Portugal es un país que nos fascina pero últimamente hay una zona con la que no dejamos de soñar. Esa es la que se encuentra en las orillas del río Duero, el Douro en portugués. Una zona especial llena de viñedos donde encontramos sofisticados hoteles donde queremos dormir. Uno de ellos es Ventozelo, un hotel y quinta perfecto para amantes del vino.
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No es un hotel demasiado grande, es un lugar íntimo donde disfrutar de la tranquilidad del lugar. La Casa Grande, el edificio principal, era la casa donde vivía la familia que era dueña del lugar. Ahora contiene siete preciosas habitaciones, una librería para perderse entre lecturas y el comedor, donde se disfruta de cenas y comidas regadas por un buen vino.
La finca
El resto de edificios de la finca, que han sido rehabilitados, dan cobijo al resto de huéspedes. Y en ellos encontramos diferentes tipos de habitaciones según lo que nos apetezca. En la Casa do Feitor -del siglo XVIII- encontramos cinco habitaciones. Era la casa de Feitor de Ventozelo, la persona más importante de la prioridad. En el siglo XX fue rehabilitado y se convirtió en la casa donde dormían los propietarios.
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La siguiente es la Casa do Laranjal, encontrada en una de las zonas más altas de la quinta. Tienen una entrada exterior privada y cuenta con cinco preciosas habitaciones. Seguimos a los Balões, los antiguos almacenes de hormigón donde se guardaba el vino. Han sido recuperados y se han transformado en suites. «Los globos reciben su nombre de su forma esférica, que hoy le da a estas casas un toque arquitectónico irreverente», explican desde el hotel.
Seguimos con la Casa Romántica, con una bonita suite. Se encuentra en uno de los valles interiores de la finca y tiene vistas al olivar. Es una casa de piedra y acero. Un pequeño refugio rural que, como ellos dicen, invita a la contemplación. Seguimos con la Casa do Cardanhos, que era la zona en la que dormían los trabajadores temporales de la finca. Ahora cuenta con 7 magníficas habitaciones dobles. Seguimos con la Casa do Rio, cerca del río. Una casita con dos habitaciones dobles, sala de estar, terraza y un precioso patio.
La quinta
Uno de los lugares más singulares de Ventozelo es su piscina, con vistas a los viñedos del Douro. Una infinity pool con el borde de madera y acompañado de hamacas blancas para descansar y disfrutar de las vistas.
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Pero lo que hace especial este hotel es su Wine Bar, aquí es donde podemos probar su delicioso vino de Ventozelo. Por supuesto, las catas de vino forman parte de la esencia de este hotel y quinta. Se puede disfrutar de la experiencia Terroir de Ventozelo en cualquier época del año. También se puede conocer la rutina diaria de una Quinta do Douro. Aprender de vino siempre es interesante y es una experiencia que nos llevamos en la maleta.