Si preguntamos a diferentes personas qué significa para ellos la palabra lujo, estamos seguros de que las respuestas van a ser muy variadas. Muchos contestarán que es el tiempo y otros momentos con alguien especial, pero sobre estas líneas hablamos del sentido literal de la palabra que, según la RAE, es: «Abundancia en el adorno o en comodidades y objetos suntuosos». Leyendo esto nos imaginamos entornos únicos e inigualables, quizás al alcance de pocos, pero que representan algo superior. Esto existe y así es el nuevo epítome del lujo en Dubái.

Esta es una de las ciudades del mundo que más experiencias exclusivas nos ofrece y, desde moda a gastronomía, todo lo que podemos encontrar en el interior de sus majestuosos edificios supone una vivencia superior. En plena competición de apertura de hoteles de lujo, con una fuerte existencia que viene de espacios firmados por Bulgari o Versace, enfrentado al imponente Burj Al Arab de siete estrellas, surge el Jumeirah Marsa Al Arab. De hecho es aquí donde Cristiano Ronaldo se ha comprado su imponente mansión.
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Este es uno de los proyectos que ha vuelto a poner a Dubái en el mapa, ya que contiene uno de los pocos proyectos de lujo extraordinario de los Emiratos Árabes. Este resort de ultralujo es la última pieza de la trilogía de inspiración marina de Jumeirah, un proyecto que ya incluye el Jumeirah Beach Hotel y el Burj Al Arab. Pero si sus predecesores rindieron homenaje al pasado, este lo han diseñado para que mire al futuro.

El arquitecto Shaun Killa es el artífice de esta obra y es el mismo que creó el Museo del Futuro de Dubái. La vanguardista silueta del hotel se inspira en un superyate surcando el agua, una imagen muy apropiada, ya que el resort contará con su propio puerto deportivo privado con docenas de amarres para los magnates que lleguen en sus yates. Los huéspedes podrán llegar por tierra o mar, todos ellos con la misión de adentrarse en un mundo donde el lujo de las alturas se fusiona con la serenidad frente al mar.

En su interior se prioriza la calidad sobre la cantidad y la elegancia se superpone sobre lo extravagante. Esto supone un cambio radical respecto a los emblemáticos rascacielos de Dubái y una interpretación del lujo más audaz y enérgica. La madera de color claro se incorpora al concepto exclusivo de la ciudad, vistiendo las habitaciones del hotel. Algo que se aleja mucho del clásico mármol que se usa, lo cual aporta un toque más hogareño.

Cuenta con 386 habitaciones y suites, cada una ofreciendo una vista singular a una parte de la ciudad, es decir, tanto a la playa como a los rascacielos que visten su horizonte más urbano. También cuenta con una parte de 82 residencias, que ofrecen un confort a largo plazo y un balcón que servirá como escenario para ver los amaneceres y atardeceres más mágicos. El área de hotel cuenta con varios tipos de suites, todas exclusivas, pero la Royal es la que más destaca.

Mezclando la madera y los mármoles, sobre una variedad estética de colores, nos da la sensación de estar en un penthouse de Nueva York. Desde un gran salón, pasando por un imponente baño e incluso un vestidor de película, este espacio de una habitación tiene lo necesario para vivir un lujo que todavía no se conoce.

Para escapar del calor, el hotel también contará con cinco piscinas infinitas, 11 restaurantes de alta gama y nueve bares. El objetivo de esto es que ningún capricho esté fuera de tu alcance y que se convierta en un verdadero hogar.

Otro de los detalles importantes, que siendo Jumeirah no puede faltar, son los espacios de bienestar que ofrecen exclusivos tratamientos de vanguardia que se fusionan con rituales ancestrales. Con este espacio, Dubái se vuelve a posicionar en el primer puesto del lujo, ofreciendo las mejores experiencias para aquellos que busquen algo diferente y que supere lo exclusivo.
