Imagina un auditorio abarrotado en Yakarta. El público espera una nueva propuesta de movilidad, quizá una moto eléctrica más, como tantas otras que están surgiendo en el sudeste asiático. De repente, el telón se abre y una motocicleta aparece rodando sobre el escenario… Sola, sin conductor. Se mueve con calma, se equilibra, avanza con decisión y se detiene en el centro de la sala como si llevara años entrenada para ese momento. No es un truco publicitario ni un experimento de laboratorio: es la Omo X, la moto que promete inaugurar una nueva era en la movilidad urbana, donde la conducción autónoma ya no es patrimonio exclusivo de los coches.
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La primera motocicleta autónoma del mundo
La artífice de este hito es Omoway, una start-up fundada en 2024 por un grupo de ingenieros de élite que antes ocuparon puestos clave en XPeng, uno de los fabricantes de coches eléctricos más innovadores de China. Juntos han decidido trasladar el know-how acumulado en el sector automovilístico a un terreno mucho más complejo: el de las dos ruedas. Porque si lograr que un coche se conduzca sólo ya es una hazaña técnica, conseguirlo en una moto, con todo lo que implica el equilibrio, la estabilidad y el tamaño reducido, es un auténtico desafío de ingeniería.

El primer prototipo, presentado en junio de 2025, dejó claro que el proyecto va muy en serio. La Omo X integra una plataforma denominada Halo, cuyo cerebro es el sistema Halo Pilot. Este conjunto de sensores, radares y software permite funciones hasta ahora impensables en una moto: equilibrado automático a baja velocidad, control de crucero adaptativo, estacionamiento con un sólo toque y hasta un modo Summon, que hace que la motocicleta acuda al propietario cuando la llama desde su smartphone. A todo ello se suma un sistema de frenado asistido capaz de detener la moto si detecta un obstáculo peligroso y el conductor no reacciona a tiempo. Es decir, la máquina no sólo se mueve sola, también vela por la seguridad de su ocupante.
Pero la ambición de Omoway no se queda en la tecnología. El diseño de la Omo X ha sido concebido con una visión modular que multiplica sus posibilidades. El chasis puede configurarse en diferentes estilos: desde una versión step-through, ideal para quienes buscan comodidad en ciudad, hasta un formato tipo straddle de moto tradicional, pasando por una configuración touring para quienes necesitan recorrer distancias más largas. Este planteamiento permite que un único modelo se adapte a públicos muy distintos, una ventaja clave en mercados emergentes donde la motocicleta no es un capricho, sino un vehículo esencial para la vida diaria.

No es casualidad que la primera parada de esta revolución sea Indonesia, un país donde las motos son parte del paisaje urbano y rural. Con más de 120 millones de motocicletas en circulación, prácticamente una por cada dos habitantes, se trata del tercer mercado mundial y del escenario perfecto para poner a prueba una innovación de esta magnitud.
En 2024, allí se vendieron más de 6,3 millones de unidades, y aunque más del 96 % siguen siendo de combustión, la transición hacia lo eléctrico ya ha comenzado: las ventas de motos eléctricas crecieron casi un 400 % en un solo año. Omoway quiere aprovechar esa ola y posicionarse como la opción más avanzada, capaz de atraer tanto a usuarios urbanos como a flotas de reparto o servicios de movilidad compartida.
