Jeff Bezos y Lauren Sánchez eligen Menorca para veranear a bordo de su velero de 500 millones
Frente a las aguas turquesa de Ciutadella, en Menorca, se mece una de las embarcaciones más espectaculares jamás construidas. Es el Koru, el supervelero de Jeff Bezos, que parece fundirse con el horizonte como si hubiese emergido de un sueño de riqueza y libertad. Pero no es un espejismo: el fundador de Amazon y su ya esposa, la periodista Lauren Sánchez, han elegido las Baleares como telón de fondo de su luna de miel. Y Menorca, con su silencio, su belleza intacta y sus calas de postal, es la primera parada de este viaje que mezcla amor, aventura y exclusividad. Y es que, este año, el Mediterráneo es el elegido por los millonarios.
El nombre del barco, Koru, no es casual. En maorí significa nuevo comienzo, simbolizado en la espiral de un helecho sin desplegar. Y eso es exactamente lo que celebran Bezos y Sánchez: el inicio de una nueva etapa, tras haberse dado el «sí, quiero» en una de las bodas más fastuosas del año, celebrada en Venecia, entre canales, islas privadas y un despliegue de lujo a la altura de dos de las figuras más observadas del planeta.
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El supervelero de Jeff Bezos fondea frente a Ciutadella
El Koru es una proeza naval y estética. Con 127 metros de eslora y tres mástiles que se alzan por encima de los 70 metros, es el velero privado más grande del mundo. Su silueta clásica, de inspiración náutica tradicional, contrasta con la tecnología punta y el lujo silencioso de su interior, diseñado para no necesitar ostentación. A bordo, todo fluye con discreción: maderas nobles, textiles suaves, ventanales que permiten mirar el mar sin ser visto, piscinas integradas en la cubierta y rincones pensados para desconectar del mundo.
Pero incluso este templo del relax necesita su doble. El Abeona, su embarcación de apoyo, navega cerca con un helipuerto, equipos para deportes acuáticos y servicios auxiliares que hacen del Koru un hotel flotante de seis estrellas, capaz de ofrecer privacidad absoluta y experiencias únicas.
¿Por qué Menorca?
La pregunta se contesta sola. A diferencia de sus vecinas más ruidosas, la isla menorquina sigue siendo ese rincón del Mediterráneo que resiste al ruido. Sus calas parecen esculpidas a mano, sus pueblos mantienen la calma de los siglos, y fondear frente a Ciutadella es como aparcar el tiempo. En los últimos días, vecinos y turistas han podido divisar al gigante de los mares balancearse frente a la costa, como una criatura majestuosa que observa sin ser molestado.
No es la primera vez que Bezos y Sánchez eligen las Baleares para perderse: ya el verano pasado se dejaron ver entre Mallorca e Ibiza, escapando de tormentas y buscando el lado más íntimo del Mediterráneo. Pero ahora hay algo diferente. Esta vez, todo gira en torno al amor, al símbolo del renacer, a la promesa compartida sobre la cubierta de su velero: que esta nueva vida juntos sea viento a favor.
Próxima parada: Ibiza y el arte de vivir bien
Aunque no hay confirmación oficial, todo apunta a que la ruta continúa rumbo a Ibiza, y probablemente a uno de sus rincones más sofisticados: Casa Jondal, en la costa suroeste. Allí, donde los megayates se alinean como perlas frente al chiringuito más COOL de la isla, la pareja podría degustar bogavantes al ajillo, vinos naturales y sobremesas sin hora en la arena. No sería extraño verlos allí, entre sombrillas de lino y platos firmados por Rafa Zafra, mezclándose con la élite internacional que entiende que el verdadero lujo es sentirse libre.
Mientras tanto, el Koru sigue fondeado frente a Ciutadella, como un visitante ilustre que no necesita hacer ruido para dejar huella. Es difícil no detenerse a contemplarlo.