RENT IT! (II) : El viaje a Ronda, por Rafael Chelala

Ferrari California T
Ferrari California T./Foto: @Ferrari
  • Rafael Chelala
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Pienso que Marbella es lo que es, porque tiene sitios muy especiales. El mar y las playas dejan mucho que desear en relación a otras localidades de España, sin embargo, un microclima nos acompaña con veranos normalmente agradables y como digo con sitios únicos y que no se conciben en otros lugares como lo son Puente Romano u Olivia Valere.

Quizá el más especial de todos estos lugares únicos sea el Marbella Club, antigua finca de veraneo de la familia Hohenlohe y en la que  a mediados de los años 50 se inaugura un hotel dando a conocer la localidad malagueña como un must del bon vivant en el mundo entero. Todo comenzó con un viaje transeuropeo de Max Hohenlohe, en un Rolls Royce Phantom, y desde entonces los fantasmas materializados en el espíritu del éxtasis han estado siempre presentes, inundando la ciudad como ningún otro sitio de España con la bella silueta de Eleanor. De hecho, diría que aquí existe un respeto especial a estos automóviles británicos que han contribuido al desarrollo del enclave que abre el resto del Mar Mediterráneo.

Marbella Club
Marbella Club./Foto: @marbellaclubh

Me encantaría haberme asomado a aquella época de los años 70 con conciertos nocturnos en petit comité de Julio Iglesias rodeados de maravillosa vegetación y el olor a dama de noche. Con los Rolls Royce Silver Shadow de estreno en la explanada del hotel. Mis recuerdos, muy posteriores, son de un paseo con un buen amigo en un precioso Corniche descapotado hasta el parking inferior que da acceso a la playa, me pareció insuperable la primera vez que me subí en un Rolls Royce. Javier era un playboy en toda regla que se había aclimatado perfectamente al ambiente marbellí, pese a su origen maño. Muchos años después hemos iniciado una escapada desde el Marbella Club en un Ferrari California T que mi amigo Serafín Croissier, empresario esforzado e inteligente, tiene dentro de una flota de alquiler en la Costa del Sol. Nuestro destino acordado sería ver un proyecto de Philippe Starck en Ronda. Una almazara, parecido en su concepción a lo que hizo Gehry con el vino. Todo un reto de gran altura.

Marbella Club
Marbella Club./Foto: @marbellaclubh

El Ferrari por supuesto rojo o, mejor dicho, de uno de los rojos de Ferrari. Porque la marca tiene una gama importante de variantes de este color con denominaciones italianas y algunas de auto homenaje a sus logros. El Ferrari California T, que en su momento se criticó por “no ser un Ferrari auténtico”, ¡vaya que sí lo es! Vale, que su motor este situado sobre el eje delantero, lo que no es convencional en Ferrari. Y además tiene 4 plazas, pese a que las traseras son prácticamente inútiles al estilo de las de los Porsche 911. Pero, aunque tenga un planteamiento mucho más racional, y mucho menos radical que otros, no deja de ser un Ferrari al 100%, es más, es un Ferrari con todo lo que les faltaba a otros para poder ser disfrutado con más asiduidad. Además, su diseño de Pinifarina marca unas líneas inconfundibles de la casa. Si ya se quiere algo distinto, por ejemplo, por tener familia, siempre estará la gama de Maserati compartiendo el motor con este Ferrari en alguna de sus versiones.

Interior Ferrari California T
Interior Ferrari California T

El Ferrari es muy amplio en su interior, hay espacio por todos lados y cabes, aunque seas grande. Su motor V8 biturbo rinde 560 caballos de potencia y propulsa el vehículo de 0 a 100 en poco más de 3,5 segundos con una velocidad máxima de casi 320 kilómetros por hora. Impresionante sonido al arrancarlo con el botón rojo situado en el volante. La marcha atrás se acopla mediante otro botón en la consola central y el resto de los cambios lo hacen unas grandes levas desde donde se engrana con un toque la primera.

Ferrari California T./Foto: @Ferrari
Ferrari California T./Foto: @Ferrari

La carretera de San Pedro de Alcántara a Ronda sucede curva tras curva desde el origen hasta el destino, y pese a las lógicas limitaciones de una carretera convencional, dan una idea de la soltura con la que se desenvuelve la máquina de Maranello. El equilibrio del coche es absoluto, desde la docilidad hasta lo radical, todo a gusto del conductor o del momento. Con un volante muy racing, porque es un Ferrari, pero que es muy cómodo. Incluye en su parte central los modos de conducción, los intermitentes y hasta los limpias para no tener que apartar las manos para nada, un acierto que se echa de menos al cambiar de coche a uno más convencional. Me sorprende lo bien que funciona la caja de cambios, se desenvuelve la mecánica a la perfección con su doble embrague, ya sea en automático o dirigido por las levas. Y el coche, salvo que se fuerce al derrape de las ruedas traseras, es una auténtica lapa, sin raros de ningún tipo en su tracción trasera con gomas de 285 y 19 pulgadas. Los frenos de pinzas amarillas, a juego con la cuenta revoluciones, delatan el componente cerámico y clavan literalmente el coche, si bien al menos en esta unidad son ruidosos en ocasiones, lo único inadmisible.

Ferrari California T
Ferrari California T./Foto: @Ferrari

Disfrutamos mucho el recorrido hasta llegar a Ronda, una de las ciudades más bonitas de España donde se esparcieron las cenizas de Orson Welles, en mi opinión el mejor cineasta de la historia, y porque en España dijo haber pasado los momentos más felices de su vida. La ciudad natal de su amigo el diestro Antonio Ordóñez y el refugio de Hemingway. Como para no estar orgullosos de nuestra tierra.

Portada de la película "The Third Man"
Portada de la película «The Third Man»./Foto: @orsonwellesofficial

Y llegamos a la almazara y hotel de LA Organic en Ronda. El intenso rojo del Ferrari es un extraño ante verdes olivos, como si se tratase de una muleta de toreo en la arena de un ruedo, es imposible pasar desapercibido. Y también recordaba la rivalidad histórica entre italianos y españoles en el comercio del aceite de oliva; y entre Enzo Ferrari y Ferruccio Lamborghini. Éste último que da nombre a sus coches con nombres de toros bravos cautivado por la ganadería Miura al visitar nuestras tierras andaluzas. El Ferrari desde luego hoy no estaba en casa. Admiramos el colosal proyecto de almazara diseñada por Philippe Starck, un Picasso en medio de ese campo, respetando el maravilloso entorno. Y aprendimos mucho del buen aceite de oliva, no me perdonaría no recomendar una visita de fin de semana y hacer una cata para entender el alma de este producto tan nuestro y en el que somos los mejores productores del Mundo. Una experiencia única, gracias Santi.

 

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Aprovechando las nubes y una fantástica temperatura, para la vuelta descapotamos el California T. Los paneles rígidos se apilan uno encima de otro y se guardan en el maletero. Y así y todo, queda mucho espacio, equipaje para un fin de semana de sobra, más lo que se puede utilizar de las plazas traseras, que como ya dije sirven para poco, pero que dan un espacio extra al coche por ejemplo para bolsas de palos de golf. El Ferrari descapotado tiene un sonido maravilloso y que se transforma en brutal en el modo sport, sin excesos incómodos para los demás. En la bajada desde Ronda a Marbella el motor se mantenía bajísimo de vueltas pese a los cambios de ritmo, el marcador del turbo en un reloj táctil multifunción central no se movía. Conducción tranquila en nuestro caso, pero adelantamientos fulminantes. No me extrañaría que pese a las criticas este coche sea una pieza para coleccionistas, su valor se mantiene y pienso que subirá. Y por supuesto siempre esta la opción de alquilarlo un fin de semana. Y que sea largo, por favor.   

Ferrari California T
Ferrari California T./Foto: @Ferrari

Agradecimientos: Santiago Muguiro, LA Organic (www.laorganic.es)  y  Serafín Croissier, Planet Drive (www.planetdrive.es).