Hace mucho tiempo comenzó a pasar que, cuando buscabas en redes fotos de street style, había un patrón común en todas ellas, un bolso rígido con formas rectas y acentuadas que atraía la curiosidad de todos los insiders. No existían apenas campañas y era difícil de encontrar, por lo que se podría deducir que era una pieza de moda exclusiva de una marca nicho, que tampoco quería la fama de las marcas de lujo habituales. Su forma era su distintivo, pero el logo no se visualizaba y ahí surgió la paradoja de cómo todas las estrellas del star system habían decidido llevar esas piezas tan sobrias, depuradas y discretas. La respuesta es muy simple, dos amigas procedentes de Colombia que diseñaban estos accesorios en nuestro país, en la ciudad de Barcelona y los producían en el paraíso de la industria de la moda en España, Elche, bajo un nombre, M2Malletier.
- Goyard, la marca francesa de lujo que no vende por internet.
- Guo Pei, la diseñadora asiática cuyos diseños se exponen en el MET
En el 2012, Melissa Losada y Marcela Vélez, las cuales se conocieron estudiando en la prestigiosa escuela de moda Parsons, lanzaron al mercado su sueño, una marca de bolsos y mochilas con un aspecto peculiar que en poco tiempo se iban a convertir en un objeto de deseo de todo el público. Un éxito que se basó en una propuesta de moda que no estaba vista, con un accesorio metálico al que denominan “needle”, inspirado en la medicina medieval, con aire atemporal para que el uso en su vida, sea eterno.
Un estilo sobrio, depurado y discreto que es donde reside su esencia estética en la escultura y la arquitectura, donde las diseñadoras practican una pureza estética mesurada, asemejada al lujo silencioso, del que nace un producto carismático, poco habitual y de excelente calidad.
Que el producto sea bonito no es suficiente, sino que, si a nivel empresarial no se sabe ejecutar de forma correcta, la belleza tiene una fecha de caducidad asignada. En este caso, ambas diseñadoras pusieron mucho cuidado a la parte de estrategia de negocio, de tal forma que, en 3 temporadas, consiguieron posicionar la marca a nivel internacional, hasta el punto que aclamadas webs como Net-à-Porter o Moda Operandi, compraban para vender sus colecciones y así formar parte de su selecto elenco de diseñadores.
La distinción del accesorio se caracterizaba por las formas arquitectónicas y el finalizado en cuero, pero su asa metálica es la que le atribuye ese punto identificativo. La idea era al empezar la marca era desarrollar un herraje que fuera distintivo y tenían claro que no podía ser similar al de las otras marcas, de ahí la inspiración del asa de los maletines médicos en la época medieval en dorado, un proceso que les llevó bastante tiempo.
Estas dos amigas no tenían la misión en concreto de ser una marca global con campañas en casa esquina, si no que querían conservar la esencia exclusiva de la firma, esa diversión por la que comenzaron y que el usuario realmente compre sus productos, porque realmente lo quieren.
Una vez las creaciones desarrolladas, cuando la marca aún no estaba en las tiendas, la actriz Kate Bosworth fue la primera que vistió uno de sus afamados accesorios, una estrategia muy inteligente, ya que no querían una fama desmedida, pero sólo la visibilidad de la actriz con uno de sus diseños era suficiente. Posterior a eso, otras personalidades como Cate Blanchett cayó enamorada de su estética. Nombres reconocidos como Eugenia de York, Nicole Kidman, Millie Bobby Brown o Rosie Huntington-Whiteley, entre otras muchas, ¿lo curioso? No había repercusión en redes, sus fundadoras sólo querían algo más simple, que ellas lo vistieran.
En la actualidad, la marca se vende en más de 15 países, en los retailers más importantes del mundo y, según últimas cifras, venden más de 10.000 bolsos al año.
