Tenemos maravillosos paradores a lo largo y ancho de nuestra geografía. Pero en otoño nos apetecen lugares en los que resguardarnos, cerca de la naturaleza o en localidades más pequeñas para escapar de la ciudad. Estamos muy pendientes de la apertura del Parador de Molina de Aragón, pero hasta entonces, hemos seleccionado otros para escaparnos un fin de semana este otoño. Paradores en tres Comunidades Autónomas diferentes, en palacios y edificios señoriales, y con mucha historia. Paradores con naturaleza cerca y con rincones para disfrutar de un buen libro. En definitiva: tres paradores de ensueño para una escapada de otoño.
Parador de Zafra
El primero de los paradores de otoño está en el precioso pueblo extremeño de Zafra, el que llaman la Sevilla chica. Se ubica en el que es el Palacio de los Duques de Feria, de origen alcázar, fue fortaleza… Es un edificio tan rico en belleza como en historia. Lo bueno es que el parador conserva artesanos y otros detalles de la arquitectura de la época. Estamos hablando de un edificio con espíritu señorial, algo que se palpa en cada rincón y hasta en las habitaciones.
Lo mejor de este parador no es sólo que se encuentra en pleno centro de Zafra, al lado de los edificios y las calles más bellas… No se encuentra demasiado lejos de la Sierra de Tentudia, la Sierra de Aracena y la Sierra de Hornachos. Porque en otoño también necesitamos naturaleza. Rincones fantásticos para hacer rutas. ¿Y para comer? La mejor gastronomía extremeña en el restaurante del parador.
Parador de Lerma
En el precioso pueblo de Lerma, en la provincia de Burgos, podemos disfrutar de su parador. Se encuentra en lo que era el Palacio Ducal, un precioso edificio con más de 200 balcones y cuatro torres. Estamos hablando de un palacio del siglo XVII, que se construyó sobre lo que era un castillo medieval. Nos podemos imaginar la inmensidad. Aquí ha dormido hasta Napoleón… Así que no es mal plan disfrutar de un fin de semana en un lugar con tanta historia.
En su patio interior, en el que merece la pena pasar un rato, Lope de Vega estrenó algunas de sus obras. Sus habitaciones, decoradas en tonos claros, mezclan el presente con elementos antiguos, para recordarnos dónde estamos. Hay habitaciones más sencillas pero también fantásticas suites. ¿Para comer? El restaurante Mayorazgo, donde poder disfrutar de buenísima gastronomía castellana. Y si queremos algo más informal, la Bodeguita de Lerma. Un plan otoñal: disfrutar, dormir y comer en Lerma.
Parador de Argomániz
El País Vasco en otoño es buen plan, porque la naturaleza se tiñe en tonos ocres. Por eso hemos elegido el Parador de Argomániz, en la provincia de Álava, ubicado en el precioso Palacio Larrea, de 1712. Se encuentra en la llanura alavesa y con vistas a la Sierra de Gorbea. Si hace buen tiempo, pasear por sus jardines es una auténtica delicia. Dormir en sus habitaciones con vistas a los árboles… También te lo puedes imaginar. Dedicarse a no hacer nada es el mejor plan.
Por supuesto aquí la gastronomía es importante, su restaurante Aletegui se sitúa en el antiguo granero del palacio. «Sus ventanas en forma de ojo de buey son características de la arquitectura vasca y mantiene el artesonado original del siglo XVIII» explican desde el parador. Se dice que en él Napoleón planeó el asalto a Vitoria. Napoleón Bonaparte ha estado en todas partes, ¿no?
