La artesanía detrás de la alta joyería de Bulgari
La alta joyería esconde un minucioso trabajo detrás. Piezas hechas con un mimo extremo a las que no le faltan detalles. Y, concretamente, la alta joyería de Bulgari es casi una fantasía. La conocida casa italiana elabora sus joyas más preciadas con piedras preciosas y a mano. Pequeñas obras de arte únicas que embellecen a quien las luce de manera automática. Un universo apasionante de artesanía exquisita del que te hablamos a continuación. Se admiten suspiros…
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Bulgari lleva desde la década de 1950 haciendo joyería mediante la combinación inventiva de preciosas gemas de colores. Impregnando las joyas de sorprendentes matices y vivaz estilo romano, la alta joyería e Bulgari introdujo su emblemática talla para las gemas: el cabujón. Esta talla, gloriosamente brillante y generosamente curvilínea, pulida en lugar de facetada, evoca las monumentales cúpulas de Roma y se convierte en el epítome perfecto de lo clásico y lo contemporáneo.
La inspiración de la Ciudad Eterna resuena en todos los diseños de esta prestigiosa marca de joyas y lo hace con una exclusiva destilación de ecos culturales y creatividad moderna, rigor arquitectónico y locura efervescente. El legendario collar pechera que sirvió de celebración para el 125.º aniversario de Bulgari en 2009 no es una excepción: reimaginando el motivo geométrico del techo del Panteón en una mezcla de diamantes octogonales y talla brillante, la pieza hace gala del arte sin límites de la alta joyería de Bulgari a la hora de utilizar las gemas.
Todo comienza en Roma…
La habilidosa transformación de las gemas en nuevas cotas de glamour comienza en el taller de alta joyería de Bulgari en Roma. Aquí, en la ciudad donde solo se permitía y se permite que llegue lo mejor, desde materiales sofisticados como el mármol hasta excepcionales gemas, Bulgari hace suya la búsqueda romana de la belleza, elevando las maravillas de la naturaleza a eternas obras de arte.
Desde el primer boceto hasta el pulido, pasando por la selección de las piedras y su engaste, cada paso requiere mucho más que meras habilidades técnicas: se trata de un equilibrio invisible entre tradición, innovación e inimitable savoir-faire.