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El resort en Bodrum en el que siempre es verano

Amanruya
Foto: Amanruya
Paloma Herce
  • Paloma Herce
  • Periodista especializada en moda, viajes y estilo de vida. Doble graduada en Periodismo y Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad CEU San Pablo, Máster COPE de radio. Llevo más de 10 años escribiendo y hablando sobre desfiles, tendencias, restaurantes, viajes y hoteles. En definitiva, los pequeños placeres de la vida. También he trabajado en la sección de Internacional y en agencias de comunicación. De pequeña escribía poesía pero eso no cuenta. Mi leit motiv en la profesión y en la vida es una frase de Diana Vreeland: 'the eye has to travel'.
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Pinos y olivos. El mar Egeo, y muy cerca de Bodrum, una ciudad turca mágica en dos bahías gemelas que lo convierten en un marco incomparable. Es uno de esos sitios especiales donde podría ser eternamente verano. Sobre todo en los fantásticos hoteles que encontramos en la zona. Uno de ellos es Amanruya, un resort inspirado en la arquitectura turca y mediterránea dónde queremos perdernos siempre.

Amanruya
Foto: Amanruya

Piscina privada en Amanruya

Amanruya
Foto: Amanruya

Además de los pinos y olivos, también hay cipreses. Aguas turquesas, una playa de guijarros privada. Un retiro que se asemeja a un pueblo, un retiro aislado y privado donde poder disfrutar de paseos, sombras, pabellones independientes o piscinas en los que bañarte tú solo.

Amanruya

Una de las habitaciones de Amanruya
Foto: Amanruya

Amanruya

Baño de Amanruya

Es un sitio en el que arañar los últimos días de buen tiempo -ya no de verano-, pero también un sitio donde disfrutar de unas jornadas románticas con quién quieres. Porque muchas veces es necesario darse un respiro de la rutina, pero aquí es fácil. Esto se puede hacer alguno de los 36 pabellones privados de terracota.

Amanruya

Amanruya
Foto: Amanruya

Amanruya

En este hotel turco se pueden hacer muchas cosas. Disfrutar de baños en su playa privada, leer debajo de algunos de los múltiples árboles que encontramos en toda la finca. Navegar por el Egeo, por supuesto. Desayunar, comer o cenar al lado del mar y de la piscina. Tomar un vino o un meze turco, marisco o ensaladas. Una barbacoa en la terraza. Un cena japonesa en Sushi by Amanruya. O un cóctel en su magnífico lounge. Por último, una exquisita cena en el Anatolian Pavilion, con unas vistas que dejan sin respiración y una cocina con el sello del chef Cihan Beyin, que mezcla una gastronomía egea, otomana y mediterránea. Yoga, tratamientos especiales o todo lo que puede ofrecernos este alojamiento de lujo en su rama wellness.

El spa de Amanruya

Amanruya
Foto: Amanruya
La playa privada de Amanruya
Foto: Amanruya

Amanruya

También una visita a Karnas Vineyard, para disfrutar de una cata de vino y queso. Pero también todos esos lugares Patrimonio de la Humanidad que se encuentran cerca de Bodrum. Desde Amanruya invitan a quedarse… Pero también a irse. Y dejar que pase el tiempo, disfrutar de cada minuto en un entorno tan idílico. El lujo de los pequeños placeres en mitad del Mediterráneo. (Suspiro).

La playa privada de Amanruya
Foto: Amanruya

Amanruya

Amanruya
Foto: Amanruya