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Jerez en una copa: cuatro bodegas que hablan de la historia del vino de esta región

Vino
(Foto: Adobe Stock)
Lucía Lera
  • Lucía Lera
  • Periodista especializada en viajes, belleza y estilo de vida. Al salir de la universidad de Periodismo decidí hacer de mi vocación algo más que mi pasión: mi profesión. Desde entonces he podido compartir mis historias en varias cabeceras. Reafirmando a cada artículo que elegí el camino correcto.
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La historia comenzó a hablar de los vinos de Jerez en el siglo XI a.C. Debemos a ello la llegada de los primeros comerciantes fenicios (procedentes de la actual costa libanesa) a Cádiz, cuando se toparon con una tierras fértiles, perfectas para la plantación de las primeras vides. No fue hasta siglos después, tras el descubrimiento de América, cuando esta tierra comenzaría a florecer económica y comercialmente.

Jerez, al igual que todo el litoral sur nacional, se convirtió para los comerciantes en un punto estratégico y muchos de ellos decidieron asentarse en esta pequeña ciudad. Con lo que ello contrae: más economía, más riqueza y más vino. Eran buenos (mucho, de hecho) y fáciles de transportar, lo que hizo crecer de forma estrepitosa su popularidad.

vaso de vino
(Foto: Pexels)

Lo más destacado de toda su historia es que Jerez llegó a convertirse en una especie de núcleo burgués durante una gran parte del siglo XIX. En aquel momento era conocida como la ciudad del vino, ¿el motivo? El catedrático de la Universidad Carlos III James Simpson  recoge en su artículo La producción de vinos en Jerez de la Frontera, 1850-1900 que esto se debía a un «simple cambio de moda» en las tendencias de consumo de la época. Siglos después y asentados en la actualidad, esta región vuelve a vivir otra de sus épocas doradas, tras ser alzada como Capital Española de la Gastronomía 2026.

bodega jerez de la frontera
Enólogo en Jerez de la Frontera, 1945. (Foto: GettyImages)

Son bodegas urbanas, no las encontrarás en el campo junto a sus viñedos, sino situadas en el corazón de las poblaciones. Una característica que responde a factores funcionales y de aislamiento térmico, y es que esta ubicación permite a las bodegas mantenerse resguardadas de los factores atmosféricos externos. Incluso llegó a existir en Jerez un vino que conectaba las bodegas y facilitaba el traslado de materiales y mercancía.

bodega jerez de la frontera
Bodegas Sanchez Romate, 1950. (Foto: GettyImages)

Otra peculiaridad es la arquitectura específica de estos lugares. Las bodegas jerezanas crecen hacia arriba como imponentes edificios, ya que las crianzas de sus vinos se llevan a cabo pie a tierra y no en túneles subterráneos, como en otras áreas de España. Lo que ello conlleva es la creación de un espectáculo arquitectónico que deja una inconfundible metáfora donde la tradición y la presencia de uno de sus productos estrella se impone entre sus vecinos.

Bodegas Tradición

Su nombre atesora el encanto de su lugar: en Bodegas Tradición se habla de legado, de historia y de patrimonio. Abarcando todo el espectro y todas las cualidades que esto conlleva y es que, su interior no solo habla en clave enológica.

También la cultura se abre paso en su recorrido atesorando más de trescientas piezas de arte situadas entre los siglos XIV y XIX. Ahora imagina un paseo por una bodega, copa de Jerez en mano y pasando frente a piezas de Goya, Velázquez, Murillo o el Greco.

bodega jerez de la frontera
(Foto: Bodegas Tradición)

Bodega Williams & Humbert

El Reglamento de la Denominación de Origen «Jerez-Xérès-Sherry» fue el primero en publicarse en España, en enero de 1935. Y una de las bodegas cuya participación fue clave para que esto pudiese llevarse a cabo fue la Bodega Williams & Humbert. Ellas son consecuencia de aquel momento clave que vivió Jerez en el siglo XIX. 

Fundada en 1877, esta bodega es un hito en la producción del vino de Jerez. Sus imponentes instalaciones, alejadas del núcleo urbano, dan forma a la bodega más grande de Europa, y también una de las más prestigiosas. En su interior se conservan parte de los vinos y brandies de la casa en botas de roble de la más alta calidad (soleras).

bodega jerez de la frontera
(Foto: @williamshumbert)

Bodegas de Tío Pepe

Su arquitectura te resultará especialmente familiar si has disfrutado de la historia de historia de amor protagonizada por Blanca Suárez y Javier Rey en la gran pantalla, que terminó desencadenando en una relación en la vida real. Hablamos de la película El verano que vivimos (2020), donde esta bodega se convierte en uno de los escenarios principales.

Lejos de la ficción, son una de las más conocidas de esta región con etiquetas que abarcan Vinos Finos, Amontillados, Palos Cortados, Vermouths, Brandies y mucho más. Uno de esos rincones que vieron crecer el imperio de los vinos Jerez cuando abrió sus puertas en 1886. Se convierte así en una de las primeras marcas registradas de España y su bodega en la primera en contar con luz eléctrica. Seguramente te suene la bodega, pero también su logo: ese donde la botella reposa con sombrero de ala ancha, chaquetilla andaluza y guitarra.

bodega Jerez de la frontera
La concha, de Bodegas Tío Pepe. (Foto: Bodegas Tío Pepe)

Bodegas Fundador

La historia de Jerez continuó creándose en lugares como este, pues Las Bodegas Fundador pasarían a la historia por ser las creadoras del primer brandy español. Una bebida espirituosa cuyo nombre viene del holandés brandewijn, que significa vino quemado por el proceso de calentamiento. Además esta bodega es caracterizada por tener un patrimonio histórico impresionante, como la Bodega La Mezquita y El Molino, la más antigua.

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La Mezquita. (Foto: Bodegas Fundador)