Me dijeron: O te subes al carro o tendrás que empujarlo. Ni me subí ni lo empujé. Me senté en la cuneta y alrededor de mí, a su debido tiempo, brotaron las amapolas. Este poema de Gloria Fuertes es uno los más famosos de la autora. Las flores nos recuerdan algunas de las cosas buenas de la vida. ¿Por qué no tenerlas, entonces, siempre en casa? Están ahí en algunos más importantes de nuestra vida, pero las amapolas, las rosas, los claves, las amapolas… Deberían estar ahí todos los días. Como San Valentín, que habría que celebrarlo todos los días. Hemos hablado con una de las personas que más sabe de flores y que más disfruta con ellas. La florista Sally Hambleton, en su maravillosa tienda de la madrileña calle Gabriel Lobo, adorna casas y espacios con su manera de ver la vida -siempre con flores-. Hablamos de flores para el día del amor, de sus inicios y llegamos a la conclusión de que la vida siempre se ve más bonita con un ramo en la mano.
Pregunta: Es bien conocido que cambiaste un mundo tan gris como la bolsa por un mundo tan maravillosamente colorido como el de las flores… ¿Cómo tomaste esta decisión?
Respuesta: El empujón inicial me lo dieron… ¡me despidieron! No entraba en mis planes cambiar de profesión tan radicalmente, pero echando la vista atrás… fue algo bastante natural: estudié Diseño de interiores durante cuatro años en Madrid y mi familia en Reino Unido tenía mucha vinculación con los jardines y el diseño floral. Cuando me encontré con tiempo y una indemnización que me daba cierta tranquilidad, decidí regalarme un taller floral con Kenneth Turner en Londres… y me enganché para siempre.
P: Reino Unido es, por razones obvias, importante para ti. ¿Qué has aprendido de flores allí que has trasladado a tu trabajo?
R: Todo. Es mi escuela, mi fuente de inspiración, mi motor, mis raíces… y soy consciente de que la idealizo un poco, pero no me importa -suele ocurrirnos a los que vivimos lejos de una tierra que sentimos nuestra-. Yo elijo quedarme con lo mejor que tiene Reino Unido en mi campo, que es muchísimo, y aprender de ello cada día. Una inglesa, Constance Spry, nacida en 1886, fue la primera diseñadora floral en hacerse mundialmente conocida, y a día de hoy, sigue siendo un icono para muchos diseñadores florales que siguen el movimiento naturalista y sostenible.
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P: Cuentas que tu tía Felicity tuvo relación con ella…
R: Sí, mi tía Felicity -mi segunda madre- estudió con ella, y siempre ha sido un personaje fascinante para mí. Ella es la que me ha enseñado a desordenar mis arreglos, a dejar espacio entre las flores para que puedan «volar las mariposas» y apreciar la belleza de cada flor de manera individual. También son los que me han abierto los ojos al consumo local de flores, a reducir la huella de carbono que produce nuestro sector y a buscar medidas alternativas al uso de la esponja floral por los riesgos que entraña para el planeta, -está compuesto de micro plásticos que se acaban vertiendo al mar-.
P: Cuando empezaste, en España no había tanta cultura floral… ¿Cómo ha sido la evolución desde los comienzos?
R: La verdad es que ha mejorado mucho el sector en los últimos 20 años. Cuando llegué a este mundo había dos o tres tiendas en Madrid donde yo me sentía cómoda encargando flores, y no del todo. Y las comparaba con lo que yo conocía en Reino Unido y pensaba: ¿pero por qué no se puede hacer esto en Madrid? Igual que yo lo echo en falta, ¿habrá otra gente a la que le pase lo mismo? Es verdad que en España la flor es bastante más cara que en el resto de Europa -por distancia fundamentalmente de Holanda, y porque se consume menos y los camiones vienen medio llenos- y es un producto que por tradición, y por coste, se regala en ocasiones especiales y el autoconsumo era -y aún sigue siendo, aunque ha mejorado- muy bajo.
La llegada de las redes sociales hace 20 años, y más concretamente la llegada de Instagram -una red social 100% visual- hace 14, ha contribuido -a mi modo de ver- al crecimiento del interés por las flores de manera exponencial. Junto con el interés por la decoración, el diseño y la belleza en general. ¡Y hay pocos productos que fotografían mejor que las flores! Y ese interés ha derivado en muchos más actores en el sector, lo cual es buenísimo para todos.
Las flores y España
P: Cada vez pones más en valor el trabajo de las personas que cultivan flores en nuestro país, sobre todo a raíz de la pandemia… ¿Cómo surge este apoyo?
R: Tuve tiempo de pensar mucho durante las primeras semanas del confinamiento. Consumí muchas noticias en la televisión, y me impresionó ver a los agricultores en el sur de España, arrancar sus cultivos y llenar contenedores de obra de flores para triturar. El esfuerzo de todo un año… a la basura, literalmente. Me quedé en shock. Hay que pensar que la temporada de consumo de flor en España, para la que estos agricultores trabajan todo el año, empieza en marzo, con Las Fallas. Continúa con la Semana Santa, con la Feria de Abril, las primeras comuniones, las bodas, el Día de los difuntos…
P: Y nos encierran en marzo, antes de todo esto.
R: Fue la ruina. Y a mí esto me impresionó muchísimo y me dejó pensando: yo no tengo flores para trabajar. Mis transportistas han decidido que cierran temporalmente su empresa.
Mi marido está por Madrid, colaborando con una ONGs, recogiendo EPIs que hacían las familias en sus casas y entregándolas en residencias de ancianos. Y pensé: puedo mandar con él con unos arreglos de flores también, para estas pobres personas que están absolutamente desbordadas de trabajo y olvidados por la mayoría. Así que hice una petición desde mi Instagram: pedí botes de cristal de conservas -para usar como jarrones- y flores. A ver qué pasaba. Y el resultado fue increíble: productores de flores de Chipiona me mandaron decenas de cajas de flores, y seguidores anónimos me dejaban cada día varias bolsas de botes de cristal impolutos de limpios, en la puerta de mi tienda.
Estuve muchas semanas trabajando sola en nuestro taller, haciendo pequeños arreglos de flores que mi marido y otros voluntarios entregaban en las residencias de Madrid. Y todo gracias a la generosidad de un sector que estaba sufriendo la ruina total. Desde entonces me propuse no olvidarme de esto y comprometerme a comprar al menos la mitad de la flor que consumimos en Sally Hambleton, en España.
P: Tienes un estilo muy especial… ¿de dónde surge? ¿En qué te inspiras? ¿Cómo describes tus trabajos?
R: Trabajar con flores es un verdadero privilegio. Ellas te guían si las escuchas. Verlas crecer en un jardín me ayuda a conocer mejor cómo se comportan visualmente en relación al resto de sus compañeras, por ejemplo, y cómo se mueven. También al colocarlas en el recipiente. Si tienes en cuenta en tus diseños cómo crecen las flores de manera natural, el resultado de tus composiciones será más natural, que es lo que yo persigo. El arte también es una gran fuente de inspiración: los bodegones holandeses del siglo XVII, por ejemplo, siendo en ese caso más literal. Pero también a la hora de tratar el color, una obra abstracta puede inspirarte. O la decoración de un interior -en mi caso, como es mi formación, la utilizo con frecuencia-. Siempre le digo a mis alumnos una frase que me gusta mucho: «No hagas lo que yo hago. Ve lo que yo he visto».
P: Me da la sensación que nos gusta cada vez más tener flores en casa… ¿lo percibes también?
R: Sí, poco a poco. Las ventas por ocasión: nacimiento, fallecimiento, cumpleaños… siguen liderando el ranking, pero sí percibimos que a medida que los jóvenes se van incorporando al mundo laboral, prestan más atención a la decoración de sus viviendas, mejoran su capacidad de compra y ahí entran las flores.
Las flores y el amor
P: Hay una frase muy manida que dice «díselo con flores»… ¿Es el Día de los enamorados uno de los de mayores ventas por esto?
R: ¡A mí me parece una frase brillante! Porque las flores hablan cuando tú te has quedado sin palabras. Lo tengo comprobadísimo. Las flores consuelan, acompañan, emocionan… y le gustan a todo el mundo. Y a tu pregunta: sí, yo creo que sí. En el Día de los enamorados sí, es uno de los mayores días de venta de flores en el mundo. Es una celebración universal y que coincide en el mismo día del año en todos los países. Aunque en España no está demasiado arraigada. En nuestro caso, vendemos mucho más el Día de la Madre.
P: ¿Qué recomendarías regalar para un día tan especial como San Valentín? ¿Cuáles son tus flores favoritas para una ocasión así?
R: Yo recomendaría cualquier flor, excepto la rosa roja. Es la flor que se consume en el mundo entero para esta fecha -de hecho, nuestra tienda está llena de ellas- y por eso el precio sube muchísimo. Yo apostaría más por unas anémonas rojas nacionales, que son una belleza, mezcladas con unos antirrhinum y alhelís nacionales, por ejemplo.
Flores para decir lo que no te sale con palabras
P: ¿Y para llevar unas flores a casa de alguien como agradecimiento?
R. Un ramo de flores variadas nacionales pero… en agua: en una de nuestras bolsas especiales de cartón, con asas largas, porque son muy cómodas de llevar y porque al ir en agua -que no en jarrón, que incrementaría el precio del producto final- tu anfitrión no tiene que dejar de atenderte para buscar un jarrón que le vaya bien al tamaño del ramo, cortarles los tallos y meterlas en agua -algo muy latoso-. Se pueden quedar en la bolsa hasta el día siguiente.
P: En el mundo de las flores también hay tendencias, aunque está claro que tú tienes tu propio estilo… ¿qué estamos viendo y qué vamos a ver este 2024?
R: No puedo ayudarte con esto: las tendencias me interesan poco, no sé nada de ellas y tampoco me interesan demasiado. Todo un sector copiándose unos a otros: me aburre y en cierta medida también me agobia un poco. Yo prefiero no mirar a los lados, y mirar de frente, hacia donde yo quiero llegar. Dejar que sean las flores de cada estación las me inspiren a hacer arreglos de flores donde sacar su máximo potencial estético.
P: Sally… ¿cuáles son tus flores favoritas?
R: En cada estación del año me enamoro de unas cuantas (sonríe). En invierno me encantan todas las flores de bulbos y rizomas: tulipanes, narcisos, muscari, ranúnculos. En primavera me vuelven loca las peonías coral, las primeras rosas de jardín, los claveles. En verano, las dahlias, los cosmos delphinium, la astrantia…
P: ¿Y cuáles son las que nunca tendrías en casa?
R: Las flores tropicales me cuestan. No las conozco, no he trabajado con ellas, no estoy habituada a ver paisajes y jardines con plantas tropicales -tengo que ir más a las preciosas Canarias y así poder aprende- y en general sus formas más agresivas no me ayudan a conseguir lo que yo busco en mis arreglos. Pero todo es ponerse. Me gustan los retos (guiña el ojo).
