El perro, el compañero más fiel que un humano jamás podría tener. Mucho más que una mascota, un perro es el mejor confidente de secretos, además de un amigo inseparable, refugio y familia. Un perro es mucho más que una mascota, a veces es incluso inspiración… Si no, que se lo pregunten a Picasso y a Lump, el pequeño Teckel que acompañó al artista y que llegó a aparecer en 58 de sus obras. Hoy hablamos sobre el perro de Picasso, su compañero incondicional, confidente y muso.
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El perro y compañero fiel de Picasso
Una mañana de la primavera de 1957, el veterano fotoperiodista David Douglas Duncan visitó a su amigo y frecuente protagonista de sus fotografías Pablo Picasso en la casa del artista, cerca de Cannes.
Junto a Duncan, en su Mercedes Gullwing 300 SL, viajaba como copiloto el Teckel del fotógrafo, Lump (granujilla en alemán).
El fotógrafo y el perro eran compañeros íntimos, pero el estilo de vida nómada de Duncan y su otro perro (un lebrel afgano gigante y celoso que había atormentado a Lump) hicieron que su vida en Roma fuera difícil.
Cuando llegaron a la villa La Californie de Picasso, residencia del artista entre 1955 y 1961, aquel día histórico, Lump decidió que había encontrado el paraíso en la tierra y que se mudaría con él, tanto si el artista le daba la bienvenida como si no.
Lump fue inmortalizado en un retrato de Picasso pintado en un plato el día que se conocieron, pero eso fue sólo el principio.
En una serie de cuarenta y cinco pinturas que reinterpretan la obra maestra de Velázquez, Las Meninas, Picasso sustituyó al impasible perro del primer plano por alegres representaciones de Lump.
Entre perro y maestro se estableció un vínculo extraordinario. Lump, al que se recordaría en español como Lumpcito, paso de ser, de forma natural, el compañero inseparable y mascota favorita de Picasso.
Tanto fue así, que el teckel fue conocido por tener no pocos privilegios. En primer lugar, hemos sido testigos de cómo el artista lo inmortalizaba, no sólo en un plato de cerámica, sino también en 58 variadas representaciones.
Lump también fue conocido por ser el primer y único perro que se comió un Picasso. El artista dibujaría en una servilleta de papel un conejo para despertar el instinto cazador del animal y este, ajeno a la maestría, fama y valor de Picasso y de sus obras, lo devoró en un santiamén.
Desde el primer momento, el pequeño Lump entiende que para ser admitido en el mundo creativo de su nuevo amo debe esforzarse por mantener la calma y el silencio.
De esta manera, consigue el derecho de entrar en su estudio, el mismo que casi el 100% del mundo tenía prohibido.