No es nuevo que las caras conocidas se den la mano con marcas de renombre para promocionar estas. Lo hemos visto en varios casos y, desde Tom Holland con Prada o Charlize Theron con Dior, son muchos los que representan lo que puede ser la esencia de una firma. Pero también casos en los que el negocio de una celebrity se da la mano con una marca reconocida a nivel internacional. Esta mezcla puede ser algo explosivo y es lo que sucedió el pasado viernes 26 de septiembre cuando se dieron la mano Nike y Kim Kardashian.
Su nombre le dio fama a su familia (además de su padre, que fue el abogado de O.J. Simpson), gracias a su amistad con Paris Hilton y, con el tiempo, su apellido se ha ido convirtiendo en sinónimo de éxito en los negocios, llevando el nombre Kardashian al Olimpo del mundo empresarial. Su hermana Kylie es una de las mayores empresarias del universo de la belleza, sus hermanas Khloe y Kourtney están enfocadas al wellness, Kendall Jenner a ser una de las mejores modelos del momento y su madre (o momager, como la llaman ellas) gestiona y lleva al éxito cada proyecto.
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Kim Kardashian ha recorrido la belleza y el bienestar, hasta que se ha dado cuenta de que la moda era lo suyo. En 2019, se dio la mano con Jens y Emma Grede, con el objetivo de crear una marca capaz de generar prendas moldeadoras de mujer, para cuando se hace ejercicio. De ahí nació Skims, un concepto que se alejaba de las prendas creativas y se acercaba a la funcionalidad.
No era el primer emprendimiento de Kim Kardashian y es verdad que el público no se lo tomó muy en serio al principio, pero hubo algo a su favor y fueron las redes sociales. Y es que, en resumidas cuentas, no hay nada mejor que un video en Instagram o TikTok de una persona en la que tú te veas reflejada, probando la prenda y viendo sus efectos en directo. En sólo un año, la firma generó 750 millones en ventas, siendo rentable en un muy corto plazo de tiempo y, en 2023, fue valorada en más de 4.000 millones.
A Kim Kardashian no le interesa la estética deportiva, pero…
Pero el éxito de la marca no termina aquí. El pasado viernes, se desveló una de las alianzas del mundo de la moda que ha hecho temblar el entramado empresarial del retail. ¿Quién lo iba a decir hace una década? Kim Kardashian creando una marca de la mano con Nike. La idea de juntar ambas firmas era simple y el primer denominador común que tienen es la actividad física. Lejos de la colaboración que hicieron con Louis Vuitton, a Kim no le interesa la estética deportiva, pero sí el público que practica deporte, algo que Nike se lo facilita sin problema.
Para presentar la colaboración, se ha creado la campaña Bodies at work, dirigida por la directora de cine americana Janicza Bravo, que incluye a más de 50 atletas femeninas, desde olímpicas como Jordan Chiles y Sha’Carri Richardson hasta la exjugadora de tenis Serena Williams. Kim aparece en él, pero no como una famosa más, sino como parte del elenco.
La primera colección está compuesta por siete líneas y 58 siluetas, que pueden crear hasta 1.000 combinaciones posibles, y las más reclamadas son Matte, Shine y Airy, concebidas para acompañar actividades físicas y vida diaria. Los tejidos no tienen costuras, comprimen y transpiran de una manera efectiva, llevando a las prendas a un coste de entre 38 y 150 euros.
Muchos siguen pensando que esto es una colaboración o una colección cápsula, pero esa idea hay que sacarla de la cabeza. Es una marca independiente que han lanzado Nike y Skims (NikeSKIMS), siendo un hito en el mundo retail bastante remarcable, con un equipo de diseño exclusivo y una estrategia de crecimiento a gran escala. El patrimonio de Kim Kardashian, actualmente, es de 1.700 millones, pero, con esta alianza, se puede doblar en menos de dos años.
