Isabella Potí, la ex modelo milenial con una estrella Michelin: «Soy madre, chef e influencer»
La gastronomía es cultura, o al menos así lo entienden en muchos países del mundo. Hablamos de gente que desarrolla auténtica alquimia, que cautiva las papilas gustativas de cualquier comensal. Aunque parezca mentira, la moda y la cocina tienen relación, son dos artes muy minuciosos y el resultado es algo digno de ver (o saborear). Una representación de esta historia es la joven chef Isabella Potí, quien abandonó la moda por la cocina y hemos tenido el placer de poder entrevistarla.
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Con una carrera formada en el mundo de la moda y una proyección en la alta costura, la joven italiana de 28 años dejó atrás el mundo de la moda para meterse entre fogones y experimentar con el complicado mundo de la gastronomía. Potí creció rodeada de naturaleza con unos productos de proximidad, los cuales iban del campo a la mesa. La leche la conseguía de una vaca que tenían los vecinos y las fresas silvestres con las que comía procedían del huerto de su abuela.
Tenemos curiosidad por saber quién es esta joven y se lo preguntamos. «Soy madre, chef e influencer y amo todas esas partes de mí con toda mi alma. Durante estos años, mis roles en la cocina han ido evolucionando y cambiando, con el único objetivo de convertirme en un referente para todas aquellas mujeres jóvenes que quieran adentrarse en el mundo de la cocina». Una forma muy inteligente de poder usar su fama, con el objetivo de que las próximas generaciones tengan una guía para desarrollar sus vidas profesionales.
Su imagen es muy delicada y su estética es la de una modelo digna de las páginas del Vogue francés, pero ella nunca se llegó a considerar una modelo en sí. «Realmente no me considero modelo. Soy yo misma y soy una chef que hace campañas para marcas de moda. Es como si a Cate Blanchett, por ejemplo, la consideraran una modelo. Soy chef, por lo que ¿por qué me tendría que considerar modelo?»
Su cocina es clásica, pero tiene toques contemporáneos y juega con un minimalismo que demuestra una gran destreza, siempre con un producto de mercado y local, que promulga una idea que tiene sobre la pureza del producto. Es lo que hace sus platos diferentes y que su cocina sea un éxito, puesto que siempre está creando nuevas recetas y tiene una identidad bastante fuerte. Además, cuando pruebas un bocado de sus platos, puedes saborear la pureza del producto de la región de Salento.
Aunque parezca mentira, esta joven tiene una estrella Michelin desde 2019, cuando no tenía ni 25 años y conquistó a los críticos de la guía. Le preguntamos cómo la consiguió: «En mi opinión, creo que uno de los puntos críticos es trabajar sobre la imagen que tiene el público de ti, además de los platos que creas. Es una gran cantidad de aspectos que hay que tener en cuenta, equilibrando unos con los otros, pero no existe una fórmula concreta».
Los reconocimientos se consiguen cuando haces algo con ganas, con pasión y es que Isabella Potí tuvo una infancia muy vinculada a la cocina, puesto que una de sus actividades favoritas era pasar tiempo en el bosque y, en muchas ocasiones, los productos que recogía con su familia eran para cocinarlos en casa. Eso es algo que heredó y es que le encanta cocinar para que los demás vivan una experiencia única que les guarde un buen recuerdo.
Observando sus platos, los sentidos se nos despiertan y nuestro cerebro comienza a trabajar, intentando identificar en ellos diferentes influencias, sus formas e incluso cómo ha sido el proceso de creación de platos cuidados de principio a fin. A Isabella le encanta cocinar y hacerlo para otros es una de sus pasiones. Su momento favorito es seguir sus procesos creativos, los cuales son muy estrictos, y todo comiendo con el sabor de Salento y, después, las técnicas son las que terminan la receta. Ella piensa en los ingredientes como esencia y eso es lo que hace que puedas saborear la perspectiva que tiene ella sobre la región.
Seguimos conversando con ella y los chefs siempre tienen una inspiración detrás, pero Isabella cuenta con una delicadeza característica y una forma muy propia de entenderla, puesto que le sale de corazón. Uno de los puntos esenciales que comenta es que los platos siempre tienen que ser explicados, puesto que el comensal necesita saber de dónde viene la inspiración y de dónde nace la idea. De esa manera, el plato ya no te sabe igual, sino que ya saboreas lo que tiene el chef en mente.
Los tiempos han avanzado y la cocina no tiene dueño, los fogones pertenecen a aquellos que quieren hacer su trabajo con pasión y quieran mostrar un punto de vista diferente sobre la gastronomía. Isabella nos deja claro que da igual si eres hombre o mujer, porque si no tienes pasión, no funciona. «Una de las cosas curiosas que me pasan es cuando la gente me pregunta si soy yo la chef, e incluso si estoy al frente del restaurante. Menos mal que, a día de hoy, ya no tengo que responder a esa pregunta».
Le preguntamos cuál es la pregunta que siempre ha querido que le hicieran y que nunca se la han formulado. La respuesta es contundente: «La única pregunta que no quiero que me hagan más es saber cómo me siento al ser una mujer chef. Ya no respondo a esa pregunta, me la han preguntado en varias ocasiones y es una cuestión que no podemos tomar en serio en 2024». Valor, disciplina, buen hacer y amor por un producto puro es lo que ha llevado a esta joven a ser estrella Michelin, además de obtener otros galardones. Pero el auténtico premio es poder dedicarse a su pasión y a crear experiencias a través del paladar.