Dra. Espí sobre el cambio radical de Victoria Federica: «Ha afinado su rostro de forma inteligente»
En sus últimas apariciones públicas, Victoria Federica ha acaparado todas las miradas con un rostro visiblemente más estilizado y armónico, lo que ha desatado rumores sobre un posible retoque estético. ¿Qué se ha hecho este verano la sobrina del rey Felipe VI? ¿Está siguiendo los pasos de otras influencers que apuestan por tratamientos sutiles pero efectivos? Para despejar dudas, consultamos a la médico estético Dra. Sonsoles Espí, quien ya analizó hace unos meses los retoques de María Pombo.
En plena temporada de bodas, vacaciones y planes al aire libre, hablamos con la doctora Sonsoles Espí, directora médica de Holaglow y médico estético, para entender cómo funcionan este tipo de tratamientos que se están haciendo las celebrities, y por qué cada vez más personas apuestan por este nuevo cuidado de la piel: sin retoques extremos, pero con resultados que se notan (y mucho).
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«Cada vez más mujeres (famosas o no) entienden que la piel necesita un mantenimiento profesional, como el pelo o la dentadura. El objetivo no es transformarse, sino verse bien, con buena cara, natural y luminosa», explica la doctora Sonsoles Espí.
Este tipo de tratamientos han dejado de ser algo puntual para convertirse en rutina. Ya no se reservan para antes de una boda o una alfombra roja. «Hoy muchas clientas se hacen un tratamiento facial profesional cada mes. Es su momento de autocuidado, de parar, de invertir en su piel», señala Espí. Y en verano, cuando la piel está más expuesta al sol, al cloro o a la sal del mar, cuidarla se vuelve aún más importante.
La piel perfecta como símbolo de estatus
No es casualidad que las fotos de primer plano de Victoria Federica siempre muestren una piel uniforme, sin rojeces ni imperfecciones, y con ese efecto jugoso tan buscado. Lo que antes se atribuía al maquillaje o al buen ángulo, hoy tiene más que ver con tratamientos como la radiofrecuencia, el ultrasonido focalizado o las limpiezas profundas con aparatología avanzada.
«El objetivo no es borrar la expresión, sino potenciar la salud de la piel. Cuando la piel está equilibrada, bien hidratada, con una buena microbiota y sin poros congestionados, se nota a simple vista. Ese es el verdadero glow«, afirma Espí.
Aunque todavía hay quien asocia los tratamientos estéticos al retoque, lo que triunfa ahora es justo lo contrario: cuidarse sin cambiarse la cara. Especialmente en esta época del año, donde una piel sana y bonita habla por sí sola.
«Hay un cambio generacional clarísimo. Mujeres jóvenes, muy informadas, que no quieren rellenos ni cirugía, pero sí verse bien, tener buena textura, prevenir arrugas futuras… Y que buscan resultados visibles sin artificios», apunta la doctora.
‘Glow’, ‘lift’… La nueva jerga del cuidado facial
En lugar de bótox o ácido hialurónico, las nuevas estrellas del cuidado facial se llaman glow, detox, powerlift, skin resurfacing o dermalux. Términos que suenan a spa de lujo, pero que en realidad responden a protocolos técnicos, basados en aparatología médico-estética.
«Uno de los más demandados es el ‘Glazed Skin’, que se inspira en ese efecto glaseado que puso de moda Hailey Bieber»
«Uno de los más demandados es el Glazed Skin, que se inspira en ese efecto glaseado que puso de moda Hailey Bieber. Combinamos exfoliación, oxigenación, luz LED y activos regeneradores para conseguir un efecto inmediato de piel pulida, como de porcelana», detalla Espí.
Otros como el Glow Lift trabajan la flacidez del rostro sin necesidad de inyectables, o el Glow Detox, que realiza una limpieza profunda con vacío y tecnología de microcorrientes, ideal para pieles congestionadas o apagadas tras semanas de sol o cambios de rutina.
Y sí, las celebrities también los hacen. Aunque pocas lo cuentan abiertamente, son parte de ese cuidado silencioso que marca la diferencia.
El final de la trampa del filtro
En un contexto donde las redes sociales han distorsionado la percepción de la belleza, estos tratamientos se presentan como una herramienta para reconciliarse con la imagen real. Y más aún en verano, cuando las caras se ven sin maquillaje y bajo la luz del sol.
«Mucha gente viene al centro diciendo: Quiero verme como cuando uso el filtro de Instagram, pero en persona«. Y nuestra respuesta es: no necesitas parecer otra, sólo necesitas que tu piel esté bien cuidada, hidratada y luminosa. Eso cambia todo», dice la doctora Espí.
Más que vanidad, lo que hay detrás de este boom es una nueva cultura del cuidado personal, donde la belleza se asocia a salud, autoestima y prevención. Ya no se trata de corregir, sino de anticiparse.
«A los 20 puedes hacerte tratamientos para limpiar y mantener la piel. A los 30 empiezas a trabajar la prevención de arrugas. Y a los 40-50 te centras más en reafirmar y regenerar. Pero siempre con el foco en respetar tu rostro», asegura.
En esta nueva era de pieles reales y filtros desactivados, las expertas lo tienen claro: menos intervención, más mantenimiento.
«No buscamos la perfección irreal. Buscamos una piel que respire salud, que aguante bien el paso del tiempo y que no dependa del maquillaje para estar bonita», concluye Espí.
«Victoria Federica ha afinado su rostro de forma muy inteligente»
¿Y Victoria Federica? Aquí, según Espí, hay un antes y un después evidente… Pero impecable. «Victoria Federica ha afinado su rostro de forma muy inteligente. Se ha hecho una marcación mandibular sutil, proyección de mentón que era uno de sus puntos débiles) y soporte en pómulos. También se ha retocado el labio, pero con una técnica tan refinada que no roba protagonismo a sus rasgos. El resultado es un rostro armónico, estilizado y muy elegante».
Para Espí, estos casos ejemplifican una nueva corriente: mujeres jóvenes que no buscan esconder la edad, sino acompañar su evolución facial con tratamientos adaptados, respetuosos y estratégicos.
«Hay huella estética, claro que sí, pero es una huella estética buena. No es una cara hinchada, ni un rostro cambiado. Es una mejora controlada, que embellece sin deformar. Y eso es lo que queremos transmitir desde nuestro sector: no se trata de hacerte cosas, sino de saber qué, cómo y cuándo».