Hay muchas ciudades en Europa que nos gustan, pero pocas como Lisboa. La ciudad de Fernando Pessoa tiene ese sabor bohemio y melancólico que tanto nos gusta. Un vistazo al pasado que se refleja en sus calles… Y que se mezcla con la modernidad que impregna, cada vez más, la ciudad. Lisboa es un crisol de sensaciones, de pasado y de futuro. Una ciudad en la que perderse y a la que es pecado no ir, al menos, una vez al año. Para nuestra próxima visita, tenemos nuevo hotel donde dormir: el Four Seasons Hotel Ritz Lisbon.
Pero este hotel no es nuevo, es un alojamiento con 60 años de historia. Y el más exclusiva de la ciudad… Pero ha vuelto renovado, con el sello de Four Seasons, que lleva gestionando desde 1997. Y ha sido en parte gracias a la pandemia, que ha servido de excusa para mejorar en todo. En 1959 su apertura fue una revolución en la ciudad. Rostros conocidos de todo tipo han dormido entre las sábanas de sus camas… Y ahora será igual. Misma esencia, pero aire renovado.
Quien se ha encargado de esta renovación -la segunda en la historia del hotel- lleva el sello de Oitoemponto, un prestigioso estudio de arquitectura portugués. Una renovación que no ha modernizado el hotel como tal, ha restaurando la esencia del alojamiento.
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La tecnología se mezcla con sus aires vintage, dándole a todo mucha más personalidad. Pasado y futuro se dan la mano en cada detalle. Y no hay que olvidar que el Four Seasons de Lisboa es un auténtico museo de arte portugués, tiene una de las colecciones privadas más importantes del país con pinturas, tapices y esculturas.
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¿Y qué novedades encontraremos además de esta renovación total? Una espectacular piscina exterior, una nueva terraza para disfrutar del cielo de Lisboa y un bar, también al aire libre. Desde la pandemia nos gusta aun más estar bajo el sol -o la Luna-, y en el Four Seasons de Lisboa va a ser posible.
Entre esas novedades también destaca la apertura del restaurante Cura, con el chef Pedro Pena Bastos al frente. Potencia los productos regionales en una carta interesante y con un toque artesanal, como ellos mismos explican. Eso sí, los productos que utilizan, siempre de temporada. Cura se suma a la oferta gastronómica del hotel donde también destaca Varanda, el lugar donde «ver y ser visto», como ellos mismos explican. Su brunch y sus espectaculares vistas al parque Eduardo VII son sus mayores alicientes. Si queremos comida japonesa, tenemos O Japonês… Y si queremos relajarnos, podemos pasarnos por Almada Negreiros Lounge o su Ritz Bar, con una espectacular carta de vinos.
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Y además de todo lo que nos ofrece el hotel… Tenemos Lisboa a nuestros pies. ¿Puede haber algo mejor? Nos apetece, y mucho, visitar nuestro país vecino. Y perdernos por las calles que tanto amó Fernando Pessoa…
