mejorar la sensibilidad a la insulina y nos da un pequeño efecto termogénico, es decir, «puede aumentar ligeramente la quema de grasas, pero no de una forma representativa».
Simplemente Laura Jorge matiza que habría que retrasar ese primer café después de desayunar e incluso esperar más o menos 1 hoya y media o 2 desde que nos levantamos para tomarlo.

Perjudicial para personas con problemas digestivos
Otros motivos para no tomarlo es que puede favorecer algunos problemas digestivos como el ardor o la acidez. En palabras de Laura Jorge, esto se debe a que «la cafeína estimula la producción de ácido en nuestro estómago. Si lo tomamos junto con alimentos estas molestias pueden disminuirse».

Este efecto se da, sobre todo, cuando lo que tomamos por la mañana es café solo: «Es más ácido para nuestro estómago ya que no hay nada más que suavice el efecto, al contrario que al que lleva leche, que es más suave para el estómago y puede sentar mejor». Por el contrario, «al llevar leche (con un poco de proteínas y grasas), se absorberá un poco más despacio la cafeína, por lo que en este caso el pico de cortisol puede ser más bajo que si lo tomáramos solo», puntualiza Laura Jorge.
El por qué lo encontramos en el hecho de que «la cafeína promueve la producción de ácido en el estómago» y estimula el tránsito intestinal en el colon, por lo que consumida junto a alimentos, puede ayudar a digerirlos mejor. Pero si tenemos sensibilidad, puede empeorar algunos problemas, como es en el caso de la gastritis, el reflujo o las úlceras gástricas.
El café no es apto para el estrés
A nivel metabólico, puede tener efectos negativos, como «la dificultad para absorber algunos nutrientes si se combinan con la cafeína, como es el caso del hierro». También “si tenemos tendencia al nerviosismo, estrés, insomnio o algunos problemas digestivos u hormonales, puede no ser la mejor idea tomarlo”.

Equilibra el desayuno para potenciar sus beneficios
En su defecto, las infusiones o los tés son un buen sustitutivo a este desayuno, ya que proporcionan al organismo una energía más sostenida, «siendo el matcha el que nos puede aportar ese extra de energía que buscamos en el café», matiza Laura Jorge. Aunque si bien es cierto que la nutricionista también recomienda equilibrar el desayuno para así poder adquirir los beneficios del café.

Para un desayuno equilibrado, «lo ideal sería introducir una fuente de proteínas de calidad, que nos ayudará a estar saciados durante la mañana (por ejemplo, huevos), alguna grasa de calidad y según nuestras necesidades, podemos incluir hidratos de carbono complejos, como el pan de masa madre o la avena». También puede ser interesante introducir una pieza de fruta o incluso hay personas a las que les gusta incluir verduras, por ejemplo, en forma de revuelto de espinacas.