Si hay algún hotel que ejemplifique la Pura Vida de Costa Rica, ese es el Punta Islita. Situado en las laderas de la bahía de Islita, junto al refugio de vida silvestre de Camaronal, en Guanacaste, no solo fue éste el primer hotel de lujo de playa del país, sino uno de los mejores representantes de la sostenibilidad y apoyo a la comunidad que caracteriza este paraíso latinoamericano.
Inaugurado en 1994 por don Harry Zürcher, un conocido abogado costarricense, el tiempo parece no haber pasado por esta joya incluida dentro del portfolio de Autograph Collection. Sin embargo, hay quien sonríe cuando recuerda ese momento en el que ‘solo un loco‘ se atrevería a abrir un hotel en una zona despoblada y alejada de la ruta tradicional turística. Y precisamente ahí radica la magia de Punta Islita. Recóndita, autóctona y con el aura que solo los sitios que nacen de un sueño pueden transmitir, la comunidad del hotel invita a sentirse como en casa desde el primer día.
Villas en plena naturaleza
El paraíso existe. Y quien lo niegue debe viajar hasta este rincón donde villas independientes invitan a descansar en plena naturaleza. Ubicado dentro de un bosque tropical y asomándose vertiginosamente al Océano Pacífico, un paisaje escalonado permite que cada villa disfrute de máxima privacidad y de unas vistas únicas.
En sus interiores, un mobiliario sobrio y autóctono, decorados por piezas realizadas por las artesanas del pueblo, pero con todas las amenities y comodidades propias de un cinco estrellas, invita a descansar tras unas cristaleras (con mosquiteras) desde las que disfrutar del amanecer sin salir de la cama. Además, un jacuzzi privado y una elegante hamaca en un pequeño jardín privado permite disfrutar del devenir del tiempo. Sin prisas. Estamos en Costa Rica.
Un proyecto de comunidad
Sin embargo, merece coger impulso y disfrutar de las actividades que ofrece el hotel. El compromiso de ser uno de los hoteles de costa más ecológicos de Costa Rica no solo radica en una decoración local. El programa Authentic Costa Rica presenta un portfolio de actividades y recorridos con los que sumergirse de lleno en la cultura y los paisajes locales.
No faltan paseos a los vecinos pueblos, avistamiento de los coloridos guacamayos o disfrutar de la mágica experiencia del nacimiento de tortugas. Por supuesto, el descenso en tirolina está asegurado así como el disfrute de ver a los monos aulladores campando a sus anchas en las copas de los árboles.
La mejor piscina de Costa Rica
Basta seguir el sendero principal del recinto, privado y con seguridad a las puertas, para descubrir la joya de la Corona del hotel: una piscina infinita que se abre directamente al mar y las montañas colindantes. El atardecer cobra especiales tonos en un lugar donde las vistas son compartidas con otras mansiones de celebrities, como Mel Gibson, mientras se disfruta de un cóctel servido en la barra de bar ubicada dentro de la propia piscina.
Cocina de estrella
A su lado y perfecto para finalizar el día el restaurante del hotel invita a saborear productos de origen local con toques vanguardistas. Su chef, Randy Siles, es fiel seguidor de la cocina francesa y española y no duda en sorprender con cocina digna de Estrella Michelin sin perder la esencia de Guanacaste. De hecho, solo trabajan con pequeños productores locales.
Un spa para recuperar el equilibrio
Ubicada en la mística Zona Azul de América, Nicoya, Punta Islita también dispone de spa. Impregnado de las esencias naturales del país y completamente integrado en el exuberante jardín, el Nanku Spa del hotel Punta Islita es una oda al mimo.
En la que fuese una antigua casa de trabajadores, la madera invita a sumergirse en un estado espiritual acompañado de masajes con manos expertas, tratamientos faciales y rituales energéticos únicos para liberar bloques y armonizar los chakras. En definitiva, recuperar un equilibrio basándose en sus antepasados indígenas los Chorotegas.