Tan auténtico que hasta los futbolistas italianos que veranean en Ibiza siempre hacen parada aquí. Porque cuando se trata de buena mesa, ellos también saben dónde está el verdadero lujo: en lo discreto, en lo bien hecho, en lo memorable. En otras palabras, en Il Dek. A los pies de la ciudadela de Dalt Vila, oculto entre las callejuelas de La Marina, Il Dek es el bistrot toscano que todo amante del buen comer debería conocer. No es un restaurante de moda, sino uno con alma, donde cada detalle cuenta. El restaurador Francesco Secci, alma del grupo Casa Prato, ha conseguido traer a Ibiza un pedazo de la Toscana más refinada, con platos icónicos y una bodega de escándalo.
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Pero si hay un nombre que se repite una y otra vez entre quienes han vivido la experiencia Il Dek, ese es Felice Cantone. Sommelier, anfitrión y mago del vino, Felice transforma una simple cena en una celebración.
Decimos vino, pero también el verdadero Spritz. Felice nos explica que «no es sólo mezclar tres cosas y ya, como hacen en muchos sitios ahora», explica con una sonrisa Felice Cantone mientras remueve con precisión en su barra iluminada.
«El verdadero l’Aperol Spritz, como lo llaman ahora por moda, nace en el norte de Italia y tiene alma. Primero, hielo abundante. Luego, tres partes de Prosecco, dos de bitter (puede ser Aperol, sí, pero también Select o Campari si se quiere más carácter) y una de soda. Pero lo más importante es el orden: primero el vino espumoso, después el bitter y al final la soda. Así se respeta la efervescencia y se mezclan bien los aromas. Y nunca, nunca se remueve con fuerza. Sólo un suave giro con la cuchara. Si lo haces bien, cada sorbo tiene el equilibrio perfecto entre dulzor, amargor y frescura».
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Fabio Galante, Nicolò Rovella o el mismísimo Andrea Pirlo son asiduos a este restaurante. Pero también Björn Borg, extenista sueco que compitió entre 1973 y 1981, logrando vencer en 96 torneos, contando entre ellos 11 títulos de Grand Slam.
Cocina italiana en Ibiza con carácter
Uno de los restaurantes italianos más gastronómicos que se pueden encontrar en las isla. La carta es una oda a Italia, sin artificios. Antipasti con embutidos y quesos seleccionados, ostras Guillardeau y carpaccios que despiertan los sentidos. Los platos principales brillan por su técnica y materia prima: solomillo alla Rossini, bistecca alla Fiorentina madurada o la Milanesa con hueso que rivaliza con las de los mejores locales lombardos. La pasta se hace allí cada día, de manera artesanal.
Pero si hay un plato que se ha convertido en símbolo de la casa son los espaguetis con parmesano, preparados al fuego frente a ti. Ver arder la salsa en plena noche ibicenca, bajo las luces suaves del bistrot, es un espectáculo que eleva la cena a puro ritual. Autenticidad, sabor y show en la misma cazuela.
La bodega
La bodega es uno de los grandes tesoros del lugar. Curada con mimo por Felice, incluye algunas de las mejores referencias de Italia: desde Brunello di Montalcino a Chianti Classico o los supertoscanos de Tenuta Masseto y Marchesi Antinori. También hay guiños franceses (Château Margaux, Château Lafite) y una selección de champán que haría feliz a cualquier hedonista. La coctelería, además, mantiene el nivel, con tragos italianos ejecutados al milímetro.
Felice no recomienda, cuenta historias. Cada botella que saca tiene alma. Y eso, en un mundo saturado de etiquetas, se agradece.
Una noche que se queda contigo
Situado junto a la muralla renacentista y con vistas únicas a la ciudadela iluminada, Il Dek es ese lugar del que se habla en voz baja entre quienes saben dónde está el verdadero lujo. No es raro ver en sus mesas a diseñadores italianos, actores europeos o futbolistas, como he mencionado al principio, que prefieren disfrutar sin flashes. Porque la discreción es parte del encanto.
