Decía Andy Warhol que lo más bonito de Florencia era el McDonald’s… Pero no estamos de acuerdo. Florencia es una de las ciudades más bellas de Italia y del mundo. Sufrir el ‘Síndrome de Stendhal’ en esta ciudad es fácil. De hecho, aquí surgió. Fue Stendhal quien lo sufrió y le dio nombre en su visita a la basílica de Santa Cruz en 1817. Por algo sería. Pero, si viajamos a esta ciudad, ¿dónde dormimos? En uno de los hoteles más bonitos de Florencia: el Four Seasons Firenze.
El Four Seasons de Florencia tiene uno de los jardines privados más grandes de la ciudad, así que es un oasis en plena urbe. Aunque bullicio en el centro de Florencia solo hay por los viajeros. Árboles centenarios, fuentes, estatuas… Es uno de los jardines más grandes pero también uno de los más bellos. Pero conozcamos primero el edificio. Ya habrá tiempo de pasar fuera.
Four Seasons Firenze cuenta con multitud de bellas habitaciones en las que descansar y reposar la belleza vista en La Toscana. Sus habitaciones y sus suites, sea cuáles sean, tienen un encanto singular. Todos ellos con decoración clásica: sillones de terciopelo, grandes cortinas, paredes enteladas, antigüedades por doquier…
¿Las mejores? Las suites presidenciales y la Royal, con más de 370 metros cuadrados. Cuenta con techos abovedados con frescos del siglo XVII, cerámica de Capodimonte Maioliche… Y belleza por todas partes. Eran los antiguos aposentos de los nobles en el Palazzo de della Gherardesca. Como explican en el hotel: «una fiesta para los ojos». Es la habitación más antigua.
Además de dormir, también podemos deleitarnos con otros planes que nos ofrece este sofisticado hotel. Entre ellos, disfrutar de una cena en la antigua vivienda de Leonardo da Vinci. Una cena muy especial con mayordomo y servicio exclusivo con unas vistas epatantes al Duomo. Una cúpula con el sello de Filippo Brunelleschi y que siegue siendo la cúpula de mampostería más grande del mundo. Pero además de esta cena epatante, hay más opciones. Uno de los restaurantes de Four Seasons Firenze cuenta con una estrella Michelin.
En primavera y verano podemos disfrutar del frescor y la naturaleza en Al Fresco and Pool Tree Bar. Magnolia -cerrado en estos momentos- es el restaurante que fusiona la cocina florentina con la asiática. Un espectacular rincón con vistas al jardín. Il Palagio es el lugar para deleitarnos de la auténtica cocina italiana… Y sus vinos. Y por último, Atrium Bar. Para disfrutar de un Negroni en cualquier momento del día. ¿Algo en común de todos estos lugares? Que se sitúan en uno de los hoteles más bonitos del mundo.
