Arte

Enrique del Río, sobre por qué Hamilton invierte en arte: «Como el oro, en tiempos de crisis su valor se mantiene estable»

(Foto: Río & Meñala Gallery)

Lewis Hamilton tenía uno de los garajes más envidiados de la Fórmula 1 y, prácticamente, de todos los deportes. Y no hace mucho nos hicimos eco de unas declaraciones que dejaron al mundo del coleccionismo algo asombrado durante el Gran Premio de Azerbaiyán: «Ya no tengo coches». Si seguimos la línea de su confesión el piloto dijo que ahora, simplemente, «le gusta más el arte.» Lo sorprendente de todo esto es que no es ni el primero ni será el último millonario en poner el foco en el arte contemporáneo como inversión. Por eso hemos consultado a un experto en arte contemporáneo, Enrique del Río, director de la galería Río & Meñaka Gallery, lo que todos nos hemos preguntado: ¿Por qué vender 30 millones en coches para invertir en arte es una buena jugada económica?

De la enorme cantidad de ideas de inversión que hay, el arte se ha puesto en el foco de mira en este último año. La razón se encuentra en una idea bastante alejada del alegato del filósofo Victor Cousin. Esa que defendía que la propia obra es un fin en sí misma y no necesita una justificación utilitaria, moral o social. ¿Os suena la afirmación del «arte por el arte«? Pues esa misma. Bien que fuese el principio básico del movimiento estético del esteticismo, pero aquí hablamos de finanzas.

En un artículo publicado recientemente por Forbes Centroamérica se vislumbra que según Art Basel y el banco UBS, el mercado del arte mundial, es decir, el valor anual de las ventas globales de arte es cercano a los 70.000 millones de dólares, unos 60.150.300 €. Puede parecernos algo nuevo, lo que hace aún más impresionante sus cifras en el mercado internacional. Pero la realidad es que la inversión en arte contemporáneo se ha mantenido como una constante en las inversiones de grandes fortunas durante el tiempo.

Lo afirma Enrique del Río, director de la galería Río & Meñaka Gallery: «Igual ahora hay más fortunas que centran su atención en este tipo de inversiones que antes y a lo mejor ahora es más visible que antes, pero el arte contemporáneo siempre ha sido bastante constante. Los datos de las inversiones en arte están ahí y hay mucha confusión en lo que es invertir en arte contemporáneo. Si analizas la inversión, que parece muy difusa, en realidad está muy estipulada.»

‘Passion investments’, invertir en arte por el retorno social, personal y de estatus

«Florentino Pérez, por ejemplo, no invierte meramente en el Real Madrid por el fútbol o por el dinero, sino también por la posición social, el estatus, los contactos…»

«Tendemos a analizar exclusivamente la inversión en arte como si fuese un valor líquido en bolsa, con parámetros meramente económicos» y no es así, subraya del Río. Si pensamos en el arte no sólo como algo bonito, sino también como una forma de invertir y ganar dinero, entonces tenemos que adentrarnos un poco más en cómo funciona esta arteria del mercado de las inversiones.

Alan Sastre. Obra: El Augurio. (Foto: RÍO & MEÑAKA Gallery)

Las grandes fortunas pueden invertir en muchas cosas: en casas, en edificios, en empresas, en fondos de inversión… Pero hay un tipo especial de inversión que nos enseña Enrique del Río, llamada passion investments o inversiones por pasión.

Debemos entrar entonces en la definición. Cuando juzgamos el arte, hay que juzgar las inversiones por lo que son «y para juzgar las passion investments hay que tener en cuenta el lado personal, donde vemos cómo la mayoría de las personas invierten en arte por el retorno social, personal y de estatus. Son sólo cualidades que te dan las passion investments».

Una tendencia a la alta entre las fortunas deportivas

«Lo que ocurre en arte es que no juzgamos esta inversión como deberíamos. Nosotros queremos invertir en una casa que nos apasione y que se revalorice»

Entremos en la definición de passion investments a través de ejemplos. Uno de los más representativos lo encontramos en Sergio Ramos, también en línea con la diversificación de proyectos y la inversión en arte. Vamos a centrarnos en esta última, en el arte contemporáneo. Ramos fue uno de los primeros en hacer ruido dentro del deporte de masas sobre este tipo de inversiones y es que su colección de arte contemporáneo es algo que ha despertado la atención del público. Contando, ni más ni menos, que con piezas de artistas como Banksy o Juan Genovés.

Sergio Ramos con uno de los cuadros de su colección. (Foto: @sergioramos)

«Florentino Pérez, por ejemplo, no invierte meramente en el Real Madrid por el fútbol o por el dinero, sino también por la posición social, el estatus, los contactos…». Y muchos famosos han seguido sus pasos de cerca. David Beckham o Gerard Piqué son otros de los que han invertido grandes sumas de dinero en deporte.

Beckham, como socio cofundador del equipo de fútbol Inter de Miami, donde han ido a terminar su carrera futbolística grandes figuras como Leo Messi o Jordi Alba. Mientras que Piqué sí que es un ejemplo más claro de diversificación. Su caso no solo se ha centrado en el fútbol, con inversiones en nuevos equipos como el Andorra o formatos más mainstream (la King’s League). En su caso la diversificación en inversiones se ha centrado también en tenis, cuya relación empezó en 2018 cuando su empresa, Kosmos, adquirió la organización de la Copa Davis.

David Beckham. (Foto: Getty)

La diferencia entre compra o inversión está en el asesoramiento

«Son inversiones de medio/largo plazo y que fluctúan en base a agentes externos como la trayectoria del artista»

En el arte lo que ocurre es que «nos empeñamos en que la inversión tiene que ser algo que me guste y algo que vaya a darnos beneficios a la larga«, explica del Río. Momento en el que entramos en el punto de plantearnos si esa pieza la adquirimos como compra o como inversión. «Muchos de los ejemplos son de la gente que compra arte, que cae en que no se haya revalorizado», sintetiza del Río.

Es importante saber que cuando inviertes en arte o en cualquier otra cosa, cada inversión tiene sus características. «Lo que ocurre en arte es que no juzgamos esta inversión como deberíamos. Nosotros queremos invertir en una casa que nos apasione y que se revalorice. Cualquiera que invierta en inmobiliario sabe que esto no es así: tú puedes tener 20 pisos rentables y vivir de alquiler, o tener una única casa que esté en el sitio en el que tú quieras estar».

Esto es igual y esta comparación precisamente lleva a la gente que trata de invertir en arte en el primer error: «Lo que hace mucha gente es invertir en arte con los parámetros de inmobiliaria sin conocer las características de la inversión en arte».  Entramos entonces «en casos de personas que invierten en arte sin pasión, lo hacen como inversión pura y dura y encuentran el retorno esperado».

Y es que el arte tiene una característica que juega en la contra de quienes buscan invertir igual que en bolsa: no es una inversión de dinero líquido. «Son inversiones de medio/largo plazo y que fluctúan en base a agentes externos como la trayectoria del artista».

Artista Vito Campanelli. (Foto: GettyImages)

Donde entra en juego una figura clave para poder dar con el tipo de inversión necesaria: el asesoramiento. No es un sector fácil de entender, de ahí que «un buen asesoramiento marque el éxito o el fracaso de las inversiones«. Apuntando que el éxito no es inmediato pero puede ser económicamente muy rentable.

Un mercado seguro

«Cuando hay inestabilidades y volatilidad, el arte y el oro son mercados que tienen otras reglas que no dependen tanto de escenarios económicos»

Hay otro motivo por el que las grandes fortunas se están centrando en el arte y es la escalabilidad del mercado. «Esa escalabilidad de precio no la veo en ningún otro sector, salvo que sea un pelotazo». Si antes señalamos las cifras en las que se encuentra actualmente el mercado del arte internacional, Enrique del Río subraya que se debe a que el arte es un mercado que debemos analizar al margen del resto. 

«Cuando hay inestabilidades y volatilidad, el arte y el oro son mercados que tienen otras reglas que no dependen tanto de escenarios económicos. Tienen otros patrones más internos que en momentos de crisis se vuelven más estables. Y esta gente tienen el problema de que muchas veces les cuesta más tener el dinero en el banco que invertirlo».

Obra de Alexander Calder, ‘Animal Negro’. (Foto: GettyImages)

La ‘startup’ del arte

El arte contemporáneo, a diferencia de otras épocas, tiene el valor similar al mudo startup, «son talentos que se están descubriendo y que el valor al aumentarse sea algo real.» Lo que ocurre en este mercado, según del Río, «es que puedes coger a una persona joven, esperar y que en 20 años se multiplique por 100».

No tiene más que ver con temas culturales, sino con el hecho de que son inversiones en las que partes de perfiles desde cero con la posibilidad de grandes retornos. Por eso del Río afirma que invertir en arte contemporáneo «puede ser más arriesgado pero, si te sale bien, te da más retorno, como una startup«.