La moda se ha formado a través de los años y la evolución de la sociedad ha provocado un avance en la vestimenta, estilos y cortes de las prendas. Si echamos la mirada atrás, era impensable que una mujer pudiera llevar minifalda, escote o incluso algo tan básico como unos pantalones. Los diseñadores marcan las tendencias del momento y los medios de comunicación las avalan… o no. Los editoriales de moda son una parte importante de las revistas y de cómo mostrar ese avance: las combinaciones entre prendas, colores, texturas y estilos, todo ello misión de la dirección de moda del medio, que consigue crear sueños e inspiración. Detrás hay auténticos iconos, pero se mantienen ocultos, referentes de la moda que mueven los hilos de la industria por detrás. Cuando vemos los desfiles de moda vemos muchas caras conocidas en sus primeras filas, quienes ayudan a dar gran repercusión, pero ¿quiénes son las demás?. Bajo rostros anónimos y estilos impecables se esconden grandes talentos, pero hay una que destaca, un gran referente de la moda, una mujer que fue capaz de superar adversidades y posicionó a Vogue, revista denominada como ‘la Biblia de la moda’, en un estatus sobre el que no existe calificativo. Sé lo que estás pensando y no, no hablamos de Anna Wintour, hablamos de su mano derecha, la mujer que cambió la moda, Grace Coddington.
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Su imagen y aspecto es algo que podemos calificar como excepcional, puesto que la vemos como la extraña dama de la eterna compañía de la moda, que dibujaba frenética en una libreta apoyada sobre sus rodillas, sin una pizca de maquillaje sobre su rostro curtido y una melena roja despeluchada que sujetaba sin solución con una diadema infantil. Puede parecer una descripción extraña, pero es la perfecta para esta gran institución, una estilista épica con una de las vidas más fascinantes del mundo editorial, con los 80 años superados. Fotógrafos, modelos, creativos, futuros gurús del star system e incluso, a buen seguro, Anna Wintour, han mostrado el respeto que procesan hacia esta figura. En varias de sus famosas afirmaciones, cuando las revistas comenzaron a estar copadas por famosos e influencias, Coddington comentó, «Siempre he pensado que hay que concentrarse en el trabajo y no en toda la tontería esa de quiero ser famoso».
Empujó a Kate Moss al prêt-à-porter y colocó a Naomi Campbell, con 15 años, en su primera revista
La máxima que tiene la moda es mostrar esa imagen perfecta, ese idilio entre la persona y las prendas que viste . A sus 82 años, Grace Coddington lleva más de 45 apuntalando la historia reciente del negocio con sus composiciones estéticas, combinaciones de tejidos y recreaciones fantásticas convertidas en fotografías. Y no solo creándolas como la mítica estilista que es, maestra de varias generaciones, sino también protagonizándolas, es y seguirá siendo la creativa que la moda necesita para crear referencia. Cuando Vidal Sassoon inventó el corte cinco puntas, lo hizo sobre su melena pelirroja. Cuando Calvin Klein impuso el minimalismo como estética, ella conformaba el equipo creativo de la firma. Cuando Tifanny’s quiso dar un aire nuevo a su imagen, fue ella la que compuso su arte completo, volviendo a poner a la marca en el mapa de la actualidad.
Es y seguirá siendo la creativa que la moda necesita para crear referencia
Su gusto visual y su definición de su característica estética se plasmaba en la pequeña Grace. Ella prefería tebeos y cuentos infantiles como ‘Winnie De Pooh’ o ‘Alicia en el País de las Maravillas’, la cual dio pie a una se sus mayores sesiones de fotos cuando plasmó la historia mezclando grandes diseñadores con las modelos del momento. “Lo que me gustaba era ver la historia con imágenes, no con palabras”. De ahí probablemente surgiría esa preferencia por lo visual. En sus memorias describe que ella prefiere dibujar antes que escribir en los desfiles porque se queda mejor con lo que ha visto.
Los 80 y los 90 fueron los años de oro de la moda y ahí fue cuando comenzó la fiesta, puesto que ella fue quien vistió a John Galliano de reina de corazones, empujó a Kate Moss al prêt-à-porter y colocó a Naomi Campbell, con solo 15 años, en su primera revista, en definitiva, le debemos el devenir de la moda. Su figura también tuvo lugar en el cine, con la película ‘El diablo viste de Prada’ con la figura de Nigel, el director de moda de la ficticia Runway. Su actitud, forma de trabajar y su predisposición, era un espejo sobre la realidad de Coddington. Se podrían mencionar otras muchas referencias que le ha relegado la industria y cualquier palabra de estas es buena si sirve para explicar que Grace Coddington es única en su especie. El mundo la conoció gracias al documental The September Issue. ¿Quién era esa pelirroja sin trazas que enmendaba la plana a una imperturbable, distante, todopoderosa e implacable Anna Wintour? Su nombre era una referencia en la industria. Pero ¿y el público?
Seamos realistas, si buscamos por internet y vemos cualquier imagen suya, podríamos decir que es la antítesis de la moda y la tendencia, pero no es como nos lleva la ropa a nosotros, es como nosotros llevamos la ropa. Además su mantra es que el negro, es el color del día a día por la elegancia que desprende, cosa en la que discrepa Anna Wintour, que es un color que prefiere evitar. Gracias a dicho documental, la audiencia se enamoró de ella y su vida cambió. Se convirtió en un personaje mediático a su pesar, aunque a raíz de esa popularidad, escribió una gran obra literaria, sus memorias, cuando ella nunca pensó que fuera ni «lo bastante vieja o lo bastante interesante» para hacerlo. La cinta, nacida con la vocación de aclarar ciertos aspectos de ‘El diablo viste de Prada’, enseñaba el proceso de elaboración del número más importante del año de la revista Vogue. Mientras todo estaba centrado en la imagen de Wintour, ensombreciendo su imagen de una forma ilustrativa, poco a poco el foco se posaba con una luz casi divina sobre Coddington. Y lo que iba a ser una oda al Goliat de la moda, acabó siendo un foco sobre el pequeño pastor David.
En su biografía cuenta su inspiradora trayectoria, comenzando con la salida de un pequeño pueblo al norte de Gales, Angelesey. De pequeña devoraba las revistas de moda de la época y se convirtió en un sueño que, pronto, se haría realidad. Años más tarde, Coddington salió de su casa para irse a una capital llena de oportunidades, Londres. Tras hacer un curso de protocolo en en la capital británica, se presentó a un concurso de modelos que convocó la edición británica de la revista en 1959. Fue el primer escalón para ir abriéndose paso, conociendo fotógrafos y viendo cómo trabajaba cada uno. Su vida se truncó en su momento más álgido, por varios motivos, siendo uno por el que estuvo dos años sin trabajar como modelo. A causa de un aparatoso accidente de tráfico, su párpado se partió por la mitad y, tras varias operaciones sucesivas para eliminar todo rastro, consiguió recuperarse. De ahí su aversión al bótox, el lifting y la cirugía estética. El otro sucedió a causa de unos hinchas de fútbol. Ella tenía un piso alquilado en Londres, cerca del estadio del Chelsea, un “equipo bastante agresivo, con unos seguidores acérrimos”. Coddington describe cómo se vio un día dentro de su Mini, alzado por los aires y arrojado de lado. Como consecuencia, embarazada de siete meses, perdió al bebé y en su libro cuenta que “Este suceso ha sido uno de los más traumáticos de mi vida”.
En el 1968, cruza la pasarela de la moda y deja el ámbito del modelaje para comenzar su carrera como estilista en Vogue UK. Allí hizo equipo junto a los mejores fotógrafos del momento y recorrió el mundo de producción en producción. La pelirroja abandonaría la publicación en 1987 por un contrato como directora de diseño en Calvin Klein, pocos meses después de que Anna Wintour, la actual directora de Vogue USA, fuera nombrada directora de la cabecera. Cuando, un año después, Wintour accedió a la dirección de la edición estadounidense, Grace llamó para felicitarla y Anna le propuso que se uniera a su equipo, formando un tándem que ya es icónico gracias, en gran medida, al documental que muestra la vida de la revista. “La gente en la calle se dirige a mí como si fuera la heroína de ese documental, yo creo que más bien se trataba de mostrar las tensiones creativas que experimentamos Anna y yo trabajando juntas”, comentaba Coddington en su libro al respecto de la repercusión que tuvo entre amantes de la moda y profesionales del sector.
Las memorias de Grace recogen varios momentos clave que han desarrollado su vida, como cuando ella formaba parte del equipo de Chloé, de cada temporada, era cuando su mayor fan y gran amigo, Karl Lagerfeld, iba al backstage, elegía uno de los accesorios fetiche para la temporada siguiente. Por aquella época solía unirse para cenar con el propio Karl, Antonio López, Pat Cleveland o Donna Jordan. Otra de las curiosidades es cuando Helmut Newton decidió plantar a Grace en una piscina. “Era para una sesión de fotos cerca de Saint-Tropez. La idea era captar un cóctel decadente, pero al final Newton dijo que la historia le aburría y decidió plantar a la editora en mitad de las fotos para darle más interés”, cuenta Coddington. Así retrató varias imágenes un tanto extrañas en las que aparecen las modelos vestidas de punta en blanco y Coddington flotando al lado en la piscina o andando en bikini y tomando cócteles.
Su trabajo no siempre fue un camino de rosas, es más, sus primeros viajes se convirtieron en un trabajo de alto riesgo. Ir a fotografiar a Rusia o China en plena guerra fría suponía jugarse el pellejo a la hora de las aduanas, sobre todo si trataban de pasar un trabajo que no había sido revisado previamente. “Quiero mucho a Vogue, pero no sé si tanto como para pasarme el resto de mi vida presa política en una cárcel rusa”, contaba en su libro cuando relata las hazañas que tuvieron que vivir para conseguir ese material. A China consiguieron viajar, tras largas y complicadas negociaciones políticas.
Años más tarde también tuvo sus pequeños relatos con la casa real británica, puesto que el hijo de la reina Isabel II iba a ser investido como príncipe de Gales. El fotógrafo elegido para hacer el retrato oficial a su Alteza Real en el castillo de Windsor fue precisamente Norman Parkinson, que pidió a Grace que le acompañara como ayudante. Carlos, “rojo como una remolacha” y ella, nerviosa porque “una cosa era arreglarse una misma y otra muy distinta, maquillar al futuro rey de Inglaterra” dio lugar a una divertida escena en la que era Carlos, sudando a mares, trataba de romper el hielo con una Grace obsesionada por respetar el protocolo. Parks les disparó una Polaroid en un momento en que le hacía un retoque, a lo que el príncipe de Gales le dijo con aire de complicidad: “Si robaras esa foto, apuesto a que podrías venderla por una fortuna”.
Describe la actitud de hierro de Anna Wintour en alguna anécdota bastante divertida, como cuando fueron a ver la película ‘Betty Blue’, al poco de comenzar su relación laboral. En la escena inicial aparece una pareja teniendo sexo durante unos cinco minutos con toda viveza y realismo. Grace, cada vez más nerviosa, se hundía en el asiento, mientras que Anna “seguía tiesa como un palo” afirma.
A pesar de su fama, Coddington guarda algunos recuerdos que sorprenden de la directora de Vogue, como cuando fueron a celebrar los cincuenta cumpleaños de Grace y como a Anna no le gustaba el retrato que le habían hecho en la tarta, le clavó las gafas al pastel para que no se viese. Dos personas con personalidades diferentes, pero complementarias. Aunque muchas pensaran que había rivalidad entre ambos pesos pesados de la moda, su relación de amistad ha pesado sobre todo y eso fue lo que llevó a que ambas dos, posicionaran la revista en la cúspide editorial y crear una amistad de lo más real.
Sus relaciones con el mundo de la moda eran algo fuera de lo común y todos los diseñadores creen n su visión de la industria y su avance, ella creó tendencia y a su edad, la sigue creando. Grace Coddington es y será, siempre, un icono de la moda, la mujer que lleva el timón.