El pasado mes nos dejó uno de los fotógrafos de la industria de la moda más prestigiosos de los últimos años, Patrick Demarchelier. Sus retratos se hicieron conocidos por capturar la personalidad de aquellos a quienes retrataba y se hizo mundialmente conocido por haber sido retratista personal de la princesa Diana. Pero en su portfolio hay auténticas obras de arte.
Desde icónicas revistas de portada a covers de discos de vinilo, pasando por increíbles editoriales. «Es historia de la moda y de la fotografía legendaria», afirmó la actriz y modelo Amber Valleta, con quien trabajó en sus inicios.
- 5 minutos con el fotógrafo Steve McCurry
- La primera exposición del fotógrafo Peter Lindbergh en España
Su fotografía se caracteriza por equilibrar la elegancia y la naturalidad. Huye de las estridencias y apuesta por lo sencillo para dar importancia a lo que realmente importa en una instantánea. «Los fotógrafos tienen que hacer que la ropa parezca fantástica, para eso nos pagan», dijo en una ocasión el fotógrafo.
«La belleza está en el carácter de una persona. Se trata de tener una cara interesante y de lo que hay dentro. Cualquier persona puede hacer una buena foto», solía decir el retratista, que antes de empezar el shooting charlaba con la persona que iba a fotografiar para conocerla y que se relajara. «Cuanto más relajadas están, mejor sale la foto».
Una carrera brillante
Es francés de nacimiento y neoyorquino de adopción. En 1972 se instaló en la Gran Manzana y empezó a trabajar para Glamour y Vogue, cabecera que le dio la fama para dar el salto a Harper’s Bazaar.
En 1989, el fotógrafo recibió una llamada de Lady Diana. La princesa le pidió que la fotografiase junto a sus hijos, Guillermo y Harry. Congeniaron muy bien y en 1991 volvió a fotografiarla, pero esta vez para la portada de Vogue UK.
La instantánea en la que aparece Kate Moss y Carla Bruni fue hecha por el artista en los años 90, antes de ser primera dama de Francia, cuando la modelo todavía se dedicaba a desfilar en las más prestigiosas pasarelas.
Patrick Demarchelier falleció con 78 años y nunca colgó su cámara de fotos. Uno de sus últimos trabajos fue la campaña de Louis Vuitton con Alicia Vikander.
Actualmente, hay varias galerías que exponen la obra del fotógrafo: en Berlín, París, Los Ángeles y París.