Una de las tendencias de viajes de este 2022 es el Effortless luxury. ¿Y en qué consiste exactamente? En ese lujo que no cuesta, que está ahí pero que no es opulento, llamativo. Esa forma de viajar más consciente, sofisticada pero mucho más sencilla. Y eso se palpa en los nuevos hoteles que surgen, en los nuevos destinos que se convierten en tendencia y en la forma de viajar de los que más saben.
El otro día el periodista Jesús Terrés lo describía sin querer en una de sus fotografías de Instagram: «Qué feliz fui la otra tarde en Ibaya (de Francis Paniego) leyendo a Antonio Lucas frente a las montañas nevadas, venían los platos y las copas de vino, el sol pintaba de luz blanca mi mesa y yo era plenamente consciente de que la vida es esto, poco más». En esto consiste ese effortless luxury, en disfrutar de cosas sencillas en lugares de ensueño, con paisajes que quitan la respiración de fondo. En países lejanos.
Esa manera de viajar, effortless luxury, surge por ese movimiento consciente que nace de la situación actual. Ahora es complicado pensar en el futuro, aunque tenemos la esperanza de hacerlo pronto. Por eso pensamos en el día a día, en el momento consciente, en el presente. Y eso nos hace disfrutar aun más del viaje. Pero también los hoteles se unen a este movimiento, ofreciendo planes sofisticados pero también más terrenales. Ese lujo que surge de las cosas sencillas, como si no lo quisiéramos. Ese lujo de estar con uno mismo. Incluso ese lujo de poder no hacer nada, es effortless luxury.
Elena Ortega, periodista de viajes, hablaba de su último viaje a Petra… Y en sus palabras se podía percibir esta nueva manera de viajar: «Hoy he hecho un trekking épico. 12 kilómetros de solitarios ascensos y descensos por el desierto. El destino era solo parte de la aventura. Por el camino: cuevas por todos lados, rocas con mil formas, ocres que se tornaban rosáceos a medida que el día caía, el Monasterio de Petra e infinidad de estrellas guiando hasta una merecida cena. ¿Estoy soñando?». Todos esos detalles que antes pasaban percibidos, ahora ya no lo son.
Y son muchos los hoteles en los que podemos seguir esta tendencia. El Six Senses Douro Valley, por ejemplo, con sus talleres de azulejos o relacionados con la tierra. O La Mamounia, en Marrakech, con esos jardines maravillosos para disfrutar de un té y la naturaleza. Los balcones de The Alpina Gstaad, que invitan a contemplar el paisaje. Las piscinas del Four Seasons en Maldivas, para flotar en el agua y ser consciente de la suerte que tenemos. ¿Es el effortless luxury una tendencia que debemos seguir porque depende de nosotros? Completamente. El lujo no nos lo da el destino… Es el viaje completo.