Cuando hablamos de moda, se entabla una conversación sobre una de las industrias más complicadas del mundo. La exigencia y la mirada crítica de la galería se centran en las colecciones y no sólo en las tenaces palabras de los críticos que son capaces de alzar o denostar una colección, sino que te expones a la mirada de un público común. Hay muchos tipos de diseñadores, pero en ellos se debe encontrar un factor: el talento. Existe una seleccionada cantidad de material en video que nos demuestra su funcionamiento y, desde el September Issue de Anna Wintour o la serie de Balenciaga, hay un nuevo documental en Netflix que nos ha sorprendido y no esperábamos. Nos adentramos en el universo de Victoria Beckham.

La historia de la creadora británica ha dado muchas vueltas, pero lo que se ha cuestionado en varias ocasiones es: ¿es Victoria realmente diseñadora? La respuesta actual es evidente, aunque durante muchos años ha sido cuestionada hasta tal punto que su firma era un éxito o era un fracaso vestido con una cortina de humo muy bien estructurada. Con el documental no sólo hemos aprendido sobre la vida ya sabida de la británica, sino que se ha profundizado en todo aquello que nos hemos preguntado durante años sobre ella. ¿Realmente Victoria Beckham es así? ¿Sonríe? O incluso, ¿hay una Victoria que no conocemos?… Todas las dudas han sido resueltas.
- El triunfo silencioso de Victoria Beckham: 132 millones en ventas y cuatro años de crecimiento imparable
- Victoria Beckham crea una tendencia que será tu nueva obsesión: «Efecto pergamino»
Victoria Adams (ese es su nombre de soltera) era una joven británica que no tuvo una vida llena de lujos y tampoco era la más popular, pero eso la hacía diferente. Con los años, la creadora se fue formando en danza y canto, hasta que un día se convirtió en una de las piezas esenciales que daba vida a las Spice Girls, la girl band británica que más éxito ha tenido hasta el momento, con un mensaje que hablaba del poder femenino en unos años 90 en pleno cambio. Esto fue un sueño que tuvo su comienzo y su final, pero que se ha convertido en eterno.

Ese fue el momento en el que Victoria Beckham descubrió el mundo del lujo y los vestidos de Gucci por Tom Ford inundaban su armario. Es más, el mismo diseñador lo narra en el documental que se acaba de estrenar en Netflix. Uno de los momentos clave fue cuando la invitaron a su primer desfile y fue de la mano de la italiana Versace. La cantante narra cómo la casa italiana le envió un jet privado y le llevó a la tienda para escoger el look que quisiera para el desfile, pero la artista hizo algo que no gustó nada a Donatella Versace: «Victoria cambió un vestido y no me hizo gracia… Pero realmente ella conoce su cuerpo y he de reconocer que le quedaba espectacular». Ahí es cuando el fuego de la moda se encendió en el interior de la Spice pija.

Una ‘WAG’ amiga de Eva Longoria
A principios de los 2000, las Spice Girls desaparecen y la cantante pasa a ser lo que se llama una WAG (Wife and girlfriend), un calificativo dirigido a las mujeres de deportistas que no trabajan y sólo lucen su imagen. Ahí vimos una Victoria seria, fría y distante, pero todo tiene un motivo: la depresión. En el documental lo deja claro: «¡Sí que sonrío!», algo que despeja muchas incógnitas que han estado en la palestra durante décadas. Lo bueno que sacó de esa época era una amistad con Eva Longoria, la cual sigue a su lado y acompañándola en cada paso de su negocio.

Roland Mouret, una pieza clave
Los 2000 fueron una década interesante para David y Victoria Beckham, puesto que la moda dosmilera dominaba su armario y fueron auténticos iconos. La Spice Girl quería entrar en el mundo de la moda y los diseñadores dominaban su vestidor. Nunca olvidaremos los Birkin con los que nos deleitaba, además de los Gucci por Tom Ford y los vestidos del que sería la pieza clave de esta historia: Roland Mouret. El diseñador francés dio la mano a la creadora en su sueño de ser alguien en el mundo de la moda, pero… ¿Sabía dónde se metía? Muchos dicen que no, aunque nuestra respuesta real es sí.

Victoria Beckham como marca
La primera colección de la británica fue pequeña y se presentó en una suite en el renovado hotel de Nueva York, Waldorf Astoria. Como bien relata Victoria Beckham: «Estaba asustada, los críticos llegaban, se sentaban, la vieron y se fueron sin decir nada». Algo que parecía una catástrofe, pero que resultó ser una llave a su mundo deseado. Las mentes ilustres de la moda le dieron el aprobado. Las presentaciones, al igual que las colecciones, fueron ‘in crescendo’, pero todo camino tiene sus baches.

«Cuando me enteré de que Victoria Beckham quería meterse en el mundo de la moda, me dieron ganas de llamar y preguntarle si estaba loca»
Mientras que la industria estaba dominada por mentes increíbles, hubo un momento en el que las famosas quisieron su espacio en esta complicada industria y, desde Paris Hilton, pasando por Nicole Richie o incluso Jessica Simpson, todas presentaban colecciones. En cuanto al resultado, es algo que es mejor obviar. Como bien dice Tom Ford en el documental: «Cuando me enteré de que Victoria Beckham quería meterse en el mundo de la moda, me dieron ganas de llamar y preguntarle si estaba loca». Es una industria que viste a todos, pero el backstage no es para cualquiera.

El beneplácito de Anna Wintour
Tener la bendición de la persona más poderosa de la industria de la moda es algo muy importante. Victoria Beckham lo intentó durante muchas temporadas, pero el escepticismo podía a las mentes. Una cantante, mujer de un futbolista y que quiere ser diseñadora, una fórmula que no es ideal. Después de ver la primera colección, Anna Wintour es muy contundente en su discurso y lo espera de manera clara: «Victoria Beckham nos demostró que nos equivocábamos con ella», confiesa. Además, asienta: «La conocía como una Spice Girl y admirábamos su compromiso con la moda, pero la mayoría de famosas que se involucran en nuestro mundo no son auténticas diseñadoras. Pensé que era una afición, no me lo acababa de creer».

Auge, caída y millones perdidos
La rueda comenzó a dar vueltas, pero, como bien dice Roland Mouret en uno de los capítulos: «Hay que saber cuándo pisar el freno». Algo que la creadora no hizo. David Beckham, su marido, era uno de los inversores y el primero que le apoyó de manera económica. La firma crecía por temporadas y cada vez se requerían más recursos, algo que se descontroló y se creó una deuda de más de 10 millones de euros. El exjugador del Real Madrid lo cuenta alto y claro: «Llegó un momento en que el dinero salía y veía que no volvía. Aunque le dije a Victoria que le iba a apoyar en lo que fuera, llegué a estar muy asustado”, confiesa.

Victoria Beckham está de vuelta
Cuando una marca trabaja con un crecimiento tan frenético, hay peligro de perder ese je ne sais quoi y simplemente hacer. Una colección no es crear tendencias, no es dibujar, coser, pasarela y vender, es plasmar una esencia. Si Victoria Beckham ya no tenía a Victoria Beckham, ¿qué quedaba?

«Era un desastre, el peor negocio que existía: muchas pérdidas y sin beneficios»
El miedo se apoderó de ella, hasta que apareció David Belhasen, su inversor. Este confiesa delante de las cámaras: «Era un desastre, el peor negocio que existía: muchas pérdidas y sin beneficios». Además, desvela: «Durante años ha tenido gente diciéndole lo que quería oír. Uno de los gastos era en plantas para la oficina y costaban 70.000 dólares al año y había alguien que iba a regarlas por 15.000 dólares. Ese era sólo el principio». Ahora Victoria reconoce todos estos errores: «Permití que pasara. A la gente le daba miedo decirme que no. Asumo mi culpa».

Al margen de los trastornos alimenticios y de una imagen que, en muchas ocasiones, no le ha beneficiado, este documental le ha hecho un gran favor a Victoria Beckham. Ahora no sólo conocemos a la mujer de David Beckham y ese personaje que se escondía detrás de vestidos apretados y prótesis excesivas, sino que conocemos a la empresaria, mujer, madre y líder. Una joven británica que se hizo famosa por cantar y que, da igual lo que pasara, ha perseguido su sueño hasta que lo ha conseguido y se ha ganado el respeto absoluto de la industria de la moda, creando un imperio de 575 millones de euros.