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Lugares de España que viven su temporada más especial en otoño

Lugares de España que viven su temporada más especial en otoño
(Foto: Adobe Stock)
Lucía Lera
  • Lucía Lera
  • Periodista especializada en viajes, belleza y estilo de vida. Al salir de la universidad de Periodismo decidí hacer de mi vocación algo más que mi pasión: mi profesión. Desde entonces he podido compartir mis historias en varias cabeceras. Reafirmando a cada artículo que elegí el camino correcto.
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Es cierto que cada estación tiene su forma de viajar, nos deja destinos y formatos que son casi mandatorios a las características de cada estación. Esa necesidad que aparece con el otoño es casi instintiva: cuando el calor dice adiós, el cuerpo y la mente buscan refugio en lugares más recogidos, donde el ritmo se desacelera y el paisaje se tiñe de tonos cálidos. No en todos los rincones esta característica se da de igual manera. Hay destinos que parecen esperar al otoño para mostrar a sus turistas su mejor cara. ¿Quieres descubrir cuáles son nuestros favoritos?

Pirineos

Está claro que cuando la montaña se tiñe de otoño deja tras de sí estampas y lugares únicos. Uno de esos escenarios lo encontramos en los Pirineos. En este caso, nos centramos en la parte aragonesa para ubicar algunos de los pueblos y lugares más singulares.

pirineos paisaje montaña
Torla-Ordesa. (Foto: Pexels)

Como telón de fondo, los montes, bosques y riachuelos que resisten a la llegada del invierno. Pero lo mejor son los pequeños pueblos que se abren paso  entre su orografía. Conocidos por las paredes de piedra y los tejados de pizarra negra, que dejan una de las estampas más impresionantes del otoño. Que bien puede disfrutarse en sus dos grandes ciudades, Jaca y Huesca, o bien en pequeños pildorazos que ofrecen los pueblos.

Entramos entonces en pueblos como Aínsa, Conjunto Histórico-Artístico que deja sobre la montaña una de las estampas más codiciadas por los visitantes. Si hablamos de lugares con encanto, no puede faltar el pueblo de Trasmoz, donde el propio Gustavo Adolfo Bécquer encontró fascinantes las historias de brujas de este lugar, hasta el punto de vivir en el monasterio de Veruela para dar forma a algunas de sus obras.

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Trasmoz. (Foto: Turismo de Aragón)

Nombres como el de Formigal solo parecen resonar tras las primeras nevadas. Pero, mientras el pueblo se prepara para que sus picos se cubran del manto blanco para dar la bienvenida a los esquiadores también guarda cierto encanto. Sobre todo porque esas montañas dejan ver su auténtico color y a medida que asciendes puedes ir viendo como el verde y el rojo se funden en la montaña. Cuesta llegar hasta arriba, pero merece la pena contemplar el escenario que dejan los ibones (lago de montaña de origen glaciar), meses antes de quedar congelados. 

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Ibones. (Foto: iStock)

Un apartado único necesitaría el Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido, declarado Patrimonio Mundial de la Unesco desde 1997, entre muchos otros reconocimientos. Aquí cada pueblo tiene su encanto y en todos ellos merece la pena detenerse. Primero por la cantidad de oportunidades para los senderistas, con rutas de cascadas que llevan a parajes únicos. Pero después por abrir paso a pueblos recónditos como Nerín, Torla-Ordesa o Sarvisé.

 

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Y si seguimos ascendiendo hacia la frontera francesa encontraremos Canfranc. En el momento de su fundación, fue uno de los pasos entre España y Francia más importantes. Para quienes lo visitamos durante años ese lugar siempre será el sitio donde los trenes abandonados se convierten en un parque de atracciones. Ahora, toda esa decadencia de antaño evidencia la evolución de este lugar, reconvertido en un hotel de lujo.

Hotel Canfranc Estación
Foto: Hotel Canfranc Estación

Rioja

Hay quienes coincidirán en que los meses más prósperos para visitar la Rioja se dibujan en el vértice entre el verano y el otoño. En pleno momento de vendimias, donde las cientos de hectáreas de viñedos mantienen la paleta cromática entre el verde y el morado de las uvas y donde todavía puede verse a la gente trabajar en el campo. Razón no les falta, pero adentrado el otoño y con la vendimia cerrada y el calor despidiéndose, las bodegas y los pueblos de interior respiran cierta tranquilidad que hacen que una visita a su interior esté más que justificada.

restaurantes logroño
(Foto: @callelaureloficial)

Empezamos por Logroño, una ciudad que gastronómicamente hablando es mucho más que la calle Laurel. Solo el producto de la zona ya es aval suficiente para justificar la calidad de sus sabores. Pero sorprende también encontrar embajadas gastronómicas internacionales avaladas por la crítica. Empezando por los reconocidos con una estrella Michelín: Ikaro, y su cocina que fusiona Rioja y Ecuador; Ajonegro, donde México se encuentra también con la Rioja; o Kiro Sushi, un templo sólo disponible para seis comensales donde la tradición japonesa ejecuta a la perfección su papel de anfitriona internacional.

Pero aquí el encanto tiene un protagonista: no podría ser en otro lugar que en las bodegas. Cerca de Logroño las Bodegas Franco-Españolas permiten adentrarte un poco más en la historia de la ciudad a través de su historia. Un poco más alejadas, quedarían las de Marqués de Murrieta.

Nos acercamos a la ciudad conocida como la capital del vino de Rioja, Haro. Entre los nombres de sus etiquetas encontramos Muga o Ramón Bilbao, que permiten visitas con cata personalizadas donde poder adentrarte a través de su producto estrella en la historia de esta ciudad. Pero, si entramos en los pueblos de interior descubriremos joyas como Briones o San Vicente de la Sonsierra, donde se encuentra la Bodega Hacienda López de Haro

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Hacienda López de Haro. (Foto: Vintae)

Sierra de Gredos

Volvemos a la zona de montaña, porque en otoño hay un producto que hace que merezca la pena degustar a bocados sus montes: las setas. Por eso la Sierra de Gredos y sus alrededores se vuelven uno de los mejores lugares para visitar en esta temporada. 

Hablemos desde el plato para saber qué nos encontrarnos durante el otoño. Sierra de Gredos es una zona montañosa donde se encuentran, entre las especies más habituales, la senderuela, tricholoma portentosum, russula integra y el boletus. Claro que tiene mucho más que ofrecer a los visitantes.

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(Foto: Unsplash)

Centrados en los paisajes, la Sierra de Gredos es la conjunción perfecta entre lagunas, gargantas, prados, bosques y pedregales. En definitiva, un paraíso para los amantes de las grandes excursiones y de descubrir lugares llenos de historia. Pero sobre todo lo que hay es naturaleza. A pie pueden recorrer lugares extraordinarios como la Laguna Grande y el Circo de Gredos. Claro que quienes disfrutan de un ritmo lento o en familia es más aconsejable optar por rutas más sencillas como el Paseo del Río Corneja o el Nacimiento del Tormes.

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Ávila. (Foto: iStock)

Si nos centramos en los pueblos, la Sierra de Gredos habla a través de nombres propios. Destinos y lugares que hablan por sí solos sobre el encanto de este lugar. Entre los que encontramos Hoyos del Espino, Navarredonda de Gredos o El Barco de Ávila. Y, como no, la Ruta de las Cinco Villas que recorre las Cuevas del Valle, Mombeltrán, San Esteban del Valle, Santa Cruz del Valle y Villarejo del Valle. Una ruta de senderismo circular que une cinco pueblos del sur de la Sierra de Gredos en la provincia de Ávila.