Luis López Anglada, que fue secretario del Ateneo de Madrid, tiene un poema que dedica al otoño madrileño: «¿Dónde vamos, Madrid? A octubre miro y con sabor de soledad me sales. Mientras el corazón amarillea la tarde, que no el cuerpo, me pasea por las tranquilidades del palacio. Todo se finge rápido y urgente, pero yo te recorro lentamente que las cosas del alma van despacio». Y es que otoño es un buen momento para recorrer la capital… Y disfrutar de esos restaurantes de la ciudad que hay que probar, al menos, una vez en la vida. Las sobremesas de la nueva temporada hay que disfrutarlas en algunos de estos icónicos restaurantes.
Lhardy
Llevan desde 1839 siendo uno de los referentes gastronómicos de la ciudad, y con esta nueva fase con Pescaderías Coruñesas al frente, mucho más. Un restaurante con solera, ahora sofisticado a más no poder, con un servicio impecable y buen producto. «Un emblema de calidad con más de 180 años de protagonismo en la vida de Madrid», se describen. Su cocido es icónico, ahora su pescado también.
Casa Lucio
Los huevos fritos de Lucio son un imperdible en el panorama gastronómico de la ciudad. Es otro de esos restaurantes históricos que hay que conocer por su trabajo en la Cava Baja. El gran Lucio ya no está al frente, son sus hijos los que están -María del Carmen, Fernando y Javier-, pero el cariño sigue en sus platos y en su servicio.
Casa Lucio está en la ubicación del centenario Mesón El Segoviano, el restaurante en el que Lucio Blázquez empezó a trabajar con 12 años. Maravillosos sus huevos fritos y cualquier plato, ya que sus productos son siempre de primera calidad. Y el ambiente, estupendo. Siempre hay alguna personalidad.
Horcher
Horcher es uno de los grandes restaurantes de Madrid. Comenzó su andadura en Berlín en 1904, gracias a Gustav Horcher, y el resto… Es historia. Pocos restaurantes en la capital tienen tantas cosas que contar. De ahí que hayan publicado un libro narrando sus mejor anécdotas. Aunque lo mejor es reservar mesa, vestirse elegante e ir a cenar para comprobarlo.
Fue el nieto de este Gustav Horcher quien copió el modelo, abriendo su restaurante frente al Retiro de Madrid. «Mucho menos podía imaginarse que su bisnieta Elisabeth, se convertiría en la cuarta generación al cargo de este emblemático establecimiento», cuentan desde el restaurante. Sofía Loren o Salvador Dalí han sido algunos de sus comensales más ilustres. No nos extraña.
Saddle
En el local del icónico Jockey abrió sus puertas Saddle y desde entonces compite por ser uno de los mejores restaurantes de Madrid. Jockey era icónico, así que reservar mesa en este nuevo proyecto también es comerse un bocado del pasado gastronómico de la capital. Su estrella Michelin y sus dos soles Repsol lo corroboran.
Para entender bien el concepto, así lo explican ellos: «Saddle es una experiencia en la que destaca el respeto por el producto y la maestría en mezcla de técnicas clásicas y actuales». Un proyecto gastronómico en dos plantas con tres ambientes diferentes, y un maravilloso bar donde disfrutar de la mejor coctelería. Hay pocos restaurantes en Madrid así y hay que ir al menos, una vez en la vida.