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Carlos Matallana (LunaJets): «Viajar en avión privado es comprar tiempo, no sólo exclusividad»

Jet privado
Carlos Matallana Bravo de Laguna, director de LunaJets en España. . (Foto: Lunajets)
Javi Fernandez
  • Javi Fernandez
  • Escribir es mi hobby y se ha convertido en mi profesión. Llevo el PR y la comunicación en la sangre, me encanta contar historias con pasión, que cautiven y que inspiren a los lectores. Después de más de 10 años en la profesión, no lo cambiaría por nada del mundo.
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Después de ver cómo Cristiano Ronaldo ha adquirido un nuevo avión privado valorado en 70 millones de euros y los últimos estudios revelan un aumento en el número de vuelos privados, hemos querido explorar este exclusivo mundo. En 2023 se registraron más de 117.000 vuelos en jets privados a 45 destinos de lujo. Entre los cinco principales destinos de estos vuelos figuran tres aeropuertos españoles: Palma de Mallorca, Ibiza y Málaga, después de Niza y Ginebra, situando a España como el segundo destino vacacional europeo receptor de jets privados. Aunque conocemos el estilo de vida que estos vuelos representan gracias a lo que vemos en redes sociales, ¿cómo funciona realmente este sector? Para descubrirlo y desentrañar los secretos de este fascinante mercado, entrevistamos a Carlos Matallana Bravo de Laguna, director de LunaJets en España.

Ala de avión, LunaJets España
(Foto: LunaJets)

La empresa fue fundada en 2007 por su actual CEO, Eymeric Segard, y se ha posicionado como líder en el mercado, teniendo sede en Ginebra y oficinas en Londres, París, Dubái, Zúrich, Madrid, Riga y Mónaco. Al margen del mensaje que puedan mandar otras compañías y ese velo de lujo que envuelve la experiencia, esta viene con un objetivo diferente y es desmontar los mitos que existen en torno a los aviones privados. Muchas son las preguntas que se surcan este reducido universo y, sobre estas líneas, vivimos anécdotas, realidad e incluso vemos como muchos mitos se desmontan por completo.

Carlos Matallana Bravo de Laguna, de 41 años, es un profesional que siente auténtica pasión por el mundo de la aviación y se nota en cada palabra que expresa en esta entrevista. Su experiencia es amplia y ha trabajado en varios países, como Jamaica, construyendo su carrera entre diferentes empresas, pero siempre relacionadas, de una manera u otra, con el mundo de la aviación. Un profesional de difícil descripción, que transmite una energía especial y se nota cómo sus palabras desprenden una pasión que lleva intrínseca.

Carlos Matallana, LunaJets
Carlos Matallana. (Foto: LunaJets)

Para conocer la esencia de una empresa, hay que ahondar en la persona que la lidera y nuestra primera pregunta es, ¿quién es Carlos Matallana?, a lo que responde: «Soy alguien que tiene muy claro que quiere trabajar en la aviación, porque es mi gran pasión. Mi vida profesional se ha desarrollado en este ámbito y he formado parte de la aerolínea United, AENA, incluso una empresa de compraventa de aviones. Todo ha versado en torno a ello y he querido que sea así porque es mi pasión», confiesa.

«Cuando entré en el mundo de la aviación me parecía algo de otro planeta»

Los puestos que ha ostentado siempre han sido de alto rango, pero todos coincidimos en que no es común llegar a ser la cabeza pensante de una empresa de aviones privados. «En 2020 una headhunter me contactó para decirme que una empresa de aviación privada estaba buscando un perfil directivo y me animé a hacer las entrevistas. Me parecía algo de otro planeta y le hice caso porque estábamos en un periodo extraño y era una oportunidad. Logré entrar en LunaJets y se abrió un mundo ante mí totalmente nuevo, que está al alcance de muy pocos», cuenta Matallana. Desde su entrada, su misión en la empresa no es otra que predicar el mensaje real que existe detrás.

Siempre hemos pensado que los jets privados están al alcance de pocas fortunas, pero no es así.  «Hay mucha gente que puede volar en avión privado y no lo sabe. En España las distancias son cortas, lo cual es un gran beneficio, y hemos llegado a crear vuelos para una familia de cuatro cinco personas por 3.000 euros a Mallorca«, afirma.

Gente en un jet privado
(Foto: Freepik)

Ellos son brókeres de aviación ejecutiva, por lo que su misión siempre es encontrar el mejor avión que se adapte a las necesidades del cliente. Existe un mito, o tabú, en nuestro país sobre estos vuelos, ya que hay ese temor al qué dirán, pero hay más personas de las que creemos que hacen uso de este servicio. «España es un país cómodo para la aviación ejecutiva, porque es muy fácil volar y hay muchas opciones a precios bajos. Los que vivimos en Madrid, Barcelona o Bilbao somos personas que residimos en ciudades muy bien conectadas. Aunque siempre existen vuelos comerciales, nosotros lo que realmente vendemos es tiempo y libertad», afirma.

La variedad de aeronaves que manejan es variada, aunque como bien nos cuentan, «por cuestiones de seguridad y diseño, no contratamos jets que sean de antes de los 2000. Esto es algo que nos diferencia y que hace que tengamos acuerdos con grandes empresas y corporaciones». Hay opciones para un viaje rápido de cuatro personas, hasta el diseño más majestuoso que manejan, que son Boeing 737 BBJ con interiores acondicionados, que cuentan con habitaciones, cocina e incluso espacios de oficina. Nos confiesa que estos son requeridos, sobre todo, por jefes de Estado que no cuentan con aviones propios y que necesitan hacer viajes largos de más de una parada.

Habitación del Boeind 737 JCC
(Foto: LunaJets)

En plena crisis del COVID, Matallana entró a formar parte de la empresa. Un momento complicado para dar un paso así. «El cambio fue una locura. Encima coincidió con que no conocía el sector, pero me hice a él y la situación hizo que alcanzáramos récord de ventas», nos cuenta. «Teníamos varios tipos de pasajeros volando con nosotros. Los que, en vista de lo que ocurría, querían reunificar a la familia para pasar el confinamiento. Otros que eran inmunodeprimidos que necesitaban salir rápido, incluso médicos que tenían que trasladarse a otra ciudad para ejecutar cirugías importantes. En la parte corporativa, se redujo mucho el tráfico, pero los que viajaban eran altísimos directivos a firmar contratos cruciales a otros países, lo cual estaba permitido», subraya.

Jet privado de LunaJets
(Foto: LunaJets)

Ya no es un capricho para millonarios

El tiempo cambia las mentes y en España sigue siendo un capricho para ricos. Es sorprendente, pero «el público que está cambiando la mentalidad es el latinoamericano que vuela a nuestro país para establecer aquí su fortuna. Para ellos es normal y, aunque la evolución de la mentalidad sea lenta, poco a poco evoluciona. Somos un país con mucha envidia». La habitualidad de estos servicios aumenta entre aquellos altos ejecutivos que buscan tiempo y LunaJets lo aporta. «Tenemos una muy buena red de transportes y puedes llegar a cualquier punto del país, pero cuando tienes un cliente en el norte y necesitas ir y venir en escasas horas, esta es una solución que compra tiempo».

Interior de un jet privado
(Foto: LunaJets)

Entre su cartera de clientes se encuentran fortunas de diferentes calibres, pero mientras conversamos nos queda claro que estamos lejos de ese concepto de jets privados que veíamos en la década de los 90. Su servicio es premium y todo está bajo absoluto control. «De los cuatro años que llevo, por lo general el pasajero es fácil. Su única exigencia es que se sirva lo pactado. En cuanto a lo que solicitan, lejos de lo que muchos piensen, por ejemplo, el champán que más hemos servido es un Ruinart blanc de blancs y hay otros que piden vinos de diez euros o unos sándwiches de Mallorca».

Copa de Champagne de LunaJets
(Foto: LunaJets)

Eso sí, también están los clientes exigentes, que solicitan cosas complicadas, pero para LunaJets la palabra imposible no existe. «Una vez un pasajero nos pidió un periódico alemán que sólo se vendía en un pequeño pueblo del país. Conseguimos el documento online, lo imprimimos y construimos el periódico nosotros mismos», confiesa.

‘Aircraft on Ground’

Son muchos los retos a los que se enfrentan, pero el mayor que se pueden encontrar no es un cliente exigente, sino que es algo que denominan como AOG (Aircraft on Ground), una palabra que hace que cunda el pánico, puesto que significa que el avión tiene problemas. Esta situación la han vivido en LunaJets y fue complicada.

Avión privado volando
(Foto: LunaJets)

«Hay que conseguir algo alternativo de similares características y lo haces con el pasajero, presente en la terminal, cara a cara. Tuvimos a una clienta que se iba a Alemania porque había conseguido una reserva en un restaurante muy exclusivo y era su sueño cenar ahí. Era esencial que llegara a tiempo y surgió un AOG. Tuvimos que ser rápidos, porque tenía una reserva. Finalmente, conseguimos una solución, pero no llegó a tiempo. Perdió la mesa. Nuestros clientes son únicos y le dimos la sorpresa cuando ella estaba volando. Sabíamos que no llegaba y, a través de nuestra red de contactos, conseguimos negociar que le mantuvieran la reserva para el día siguiente. Le regalamos una noche de hotel allí y probó el restaurante», cuenta.

Mujer entrando a avión
(Foto: Freepik)

No es fácil dirigir una empresa así y hay que estar hecho de una pasta especial. Carlos Matallana cumple ese perfil. Su personalidad transmite esa seguridad que su tipo de clientela necesita y su energía no tiene definición, es especial.

«El cliente compra tiempo, no exclusividad»

Él nos confiesa que «lo que vendo no es algo necesario, es un lujo» y la perfección es un mantra que practica cada día. «A veces me tildan de obsesivo, porque reviso todo, pero lo que hago es anticiparme a los problemas. Si existen, lo cuento y también te doy la solución». De principio a fin, el concepto que tenemos sobre los jets privados y todo lo que lo rodea no es el mismo. El cliente ahora ya no compra exclusividad. Lo que busca es tiempo, poder llegar a su vuelo cinco minutos antes, evitar extensas esperas y viajes eternos. Aquí el lujo se traduce en una experiencia intangible.

Regalo de Lunajets
(Foto: LunaJets)