Es bien sabido que Marlon Brando se enamoró de una isla de la Polinesia Francesa. Pasó cuando buscaba una localización para la película ‘Mutiny on the Bounty’. Fue en el año 1961, cuando se encontraba en Tahití. En ese momento decidió que un trozo de paraíso tenía que pertenecerle para siempre. No fue tarea fácil. La isla pertenecía a una señora que vivía en ella con 40 perros y gatos. Después de seis años de negociaciones, consiguió hacerse con ella. Tetiaroa se convirtió en su paraíso en la tierra. Ahora The Brando es un ecoresort de lujo, perteneciente al innovador sello de hoteles sostenibles Beyond Green, en el que podemos vivir las mismas sensaciones que estuvo disfrutando el actor de Hollywood.
Un ecoresort que ya nació siendo sostenible, porque cuando Marlon Brando construyó su casa ya pensó en ello. The Brando sigue su estela en ese sentido, y por eso el hotel no podía llamarse de otra manera. Todo se integra en el lugar. En total, The Brando son 35 maravillosas villas repartidas en los 12 islotes de arena blanca y aguas transparentes. Todos ellos con piscina, para disfrutar de maravillosos baños bajo el sol… O bajo la Luna. A solo 20 minutos en avión de Tahití.
«Tetiaroa es un atolón en el medio de la nada, completamente indescriptible» explican desde el hotel. «Por su enorme anillo de coral se crea una barrera que pone a raya el océano embravecido. Dentro hay una calma absoluta. Por eso es difícil describir lo que sentirás aquí, aparte de decir que te conectarás con este lugar y su gente». Verlo desde las alturas quita la respiración. Es como estar en otro planeta.
Pero descansar y venir a The Brando no es solo disfrutar del paisaje y de no hacer nada. Si alguien va a este hotel, aprende de la vida polinesia, aprende qué es un atolón, se adentra en la fauna marina y de fuera de ella. «La cultura de la Polinesia está entretejida en el tejido mismo de cada visita a Tetiaroa. Desde tejer horas de palma en obras de arte, aprender a rasgar algunos acordes del ukelele, teñir un pareo local…». Entre esas actividades también está la de bailar y cantar con isleños locales. Sentirse uno más está en los planes cuando vas a The Brando.