Guillermo del Toro ha vuelto a la enorme pantalla con uno de los títulos más esperados de este otoño. El mexicano de 61 años es conocido por hacer películas con tintes fantasiosos y sólo se necesita echar un ojo a títulos de su filmografía como Hellboy, El callejón de las almas perdidas o La forma del agua. El oscarizado en tres ocasiones tiene un concepto visual muy concreto, con una fantasía que se entremezcla con la realidad, algo que consigue a través de los detalles. El 7 de noviembre estrena su nueva obra en Netflix y hay elementos que han destacado sobre nuestros ojos. Así son las joyas de Frankenstein.

El australiano con raíces vascas, Jacob Elordi, funciona como protagonista en esta magnífica producción de Netflix que, previamente, ha hecho su paso por las salas de cine. Muchos expertos en la materia afirman que la historia sigue fielmente el relato de Mary Shelley, autora original. Esa parte oscura cobra presencia y es característica de la producción, algo natural en cualquier trabajo que nazca de la mente de Guillermo del Toro. Eso sí, los detalles se observan de una manera personal y el lujo cobra una vida alternativa.
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Tiffany & Co. juega un papel importante sobre estas líneas y es que la marca de joyería estadounidense ha tenido su propio espacio en la historia. Por primera vez en casi dos siglos de legado, la firma ha abierto el archivo de sus grandes tesoros. El relato, que se ambienta en la década de 1850, encuentra en la joyería un lenguaje visual que intensifica la atmósfera gótica concebida por Guillermo del Toro. Este accesorio acompaña ese punto oscuro y místico con el que se quiere rodear la escena.

Más en concreto, en la película se pueden ver 27 piezas de la casa, entre ellos collares, anillos, pulseras, broches, aretes, dijes, objetos de plata y un reloj de bolsillo. La división que se hace entre estas es la siguiente: piezas guardadas en los archivos de Tiffany, por otro lado, objetos de plata, seis creaciones contemporáneas y sí que hubo piezas que se crearon intencionadamente para la producción.

Cada joya se plantea como una extensión del vestuario y ha sido escogida de manera concienzuda, puesto que debe acompañar la escena que va uniendo la historia. En la pantalla, podemos ver a Mia Goth (en el papel de Elizabeth) llevando una parte considerable de ella, mientras que Charles Dance luce el reloj de bolsillo como Leopold Frankenstein.

Las piezas históricas fueron creadas a principios del siglo XX, cuando la marca solo tenía un par de décadas, o tres, de vida. Estas fueron ideadas por Julia Munson y Meta Overbeck bajo la dirección de Louis Comfort Tiffany, cuyo lenguaje artístico fusionaba experimentación y naturaleza. Nunca antes han sido usadas y su concepto de diseño acompaña perfectamente a la narrativa.

En cuanto a la parte artística, Guillermo del Toro quería que las creaciones se implementaran sobre la dimensión creativa de la película de Frankenstein. Cada joya se convierte en un puente entre la ficción literaria de Mary Shelley y la sensibilidad contemporánea con la que él trata cada uno de sus títulos.

Según afirmó Christopher Young, vicepresidente y director creativo de Patrimonio Tiffany: «Frankenstein prolonga el legado de Tiffany & Co. en el mundo del cine —no solo como ornamento, sino como una capa narrativa que contribuye a dar vida a personajes y momentos inolvidables».

Lo que queda claro es la presencia del lujo sobre la ficción y los expertos afirman que el valor total de las mismas supera los 20 millones de euros.
